Observatorio de Frontera, Territorio y Paz de la UNAL, 8 años forjando paz en la Orinoquia
Históricamente esta zona del país ha tenido una dinámica muy compleja de actores armados que han operado en la región: desde la fuerza pública hasta grupos ilegales como el ELN, las FARC, y grupos paramilitares. Al respecto, el politólogo Jonathan Ballesteros, líder del Observatorio, señala que “en algunos momentos estos diferentes grupos armado han convivido mientras en otros han estado en conflicto, y estos enfrentamientos han marcado a la región Orinoquia y a su gente”.
Por eso el compromiso del Observatorio se centra en la acción directa en las comunidades, que van desde semilleros de investigación, foros y talleres, acompañamiento en procesos de reconstrucción de memoria histórica y hasta en informes ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) evidenciando la participación activa de la UNAL con la paz y la dignificación de las víctimas.
Durante este tiempo se han realizado contribuciones para la paz, entre ellas el apoyo a la construcción de 5 informes ante la JEP (uno de ellos público y los demás confidenciales) que funcionan como aporte a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición, características de la justicia transicional, pues estos han nutrido los macrocasos y el entendimiento del conflicto armado en el país.
“Recordemos que la JEP forma parte del Sistema Integral para la Paz, y su mandato es hacer justicia transicional; en lo que acompañó el Observatorio fue precisamente en denunciar y visibilizar los hechos cometidos por las FARC y por el Estado en el marco del conflicto armado, pero sobre todo mostrar el impacto que han dejado los hechos, pues la misma comunidad es la que ha liderado los informes”, enfatiza el politólogo Ballesteros.
Entre otros aportes destacados se encuentran dos documentos de memoria histórica: “El Caracol, una historia que tú debes conocer”, que relata la masacre ocurrida en 2003 en la vereda El Caracol y “Memorias en Piedras”, que narra y analiza los impactos del conflicto entre 1986 y 2006 en Pore (Casanare), publicaciones logradas en trabajo articulado con la academia, instituciones públicas y la comunidad.
La labor del Observatorio de Frontera, Territorio y Paz no se limita a sus propios esfuerzos, ya que en este tiempo también ha trabajado en estrecha colaboración con diversas instituciones nacionales e internacionales, como la ONU de Derechos Humanos, la Misión de Acompañamiento al Proceso de Paz de la OEA y la Misión de Verificación de las Naciones Unidas y fundaciones de derechos humanos.
Además del vínculo directo con las comunidades locales para abordar los desafíos del posconflicto, entre ellas las mesas de víctimas, los consejos de paz y asociaciones campesinas, así como con comunidades indígenas de los pueblos hitnu y makaguan y excombatientes en proceso de reincorporación.
“Siempre hay aliados institucionales y comunitarios. Por ejemplo, en la elaboración de informes de memoria histórica colaboramos con la Fundación Instituto para la Construcción de la Paz (Ficonpaz), Cáritas Colombia y el Consejo de Paz del municipio de Pore”, destaca el politólogo Ballesteros.
“Nuestro trabajo con las comunidades es la base de todo lo que hacemos; son ellas quienes lideran los procesos de paz, los aportes del Observatorio no son solo nuestros”, añade.
La construcción de la paz en el país requiere un profundo entendimiento del pasado, pues el proceso de paz aún no termina; es crucial levantar esa memoria que está en el territorio y contar lo que no se ha dicho para que las futuras generaciones comprendan lo que pasó y así se abra paso a la reivindicación de las víctimas.
Actualmente el Observatorio trabaja en un proyecto conjunto con el Observatorio de Tierras del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri) de la UNAL, centrado en la caracterización de las asociaciones campesinas en Arauca. Este esfuerzo busca contextualizar la organización campesina en el departamento, destacando su lucha por los derechos humanos y la tierra.
El Observatorio de Frontera, Territorio y Paz planea continuar con su labor de documentación y divulgación de la memoria histórica, pues a lo largo de sus 8 años de existencia ha demostrado un compromiso inquebrantable con la paz y la reconciliación en Arauca, por ahora, pues espera contar con más capacidad humana y financiera para extenderse a más regiones, debido a la grandeza de territorio de la Orinoquia.