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Política y Sociedad

Nuevo rol de la milicia dificulta relaciones con los civiles

    La ampliación de las tareas de las fuerzas militares –contra el crimen organizado, las guerrillas y el narcotráfico–, más allá de su misión fundamental de defender la soberanía y la integridad territorial, se constituyen en la principal “piedra en el zapato” en las relaciones cívico-militares en América Latina.

    Durante el seminario “Las relaciones cívico-militares en América Latina”, organizado por el Grupo en Investigación en Seguridad y Defensa (Gisde), de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), el politólogo alemán Wolf Grabendorff, especializado en Relaciones Internacionales y Seguridad, aseguró que, ante la desaparición de los conflictos bélicos entre los países de la región, el peso de la función de las fuerzas militares en el continente es básicamente doméstico y eso origina problemas en su relacionamiento con la sociedad en general.

    El evento plantea desde diferentes realidades el panorama de los países de América Central y del Sur frente al tema.

    La charla fue transmitida en directo por canal de YouTube @TelevisiónUNAL e instalado por los profesores Hernando Torres Corredor, decano de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la UNAL y el director del Gisde, y Alejo Vargas, director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz de la UNAL.

    Según el politólogo Grabendorff, “la lucha contra diversos grupos ilegales se ha convertido en una nueva tarea de las fuerzas armadas, además de defender la soberanía nacional. El cambio profundo en el papel histórico de la milicia por el deber de asumir tareas para garantizar la gobernabilidad y que no impere el caos, crea tensiones adicionales en las ya frágiles relaciones entre ambos sectores. Las quejas de lado y lado son muchas”.

    Otra visión de los militares

    Además, el hecho de que diferentes sectores políticos y los Gobiernos legalmente constituidos usen a ese sector como símbolo de poder, ha cambiado la visión tanto de los militares como de la ciudadanía.

    Así mismo, la percepción de las fuerzas militares de lo que son también se ha visto afectado con la realidad actual, pues las funciones como control migratorio, seguridad en las ciudades y lucha contra la inseguridad, les da la sensación de que son permeables a la corrupción, como ha ocurrido recurrentemente en organizaciones civiles dedicadas a la seguridad ciudadana.

    El politólogo señala además que la solución para mejorar esta relación no es sencilla, pues depende de la realidad de cada país. Sin embargo, estrategias como la educación, sensibilización y adaptación a la nueva dinámica social ayudan a fortalecer estos lazos.

    “Aprender que solo creando puentes de concertación cívico-militar se puede garantizar la gobernabilidad de los países, que la sociedad y las fuerzas civiles entiendan que el territorio ha cambiado y que el papel de la milicia es decisivo en mantener el control, se debe adaptar la doctrina militar a esos nuevos procesos y educar a todos para lograrlo; Lo cierto es que se necesitan esfuerzos en ambas orillas” puntualiza.