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Educación

MinAgricultura acoge propuesta de la UNAL para impulsar la formación y el desarrollo de jóvenes rurales

    Durante el Primer Encuentro Nacional de Juventudes Rurales, la ministra de Agricultura y las directivas académicas de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira acordaron trabajar en una alianza para incentivar el relevo generacional del campo. La matrícula asequible es solo el primer paso; enfrentar la brecha formativa de los estudiantes rurales, facilitar su sostenimiento y mejorar la oferta, son los desafíos para las juventudes rurales que forman parte del 24 % de la población joven del país.

    En el Encuentro, que reunió en la UNAL Sede Palmira a más de 200 jóvenes étnicos, campesinos y diversos actores que participaron en proceso de paz, productores, pesqueros y acuicultores de Colombia –como parte de la construcción de un enfoque rural y campesino en la Política Pública Nacional de Juventud– profesores y estudiantes le pidieron a la ministra de Agricultura y Desarrollo Rural, Jhénifer Mojica Flórez, un programa especial que fortalezca la preparación y las oportunidades de educación superior para estudiantes en zonas rurales.

    El profesor Carlos Germán Muñoz Perea, vicedecano de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNAL Sede Palmira, señaló que “uno de los principales obstáculos para que los jóvenes rurales accedan a la educación superior y puedan finalizar sus estudios es la sostenibilidad económica con el pago del arriendo y la alimentación, además de la brecha significativa entre los jóvenes rurales y urbanos respecto a la formación básica de matemáticas, lectoescritura y otras áreas”.

    “El programa contemplaría la asignación del 20 % de los cupos para proyectos académicos específicos destinados a jóvenes rurales mediante un estímulo o un sistema de becas que los motive a estudiar carreras relacionadas con las ciencias agropecuarias”.

    También se solicitaron 50 hectáreas de Agrosavia en Palmira (Valle del Cauca) para la formación y las prácticas académicas de los estudiantes de la UNAL en esta zona del país. Al respecto, el profesor Héctor Fabio Ramos indicó que “parte de esta área estaría destinada para la colección de aromáticas y plantas medicinales, así como para las semillas de hortalizas mejoradas que produce la UNAL, entre otras actividades”.

    La ministra Mojica respondió que “más que un comodato, sería un gran convenio sombrilla para hacer un trabajo conjunto que permita generar una gran masa crítica de profesionales. Más allá de las ciencias agropecuarias, debe abordar la transformación hacia la descarbonización, la agricultura orgánica, la agroecología, las transiciones y reconversiones productivas, que incluya las ciencias biológicas y naturales para abordar la agricultura en una situación de crisis ambiental”.

    “Generar una apuesta mucho más profunda de trabajo colaborativo con la UNAL en sus distintas facultades y regiones en donde hay mayor número de jóvenes rurales. Por eso es Ministerio evalúa las propuestas sobre cómo hacer inversión para poder becar alumnos rurales”.

    “Existen líneas de crédito específicas y se están diseñando indicadores para medir el progreso en la compra de tierras para jóvenes rurales”.

    Además de las discusiones sobre educación, los profesores destacaron la necesidad de mejorar la oferta de servicios técnicos y de extensión rural en las comunidades. Se propuso crear el Instituto Nacional de Investigación en Desarrollo y Extensión Rural para abordar esta necesidad, fortaleciendo la colaboración entre la academia, el Gobierno y los agricultores para que “sean proyectos de largo plazo en los que el campesinado no quede desamparado”, dijo el profesor Muñoz.

    El próximo paso será continuar las conversaciones entre la UNAL, Minagricultura, Agrosavia y la ADR, esta vez en un gran encuentro con la rectora Dolly Montoya Castaño y los decanos de Ciencias Agrarias de las Sedes Bogotá, Medellín y Palmira para analizar en detalle el alcance nacional y el desarrollo de la propuesta.

    “Las estadísticas están mostrando que hay un abandono de los jóvenes de la ruralidad, es decir que hay una especie de envejecimiento del campo, lo que genera preocupación sobre cuáles serían las condiciones necesarias ideales para que los y las jóvenes habiten la ruralidad”, informó Liliana León Cifuentes, de la línea de economía popular, trabajo digno y justicia ambiental de la Consejería Presidencial para la Juventud.

    En eso coincide Rosalba Rodríguez, profesional de la Dirección de Participación y Asociatividad como enlace de género y enfoque diferencial de la Agencia de Desarrollo Rural (ADR), quien señala que “una de las principales problemáticas tiene que ver con la migración del joven a la ciudad, no querer quedarse en el campo por las mismas dificultades de acceso a oportunidades y pobreza”.