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Salud

Opción terapéutica de estimulación cerebral no afectaría el habla en los pacientes con párkinson

    Dicha enfermedad, que produce temblores, movimientos lentos o dificultades en el equilibrio, afecta a más 200.000 colombianos. Como una opción terapéutica para mejorar tales afectaciones motoras, se aplica la estimulación cerebral profunda del núcleo subtalámico, pero en otros países se ha observado que afectaría el habla de los intervenidos. Sin embargo, un estudio pionero en hispanohablantes, realizado en Colombia, mostró que esto no sucedió en ocho de nueve pacientes monitoreados durante un año, después de la cirugía.

    El núcleo subtalámico, o corpus Luysii, es un núcleo relativamente pequeño con forma de lente biconvexo; se ubica en un área muy pequeña que queda por debajo del tálamo, entre la cápsula interna y el hipotálamo, situado en la unión entre el diencéfalo y el mesencéfalo. Cuando esta zona recibe estímulos de corriente a través de unos electrodos se regula la actividad neuronal de los pacientes con párkinson, y por ende los síntomas motores.

    Los nueve pacientes del estudio –4 mujeres y 5 hombres– realizado por el fonoaudiólogo Nicolás Castillo Triana, magíster en Neurociencias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), se seleccionaron de manera rigurosa. Con cada uno se validó que estuvieran en el proceso de recibir el implante intracraneal para la terapia de estimulación cerebral con el objetivo de contrastar su habla antes y después de la intervención quirúrgica. A las personas las estaban tratando en el Instituto Roosevelt, uno de los centros nacionales de referencia para la realización de este procedimiento.

    “Sabíamos que el párkinson, por ser un trastorno motor, tiene consecuencias en el habla, pero quisimos indagar sobre cómo la estimulación cerebral afecta el habla de las personas que hablan español durante el primer año de tratamiento, pues hasta el momento predominan estudios que han descrito estas afectaciones a largo plazo, pero solo en otros idiomas”.

    La selección de los pacientes presentó ciertos desafíos debido a la baja frecuencia con que se realizan estas intervenciones en el país; en el Roosevelt se hace un promedio de dos mensuales.

    En el estudio, los participantes, con edades entre 49 y 70 años, se sometieron a un monitoreo constante tanto antes como durante un año después de la cirugía, con evaluaciones a los 3, 6, 9 y 12 meses después.

    El fonoaudiólogo Castillo explica que “se evaluaron aspectos como la fonación (producción de la voz), la diadococinesia oral (habilidad para realizar movimientos orales durante la articulación de los sonidos del habla) y la inteligibilidad, es decir qué tanto se entiende lo que dice el paciente”.

    Para ello utilizó un software que realiza análisis acústicos de la voz, y además contó con la colaboración de oyentes sanos que evaluaron la comprensión de las grabaciones de los pacientes.

    “También se grabó el habla de cada participante, pidiéndoles completar tareas de fonación sostenida y habla conectada contando todo lo que hicieron el día anterior. Durante este proceso tuvimos en cuenta dos condiciones: antes y después de que los participantes tomaran el medicamento para controlar los síntomas del párkinson”.

    Los resultados revelaron que aunque grupalmente no se encontró ningún patrón común de cambio en el habla después de la cirugía, sí se observó que algunos pacientes mejoraron en cierta medida el habla en el seguimiento posoperatorio, como la intensidad de la voz, mientras que otros mostraron deterioro en medidas como la inteligibilidad del habla.

    Así mismo se comprobó que, como en estudios extranjeros, los pacientes que tenían un compromiso en el habla antes de la cirugía tenían más probabilidades de empeorar en el habla después de la intervención.

    “Solo 1 de los 9 pacientes estudiados tuvo cambios muy marcados entre el antes y el después de la intervención. En el análisis vimos que, en este caso puntual, el paciente ya tenía un compromiso prequirúrgico en el habla y es por eso que consideramos que empeoró tras la cirugía en comparación con los otros participantes”, sustenta el magíster.

    “Al ver en estos resultados cambios en el habla altamente variables entre los participantes, consideramos que existen implicaciones significativas para el pronóstico y el manejo de pacientes con párkinson sometidos a cirugía de estimulación cerebral profunda, ya que se deberían realizar evaluaciones más precisas y personalizadas del habla antes y después de la intervención, y no en todos los pacientes el habla se vería deteriorada, por lo menos durante el primer año del tratamiento”, concluye.