Orbem: un micromundo para aprender sobre cuidado ambiental
La cuenca de los ríos Magdalena y Cauca, dentro de la que se encuentra la del río Grande y Chico, es un eje fundamental de desarrollo ambiental, social y económico. En ellas habita más del 70 % de la población de Colombia y se realizan actividades mineras, pesqueras y comerciales, entre otras.
“A raíz de su importancia y de los usos que se le dan, la macrocuenca Magdalena-Cauca enfrenta riesgos y problemas ambientales como la deforestación, la erosión y la vulnerabilidad ante la crisis climática”, señala Sergio Andrés Ospino Ricardo, magíster en Medio Ambiente y Desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín.
Según datos del Instituto Alexander von Humboldt, en 2020 un 78 % de la cuenca del río Magdalena presentaba erosión crítica, y en los últimos 40 años su volumen pesquero se ha reducido un 62 %. “Cuando hablamos de cuencas hidrográficas hacemos referencia a una forma de entender el territorio a partir del agua, en este caso dos ríos. Sin embargo, sabemos que allí no solo hay agua sino también árboles, suelo, aire, animales y seres humanos con unidades institucionales, políticas, económicas y culturales. A partir de esto último es que decimos que las cuencas hidrográficas también son sistemas socio-ecológicos”, agrega el magíster Ospino.
Teniendo esto como base, en su tesis de maestría se propuso evaluar el aprendizaje mediante el uso de un micromundo –un entorno virtual similar a los usados para el entrenamiento de pilotos de avión, en los que se recrean de manera realista las condiciones de vuelo y se les permite practicar y tomar decisiones–, y su potencial como herramienta de aprendizaje ambiental en una comunidad, para generar conciencia y toma de decisiones acertadas en la vida real.
“Los humanos solemos tomar decisiones partiendo de nuestros conocimientos y experiencias, por eso la educación ambiental es importante, máxime cuando entendemos que formamos parte de un sistema que se está viendo afectado. Con la tesis quisimos potenciar el aprendizaje en torno a la sostenibilidad, además de identificar las características individuales que influyen en ese aprendizaje y toma de decisiones”, precisa.
Para representar un mundo real complejo, los científicos emplean distintas fórmulas matemáticas, ecuaciones y variables. “La metodología que nosotros utilizamos se llama ‘dinámica de sistemas’, que analiza variables (causas) y efectos. Así logramos hacer una herramienta didáctica e interactiva, que ubica a los jugadores en una cuenca hidrográfica ficticia, pero basada en la realidad, y con un horizonte de tiempo que va del 2020 al 2040”.
Este micromundo, llamado Orbem, hace que, mediante botones y animaciones, los jugadores deban tomar decisiones relacionadas, por ejemplo, con qué creen que pasaría si se realizan procesos de educación ambiental o si se les paga a los habitantes por la conservación de los bosques. “Tras validarlo, lo pusimos en práctica con 50 personas de la cuenca del río Negro, en Antioquia. A ellas les hicimos un cuestionario antes y después de jugar, para evaluar si efectivamente habían adquirido conocimientos y determinar qué características individuales habrían influido en ese aprendizaje”, puntualiza el investigador Ospino.
Los resultados arrojaron que el aprendizaje fue significativo, con un nivel de confianza del 99 %, además de que sugirieron que el género, la tenencia de hijos y la formación en temas ambientales son tres de las características más influyentes en el aprendizaje.
“Las hipótesis para explicar esto las buscamos en otros estudios que hallaron, por ejemplo, que las mujeres tienen una autopercepción menor de sus propios conocimientos; así mismo, que las personas con hijos tendrían mayor facilidad para aprender porque les motiva asegurar un futuro mejor para sus descendientes; y quienes tienen alguna formación en temas ambientales tendrían mayor capacidad para comprender los conceptos presentados en el micromundo”.
Orbem fue pensado para que se pueda usar en cualquier lugar del país y el mundo con fines de educación ambiental. “Nos aseguramos de que fuera asequible incluso para personas sin formación universitaria. Sin embargo, sabemos que entre los retos está romper las barreras y diseñar, por ejemplo, plataformas que no necesiten de un computador o internet, como los juegos de mesa. Este es un primer paso para seguir avanzando en herramientas innovadoras que nos ayuden a comprender nuestro rol en el mundo, para cuidarlo y preservarlo”.