Niños de Puerto Carreño descubren con la UNAL la magia de la electrónica
El objetivo principal de los talleres, promovidos por el profesor Roberto Andrés Bernal Correa, es impulsar el pensamiento científico en los estudiantes de la región fronteriza entre Colombia y Venezuela. “A través de actividades prácticas, ellos aprenden conceptos básicos de electrónica, como el funcionamiento de circuitos eléctricos, el encendido de luces led y el montaje de prototipos”.
“Queremos que desde una edad temprana se enamoren de las ciencias exactas, no solo del aspecto teórico sino también práctico, y que vean que en su educación a futuro existen muchas más posibilidades”, afirma el académico, director del Instituto de Estudios de la Orinoquia (IEO) de la UNAL.
La iniciativa “Promoviendo el pensamiento científico en niños y niñas de la Orinoquia” nace de un proyecto de extensión solidaria de la UNAL que se ha venido realizando en Arauca y que ha beneficiado a sus siete municipios con actividades de biología, botánica y física experimental.
Para esta ocasión el equipo de la UNAL amplió el alcance a través del proyecto de inversión “Armonización de la Investigación y la Extensión” de la UNAL Sede Orinoquia, llevándolo hasta la frontera entre Colombia y Venezuela.
“Aunque se planeaba expandir los talleres a ambos lados de la frontera, dificultades administrativas y de permisos impidieron realizar las actividades en el país vecino. Aun así, el impacto en los estudiantes ha sido significativo y creemos que varios de los niños vinculados viven en la región venezolana”, indica el docente.
Añade que “a pesar de los frecuentes cortes de energía durante la semana de los talleres, esta situación no nos detuvo; los estudiantes participaron de manera activa en las charlas y en la construcción de pequeños carros motorizados como parte final del taller, pues con esto queríamos mostrarles que con la electrónica se pueden crear cosas útiles y divertidas”.
Cada estudiante tuvo la oportunidad de construir su propio prototipo, desde circuitos sencillos hasta el ensamblaje de pequeños carros con motores y luces led. Y aunque algunos enfrentaron dificultades técnicas, el entusiasmo y la curiosidad por aprender estuvieron presentes en todo momento. “La idea es que ellos entiendan cómo funciona cada componente, no solo que lo ensamblen”, detalla el ingeniero Bernal.
El impacto del proyecto ya empezó a generar interés en la comunidad, pues padres y madres de familia se interesaron en ayudar a sus hijos en la construcción del propotipo electrónico, además de contactar a la Universidad para solicitar más talleres o materiales educativos que les permitan seguir fomentando el aprendizaje de los estudiantes.
“Estamos buscando formas de replicar esta experiencia y ampliarla en otros municipios de la Orinoquia”, señala el profesor Bernal, quien también menciona que el proyecto está en busca de financiación externa para llegar a más estudiantes en la región.
El enfoque no solo fue técnico, pues a lo largo de las actividades se destacó la importancia de la educación superior como un camino a seguir después del bachillerato. El académico anota que muchos de estos estudiantes no tienen acceso directo a universidades en su región.
“Es fundamental que los estudiantes de estos lugares vean que la educación superior es una posibilidad real para ellos, que existe una opción más allá de su educación básica y media, como las carreras técnicas, tecnológicas o universitarias”, afirma.
La UNAL Sede Orinoquia es un ejemplo del impacto positivo que la educación superior puede tener en las comunidades apartadas. Al ofrecer talleres prácticos y asequibles, la Universidad no solo está promoviendo el aprendizaje, sino también brindando nuevas oportunidades a los estudiantes, que de otro modo podrían no haber tenido acceso a este tipo de experiencias formativas.