No todo está dicho sobre las papayuelas: descubren nueva especie y datos de su origen
Los hallazgos permitieron identificar que una especie analizada, a pesar de compartir el mismo ADN con V. cundinamarcensis, es una variedad diferente que se distingue por no tener vellos, por lo que el autor la bautizó como variedad glabra, que significa lisa sin vellosidades. “Aunque ambas comparten el mismo ADN cloroplástico, morfológica y visualmente tienen mucha diferencia”, explica el investigador ecuatoriano Edison Aníbal Troya Armijos, candidato a magíster en Ciencias Biológicas en la línea de investigación en Biotecnología Vegetal de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira.
En principio el autor la clasificó como una especie conocida y la denominó como Vasconcellea heilbornii?,agregando un interrogante al final porque no estaba seguro, hasta que confirmó con los marcadores moleculares –que revelan características de un organismo– y encontró las similitudes genéticas con V. cundinamarcensis.En los próximos meses seguirá el protocolo para hacer la descripción y reportarla al mundo.
Los datos también desafiaron las hipótesis de estudios previos sobre el origen y parentesco del babaco, la especie más relevante de la familia que durante décadas ha llamado la atención de la comunidad científica por carecer de semillas y por su compleja genética, las cuales sugerían que era resultado del cruce ancestral entre la V. stipulata con V. cundinamarcensis.
Con la dirección del profesor Jaime Eduardo Muñoz Flórez, del Grupo de Investigación Diversidad Biológica, el investigador Troya determinó en el Laboratorio de Biología Molecular que “el babaco es un híbrido natural, siendo su posible progenitor paterno V. heilbornii var. fructifragrans, mientras que el grupo hermano V. heilbornii var. chrysopetala y V. heilbornii var. fructifragrans son su posible origen materno. Se trata de la única especie en su género que no tiene semillas a nivel evolutivo”.
Esta característica planteó un reto para la investigación, que permitió obtener un resultado inédito. El autor obtuvo semillas viables de babaco mediante cruces controlados entre especies de Vasconcellea, algo que no se había logrado en investigaciones anteriores. Estas germinaron y dieron lugar a plantas fértiles, produciendo tres morfotipos (especies del mismo género), lo que indica una variabilidad genética significativa dentro del género.
Los valles andinos en Suramérica, con su rica biodiversidad y microclimas variados, fueron el escenario principal para determinar el árbol filogenético –equivalente al genealógico– de la familia de las papayuelas originarias de la región, primas lejanas de la papaya. La investigación abarcó especies que crecen entre los 967 y 3.200 msnm, con temperaturas moderadas y climas fríos a templados, ideales para la diversidad biológica de esta fruta, deseada por sus exquisitos sabores y aromas, y por sus propiedades medicinales y culinarias.
En el sur de Ecuador se han descrito 16 de las 21 especies de papayas de montaña que existen en total en el planeta, por lo que de manera principal las muestras fueron recolectadas en el sur del país en la provincia de Loja, una zona fronteriza que colinda con el norte de la ciudad de Piura en Perú, reconocida por su alta hibridación o cruce natural entre especies de la misma familia Vasconcellea, loque ha complejizado su diferenciación y clasificación botánica. También se tomaron ejemplares de las provincias de Pichincha y Zamora Chinchipe. En Colombia, fueron obtenidas en los departamentos de Nariño y Valle del Cauca.
El proceso de identificación genética utilizado por el investigador Troya fue a través de código de barras de ADN nuclear (ITS), y de cloroplástico (matK) donde se transfieren los genes mayoritariamente de la madre, técnicas que le permitieron descubrir cómo están emparentadas, cómo se han diversificado a lo largo del tiempo y cuáles comparten un ancestro común.
Las 12 especies estudiadas exhiben una asombrosa diversidad en sus frutos respecto a forma, tamaño, color, grados de aroma, acidez y vellosidad. Varían desde ovaladas, oblongas y semicirculares, hasta alargadas y pentagonales. Según el género, algunos frutos pueden medir 2 cm, mientras que otros como el babaco consigue hasta 30 cm de longitud. Los colores abarcan las tonalidades amarillas, anaranjadas y rojas.
Las papayuelas comestibles son: V. cundinamarcensis, llamada así en honor al departamento de Cundinamarca, los vellos abundan en la planta y su fruto alcanza máximo 10 cm; en la región sur de Ecuador presenta cinco formas diferentes. V. stipulata nombrada de esta forma por la presencia de estípulas, un tipo de garras, con hasta tres formas diferentes de frutos; V. heilborniivar. pentágona o babaco, la especie con el fruto más grande de la familia Vasconcellea yla única que se cultiva comercialmente debido a que no tiene semillas en su interior, no obstante, su producción apenas alcanza a cubrir el mercado interno.
Las 9 restantes, a pesar de que no se consumen, han sido utilizadas por siglos por las comunidades locales para usos medicinales, aromáticos y culinarios, como la preparación de dulces y mermeladas. Los hallazgos esta investigación son de gran valor taxonómico y abren posibilidades para el mejoramiento genético y el cultivo comercial de esta especie en la región andina.