Metales pesados en agua estarían aumentando enfermedad renal en Tolima
En el monitoreo de la calidad del agua se requiere de registros más amplios de metales pesados. Foto: María Fernanda Londoño, Unimedios.
El departamento del Tolima es atravesado por los ríos Magdalena, Coello y Saldaña, entre otros. Foto: archivo Unimedios.
La demanda de trasplantes renales en Colombia es significativa, y desafortunadamente la lista de espera sigue creciendo. Fotos: archivo Unimedios.
En las primeras fases de la enfermedad los riñones pueden compensar la pérdida de su función sin manifestar síntomas evidentes.
La medición de la calidad del agua incluye parámetros como color, turbiedad y elementos microbiológicos, pero no información sobre la presencia de metales tóxicos para los riñones. Foto: archivo Unimedios.
Esta correlación de datos se apoyó en el Índice de Riesgo de la Calidad del Agua para Consumo Humano (IRCA) y en el Sistema de Información para la Vigilancia de la Calidad del Agua Potable (Sivicap) y fue analizada por el grupo de investigación en Salud Perioperatoria de la Facultad de Enfermería de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), liderado por la profesora Rosibel Prieto Silva.
La presencia de metales pesados en el agua se relacionaría con la contaminación causada por la minería, la agricultura y la industria metalúrgica, ya que en estas actividades dichos metales no se eliminan adecuadamente; de hecho, muchos de los municipios pequeños del país carecen de plantas de tratamiento eficientes, y no solo en Tolima.
En Colombia la información sobre la calidad del agua se recoge en el Decreto 1575 de 2007 y en la Resolución 2115 de 2007. Sin embargo, aunque en estas normas se evalúan parámetros como el color, la turbiedad y la presencia de ciertos elementos microbiológicos –como parásitos y bacterias, entre otros–, no se incluye información sobre la presencia de metales tóxicos para los riñones.
“Entre dichos metales se encuentran los que tienen efecto ‘nefrotóxico’ (cadmio, plomo y arsénico), es decir que causan daños directos en los riñones, encargados de filtrar la sangre del cuerpo varias veces al día y de eliminar los desechos y el exceso de líquido”, explica la docente Prieto.
“Como resultado, al consumir agua contaminada, los metales se pueden acumular en los túbulos renales (estructuras esenciales para filtrar las sustancias ingeridas por el cuerpo) causando daños progresivos y significativos en esa función renal”, amplía.
Datos del Sistema Integrado de Información de la Protección Social (Sispro) muestran que Tolima presenta altas tasas de enfermedad renal; por ejemplo en 2023 se registraron 361.125 nuevos diagnósticos en todo el país, de los cuales Tolima reportó 8.305, es decir un 2,3 % del total nacional.
Aunque históricamente esta enfermedad se ha relacionado con condiciones médicas como la hipertensión y la diabetes, los investigadores identificaron patrones atípicos en el Tolima, y descubrieron que, aunque suele presentarse en personas de edad avanzada, en esta región también afecta a jóvenes de entre 15 y 20 años. Una progresión alarmante, ya que muchos pacientes alcanzan la fase 5, que requiere tratamientos como diálisis o un trasplante de riñón.
Para indagar sobre este aspecto, la profesora Prieto y Gustavo Andrés Castillo Flórez, magíster en Salud Pública de la UNAL, analizaron cientos de datos del IRCA para luego contrastarlos con los diagnósticos de enfermedad renal.
Del periodo analizado, los resultados indican que los municipios con mayor número de casos de enfermedades renales fueron: Ibagué, con 32.781 personas diagnosticadas, Espinal (3.993), Guamo (1.851), Mariquita (1.654), Honda (1.021), Melgar (1.003), Líbano (821), Chaparral (687) y Flandes (653).
Estos datos, obtenidos del Sispro, se correlacionaron con la información del Sivicap, que monitorea la calidad del agua en la región. “Ibagué, la capital del departamento, representa el 62,34 % de los casos de enfermedad renal reportados en el periodo analizado, esto sin contar con el subregistro que pueda existir”, señala la investigadora.
Los resultados también señalan que en la cuenca alta del río Magdalena la falta de control sobre las actividades humanas ha generado un impacto significativo en la calidad del agua, debido a los vertimientos de residuos líquidos sin tratamiento, lo cual va en contravía de la normatividad vigente.
Aunque muchas familias de la región recurren a filtros domésticos para purificar el agua, los recursos limitados y la falta de educación sobre los riesgos asociados con la contaminación del líquido dificultan la eficacia que puedan tener estas medidas.
Con los resultados, la profesora Prieto planea ampliar el estudio y colaborar con otros investigadores de diversas disciplinas, con el objetivo de abordar el problema de manera integral analizando los metales pesados y otros contaminantes presentes en las fuentes hídricas. “Esperamos contribuir a la política pública, y que los gobiernos locales se integren con la academia al trabajo que se requiere”, concluye.