Monitoreo de lluvias ayuda a prevenir emergencias en el río Medellín
Un fenómeno como esos podría llegarse a pronosticar con horas de anticipación, pero para eso se deben mejorar los sistemas regionales de monitoreo y pronóstico de variables medioambientales como las lluvias, vientos y temperatura entre variables dinámicas y termodinámicas”, explica Julián Sepúlveda Berrío, candidato a PhD en Ingeniería de los Recursos Hidráulicos de la UNAL Sede Medellín.
En la región y el país se usan modelos de pronóstico estadísticos y matemáticos que se basan en datos históricos estadísticos, con los cuales se logra anticipar esas emergencias con un tiempo menor —entre 30 y 60 minutos— suficiente para la reacción inmediata de los organismos de gestión del riesgo. Además, se cuenta con modelos que permiten pronosticar el comportamiento de las variables medio ambientales con días de anticipación.
En su investigación “Estimación cuantitativa de precipitación a partir de la información del Radar Meteorológico del Área Metropolitana del Valle de Aburrá”, el magíster propuso un modelo estadístico que permitió hacer estimaciones sobre la cantidad de lluvia que caía, con base en la información que capta un radar que tiene el Área Metropolitana del Valle de Aburrá entre Santa Elena (Medellín) y Envigado.
El estudio analizó la información de este radar y propuso una metodología para convertir esos datos, que se miden en decibeles, en volumen de agua. “Hay dos formas de medir la precipitación: in situ, con estaciones como pluviómetros, o remota, con sensores. Cuando se hace in situ, el sistema más común son las cazoletas, que se parecen a un balancín que golpea unos sensores. Ese sistema es bueno porque uno sabe cuál fue el volumen de agua, el problema es que la medición es local”, explica el magíster.
El radar, entre tanto, tiene un alcance mayor porque lanza ondas a la atmósfera que chocan con hidrometeoros (agua líquida o sólida suspendida en la atmósfera) y se devuelven. El problema es que el resultado se da en decibeles y no en milímetros, que son las medidas que usan de referencia los sistemas de gestión del riesgo y hasta de generación hidroeléctrica.
El investigador de la UNAL propuso una metodología estadística para convertir los datos y poder obtener mediciones más precisas. Ese sistema fue implementado en el radar de Medellín y permitió establecer que, por ejemplo, el aguacero que generó la emergencia fue extremo, es decir con una intensidad mayor a la que suele suceder y que el evento está relacionado con el fenómeno de La Niña, que por estos días vive el país.
En efecto, tal como lo confirmó el Área Metropolitana –autoridad ambiental en la zona–, la inundación fue producto de un aguacero (evento de lluvia) considerado como un evento extremo, pues en una sola noche llovió casi una tercera parte de lo que históricamente ha llovido en abril de otros años. De ahí la importancia de estudiar las lluvias para prevenir futuras emergencias.
El estudio se alimentó de investigaciones previas como la de María Alejandra Ochoa Isaza, magíster en Ingeniería - Recursos Hidráulicos, quien en 2013 hizo las primeras estimaciones con base en la información que recopila el radar.
Ella explica que “en ese entonces hicimos simulaciones en la cuenca del río Medellín (también conocido como río Aburrá). Transitamos un volumen de agua, que sería la de lluvia, a un punto de salida para medir el caudal y con eso buscamos contar qué pasaría si cae cierta cantidad de lluvia”.
Y aunque en la realidad hay muchas variables que pueden modificar los resultados respecto a las simulaciones, lo cierto es que ambos estudios alimentaron el sistema de alertas tempranas que alertó a las autoridades a tiempo sobre lo que podría pasar.