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Según explica el rector de la U.N, profesor Ignacio Mantilla Prada, en el último Consejo Superior Universitario del año se presentaron noticias muy positivas para el país, como la creación del programa curricular en Ciencias de la Computación.
"Desde hace 50 años no se crea una carrera en la Facultad de Ciencias de Bogotá. También se abrirá en Manizales y Medellín conjuntamente con la facultades de Ingeniería", explicó el rector Mantilla.
El profesor Jaime Aguirre Ceballos, decano de la Facultad de Ciencias de la U.N. Sede Bogotá, manifestó que la creación de este programa es un paso histórico, y forma parte de la responsabilidad social que tiene la Institución.
"Estamos contribuyendo de manera permanente a la formación de calidad de los ciudadanos. Tenemos un grupo de profesores con una excelente capacidad académica que nos permite asumir esta responsabilidad con el país", comentó el decano Aguirre.
El Rector agregó que en la reunión también se abordó la aprobación del presupuesto para 2017. "Vemos con preocupación que el faltante es cada vez mayor. Pedí autorización al Consejo para que me permitan hacer unos ejercicios y poder atender el pago de la nómina de diciembre, que incluye el pago de salarios a profesores y administrativos. Tenemos un faltante de cerca de 19.000 millones de pesos", agregó el directivo.
Al respecto, el profesor Pablo Orozco, del Consejo Superior por designación de la Presidencia de la República, comentó que frente a estos recursos se tienen grandes debilidades.
"En el presupuesto hay problemas estructurales y es importante conseguir recursos adicionales. Se deben resolver temas internos que ayuden a que los recursos de la Universidad se mantengan viables y en crecimiento. Necesitamos apoyarnos más en sectores externos para garantizar el cumplimiento de la labor social que nos corresponde", agregó el profesor Orozco.
En el encuentro, el profesor Jaime Franky Rodríguez, vicerrector de la Sede Bogotá, presentó el resultado de la comisión que creó el Consejo Superior Universitario y el balance del estado actual de la planta física en la Ciudad Universitaria.
Para esto se tuvo en cuenta la complejidad de la infraestructura, considerando los 16 predios que tiene asociados la Universidad, como la Ciudad Universitaria, el Claustro de San Agustín, el Observatorio Astronómico Nacional, el Edificio de Las Nieves, el complejo de políticas públicas del Centro Gaitán, la Estación Roberto Franco de Villavicencio y los predios del CAN, entre otros.
Después se hizo una clasificación de las edificaciones de acuerdo con el estado de cumplimiento de las normas de sismorresistencia, en cinco categorías: nuevas y recientemente construidas (9 %), edificaciones que cumplen con las normas de sismorresistencia (8 %), las que se construyeron antes de la existencia de las normas de sismorresistencia (68 %), las que tienen algún tipo de reporte de falla como grietas en muros y asentamientos de pisos, y las que deben ser intervenidas desde el punto de vista de emergencia.
"Identificamos alrededor de 11 edificaciones que tienen reportes de mayor y menor gravedad. Algunas que hay que ponerlas en un orden de prioridad, y para otras debe plantearse un plan de intervención a mediano plazo", aseguró el vicerrector Franky.
El edificio de la Facultad de Artes y el Instituto de Ciencias Naturales están en situación de emergencia. En general sus fallas son producto de asentamientos, y en algunos casos problemas en materia de mantenimiento y adecuaciones de cubiertas.
"Hay que hacer una solicitud urgente al Gobierno para que haya un aporte significativo, que nos permita solventar el problema que tenemos actualmente. Vamos a seguir buscando recursos por todas las vías; ya está la Estampilla pro Universidad Nacional de Colombia y otras universidades públicas, esperamos que el Senado de la República apruebe la estampilla que va para las instituciones de educación superior públicas de Bogotá, que es compartida con la Universidad Distrital", agregó el vicerrector de la Sede Bogotá.
Frente a esto, el profesor Orozco comentó que este estudio permitirá programar las intervenciones en la infraestructura de largo plazo. "Es necesario priorizar con base en los objetivos y la visión de la Universidad. El proceso educativo viene cambiando rápidamente en todo el mundo y debemos tener claro qué tipo de infraestructura se necesita para la tarea académica del futuro y no solo lo que hoy demanda el estado actual de la institución", concluyó el docente.