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Medioambiente

Modelo estima las zonas más susceptibles a erosión en el volcán Doña Juana, en Nariño

    Mediante la simulación de lo que ocurre en la quebrada Humadal –ubicada cerca del volcán y que llega al corregimiento de Las Mesas– se busca determinar si el color del suelo, el contenido de carbono orgánico y la acumulación de vidrio y ceniza volcánica tienen un impacto en la erosión del lugar. Se encontró que las laderas o superficies inclinadas son las más sensibles a cualquier alteración o desequilibrio en un lapso de 10 años.

    Con una extensión de más de 65.000 hectáreas, el Parque Nacional Natural Complejo Volcánico Doña Juana – Cascabel (ubicado entre Nariño y Huila) alberga varios volcanes activos en el pasado, entre ellos Doña Juana, Ánimas y Petacas, atravesados por el río Cascabel, un afluente importante del río Caquetá.

    Su relevancia geográfica es innegable, pues allí convergen las cordilleras Central y Oriental, y en el sur del país conecta con Ecuador, en una amalgama de la riqueza natural del macizo colombiano que incluye desde ecosistemas de páramo hasta bosques andinos, en rangos que van de los 1.100 a los 4.300 msnm.

    En sus inmediaciones se encuentran municipios como El Tablón de Gómez, uno de cuyos corregimientos, Las Mesas, ha sido uno de los más afectados por la erosión del Complejo Volcánico, lo que a su vez ha impactado en la vida de los pobladores de la zona, quienes han tenido que buscar alternativas para establecer sus cultivos de café, tomate o naranja, y que con el paso del tiempo terminan ubicándose hacia las laderas del Complejo.

    El investigador Andrés David Velásquez, magíster en Geología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), estudió lo que ocurría en la quebrada Humadal del Complejo Volcánico, con el objetivo de determinar por qué se dan estos cambios; para ello aplicó un enfoque que va más allá del tradicional, ya que no solo considera si hay amenazas por deslizamiento o no, sino que se concentra en el concepto de “paisaje” como un sistema con variables, entre ellos la acumulación de sedimentos y ceniza, la formación de los suelos y la erosión.

    Durante 15 días el magíster realizó un arduo trabajo de campo en el Complejo, con personal de Parques Nacionales Naturales y apoyado por el equipo de Historia y Ecología Social de la Universidad de los Andes. Allí se escogieron 15 puntos y se hicieron huecos en la tierra para tomar muestras del suelo, que luego se analizaron en el Departamento de Geociencias de la UNAL y en el Laboratorio Nacional de Suelos del Instituto Geográfico Agustín Codazzi, para hacer los análisis de sus propiedades físicas y químicas.

    El investigador asegura que “los suelos que se derivan de la ceniza volcánica tienen propiedades muy específicas, pues se alteran con el paso del tiempo y acumulan materia orgánica y fósforo. Esta es una de las claves para determinar cómo la erosión ha ido transformando este lugar, ya que estas propiedades son una huella de cuánto tiempo ha permanecido estable la superficie”.

    Después de los análisis, y mediante clasificaciones internacionales, se encontró que el tipo de suelo Vitric Melanudans es el predominante en la zona; está compuesto de vidrio volcánico, un material que se forma cuando la lava se enfría rápidamente, su color es oscuro y retiene más del 60 % de su peso en agua, además de desarrollar materiales como las alófanas.

    El experto explica que, “conociendo su composición es más probable determinar en qué lugar hay mayor riesgo de erosión. Se evidenció que es más factible en las superficies inclinadas dentro de la cuenca de la quebrada, mientras que en las áreas planas tienden a mantenerse las propiedades”.

    “Entender las condiciones que regulan esas variables sería un aporte para los estudios de gestión de riesgo dentro del Plan de Ordenamiento Territorial del municipio, pues permiten actualizarlo cada 12 años, como es requerido. Muchas veces no se tienen en cuenta interacciones complejas como las evaluadas en la investigación, en la que el concepto de sensibilidad hace más diciente el análisis del comportamiento a futuro de estas zonas”, asegura el magíster.

    En la investigación se usó el software especializado Vensim, que facilita la simulación de sistemas dinámicos estableciendo las interacciones entre las variables del modelo de desarrollo de suelo y la simulación de su evolución con el paso del tiempo en varios escenarios. Se tuvieron 10 años a futuro como el rango de estudio, pues se cree que es una medida coherente con la dinámica de la poblacional del lugar.

    “El modelado permite que en futuras investigaciones se pueda determinar qué tantos centímetros irá aumentando la erosión allí, lo cual es clave para que los entes de control tomen cartas en el asunto”, indica el investigador Velásquez.