Al mortiño, agraz o arándano, científicamente descrito como Vaccinium meridionale Swartz, se le han encontrado pigmentos llamados antocianinas, que actúan como antioxidantes (sustancias que protegen las células) en el organismo.
Por eso, investigadores del Laboratorio de Ciencia de los Alimentos de la Universidad Nacional de Colombia en Medellín, en asocio con expertos de Argentina, han enfocado su interés en este fruto y estudian su caracterización química y bioquímica, propiedades antioxidantes y potencial agroindustrial, con miras a impulsar su producción y consumo.
El profesor Benjamín Rojano, coordinador del laboratorio, señala que el curioso fruto se da en el norte de los Andes, en algunas zonas de Venezuela y Ecuador y en los departamentos de Santander, Boyacá, Cundinamarca, Nariño, Cauca y Antioquia en Colombia.
Aunque el mortiño crece de manera silvestre y apenas se están comenzando a hacer las primeras adaptaciones de la planta in vitro, el país tiene un gran potencial para producirlo. Por lo tanto, y si se tiene en cuenta que los Berrys (familia a la que pertenece el mortiño) son demandados a nivel internacional, sobre todo en Europa y Estados Unidos, Colombia podría convertirse a largo plazo en un gran exportador de la fruta.
Uno de los estudios en laboratorio busca establecer las condiciones de mejor producción de compuestos antioxidantes bajo diferentes estadios de la planta, y crear una cadena productiva del agraz "Monitoreamos diferentes zonas de los departamentos de Antioquia, Boyacá y Santander para ubicar los terrenos donde se producen frutos superiores y se conservan mejor sus características nutracéuticas (sustancias naturales con acción terapéutica)", asegura el profesor Rojano.
Al analizar distintos clones, los investigadores han encontrado diferencias en la expresión de algunos metabolitos secundarios (antioxinaninas) e identificado que los mortiños provenientes de los municipios de El Retiro y Santa Rosa de Osos, y del corregimiento de Santa Elena, en Antioquia, tienen mejores beneficios.
Sobre los cambios del clima y su incidencia en la floración y fructificación, la doctora en Ciencias Agrarias de la UN e investigadora de Corpoica, Clara Medina, a través de la investigación Variabilidad poblacional y ecofisiológica del mortiño, especie con potencial productivo y agroexportador en el trópico altoandino, observó el comportamiento del fruto en su hábitat natural y bajo diferentes intensidades lumínicas.
"Los principales hallazgos revelan que en tiempos de lluvia constante se disminuye la productividad, mientras bajo sombra la planta responde mejor. Entretanto, su crecimiento puede controlarse a través de la poda", puntualiza Medina.
A partir de un proyecto de zonificación de la especie, se precisó que las poblaciones del departamento de Antioquia sobreviven en zonas húmedas, mientras que en Boyacá y Cundinamarca se encuentran en zonas frías y secas.
Según la experta en ciencias agrarias, "la siembra de semillas de la especie ha hecho posible que conozcamos variables, como por ejemplo que todo el proceso de crecimiento de la planta puede tardar hasta cuatro años".
Valor agregado
Yasmín Lopera, estudiante de la Maestría en Ciencia y Tecnología de Alimentos de la UN en Medellín, evaluó la actividad antioxidante y el efecto cardioprotector de este fruto, pero en vinos. Su trabajo lo realizó en asocio con docentes de la Universidad Nacional de La Plata (Argentina), y se basó en el hecho de que el consumo de esta bebida en el país ha aumentado en los últimos cinco años en un 55%, mientras estudios epidemiológicos han encontrado que algunos vinos actúan como antioxidantes. Ella misma lo quiso comprobar.
Su evaluación consistió en provocar una isquemia corta (infarto) en corazones aislados de ratas, simulando las mismas condiciones del corazón humano. El objetivo era observar si al suministrarle el vino de mortiño había algún tipo de recuperación de la función miocárdica. "Efectivamente, la bebida ayudó a recuperar el corazón de los roedores de un proceso de isquemia corta", asegura.
Lopera ya tiene una bebida estandarizada bajo las condiciones y parámetros aptos de fermentación. Indica que es viable producir un vino de calidad con cualidades sensoriales atractivas para el consumidor.
¿Cómo es el inexplorado fruto?
La planta del arándano puede medir desde 1,50 hasta 7 metros de altura. Crece de manera silvestre entre los 2.200 y 3.400 msnm y sus frutos son redondos, de aproximadamente 1,2 cm de diámetro, color verde en la etapa de crecimiento y rojo oscuro (dando la apariencia de negro o violeta) cuando alcanza su madurez y sabor ácido.
La vida productiva de las plantas puede prolongarse hasta por ocho décadas, y Colombia es el único país donde esta especie produce dos cosechas al año, a finales de junio y terminando diciembre.
En su cultivo, el mortiño es sometido a un proceso de domesticación, es decir, que se traslada la planta a un terreno preparado con mejores condiciones de iluminación solar, buenas pendientes y tierras ácidas. Después de trasplantada, según los sembradores, puede tardar hasta tres o cuatro años para alcanzar un óptimo nivel de producción.
Sedes