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Ciencia y Tecnología

No solo para sombreros y bolsos, la iraca también es un alimento rico en nutrientes

    De la palma de iraca se puede aprovechar todo: las hojas, las fibras y la infrutescencia (unión de muchos frutos pequeños). Investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín constataron que la toquilla o jipijapa, como también se le conoce, es rica en nutrientes alimenticios, hallazgo que la sigue potenciando como una alternativa en la sustitución de cultivos de uso ilícito.

    La palma de iraca es considerada como un cultivo olvidado o huérfano, a pesar de que sirve como alimento, techo y aislante térmico en climas cálidos, y como materia prima relevante para artesanías en Nariño, Cauca, Antioquia y Chocó, donde la violencia del conflicto armado se ha ensañado desde hace décadas y donde siguen floreciendo cultivos ilícitos.

    Con sus ramas en forma de abanico se elaboran desde los famosos sombreros aguadeños y las “pavas” playeras hasta bolsos, aretes, collares y canastos.

    Pero eso no es todo: el grupo de investigación en Biotecnología Vegetal de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNAL Sede Medellín, encontró que los cogollos de la planta (su tejido inmaduro) tienen elementos nutricionales importantes, son bajos en calorías y aptos para diabéticos.

    Tienen alto contenido de proteína cruda (23 %), potasio (4,5 %), azúcares totales (3,55 %) y calcio (1,25 %).

    Por otro lado, los palmitos que se pueden obtener de la palma contienen un importante contenido de fibra alimentaria no enzimática (23 %), lo cual puede ayudar a disminuir problemas de estreñimiento, y a su vez reducir la posibilidad de desarrollar cáncer de colon.

    Adicional a todo esto, el profesor Rodrigo Alberto Hoyos Sánchez anuncia que en la infrutescencia la iraca tiene un antioxidante muy importante, uno que nadie en el mundo de las iracas se había atrevido a explorar. Se trata de un metabolito cuyo valor en el mercado puede llegar a costar hasta 5.600.000 pesos el miligramo.

    Los resultados dan fuerza a la posibilidad de que esta planta sea utilizada en el marco de la sustitución de cultivos de uso ilícito, “la palma de iraca ya no sería solo fuente de fibras para artesanías, sino también fuente de alimento. Toda ella es aprovechable. Se pueden ofrecer palmitos, jugos, mermeladas y condimentos para preparaciones culinarias”, anota el profesor Hoyos.

    A raíz de los hallazgos se está consolidando un emprendimiento llamado “Iracas's food”, que busca explotar todos los beneficios de esta palma.

    Estudios pioneros

    El académico destaca que el grupo de investigación que lidera inició estudios con el fin de determinar cómo las particularidades de la siembra (específicamente la distancia entre cada planta) influyen en la calidad de las fibras con las que trabajan los artesanos. Todo esto con el fin de tener incidencia en el producto final, de manera que se obtengan, por ejemplo, sombreros “finos”, con alto valor en el mercado.

    “Nos interesamos por conocer la composición de la fibra y descubrir cuál era el determinante de su calidad. Para ello iniciamos investigaciones basadas en las distancias de siembra, y en efecto vimos que cuanto más separadas estaban las plantas, mejores eran las fibras”.

    Este hallazgo se explica por la competencia que existe naturalmente entre las plantas: como están fijas en un solo punto, deben responder ante el embate del ambiente. Cuanto más separadas estén entre sí, menos sombra se hacen unas a las otras, y por ende se les facilita más absorber y sintetizar los nutrientes.

    Y aunque este descubrimiento es relevante, son los estudios posteriores y recientes los que han deslumbrado a los investigadores.

    “Quisimos ir más allá. Desde hace muchos años se dice que la palma de iraca se puede comer, por eso pasamos a evaluar su grado nutricional, sus componentes, qué aporta y en qué medida se puede llegar a un punto de industrialización para que comunidades menos favorecidas como la indígena, campesina y afro puedan contar con una fuente nutricional extra”, señala.

    El grupo de investigación sigue explorando con metodologías biotecnológicas. Uno de sus avances más recientes fue lograr, a través de biorreactores para la multiplicación de material vegetal (recipientes en los que se controla temperatura, oxigenación, agitación, etc.), producir a gran escala y en el laboratorio cientos de plántulas de la palma, de manera que en un futuro se podría abastecer el mercado de tantas plantas como sean necesarias.

    Esta planta perenne produce frutos todo el año y se encuentra en un rango de hábitat amplio. En la naturaleza se puede encontrar entre los 700 y 1.800 msnm.