Melodías mejoran el bienestar de pacientes con fibromialgia
Las mujeres representan el 85 % de los casos de fibromialgia en el mundo. Fotos: Brandon Pinto - Unimedios
El uso de música como terapia surge en la prehistoria, estaba presente en ritos mágicos, religiosos y de curación.
Las zonas en las que se produce más dolor son los tendones y ligamentos en la parte baja de la espalda, los hombros y la cadera.
Una de las composiciones realizadas en las sesiones.
Las mujeres no sabían tocar instrumentos musicales, pero eso no fue un impedimento para participar de las actividades.
La acupuntura, el yoga y la apiterapia son métodos alternativos para manejar el dolor de las personas con fibromialgia.
Un grupo de mujeres con fibromialgia se acercó a la terapeuta ocupacional Nelly Esperanza Agreda, magíster en Musicoterapia de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), para que les ayudara a aliviar sus dolencias con masajes y estiramientos. En esa angustiosa petición, ella encontró el tema de su trabajo de investigación de posgrado.
La magíster menciona que “esta afección que, además de dolor crónico en cada rincón del cuerpo, produce insomnio y afecta la salud emocional de las personas, sobre todo mujeres, impacta entre el 2 y 10 % de la población; para el caso colombiano sería entre 1 y 5 millones de personas”.
“La fibromialgia altera las actividades de la vida cotidiana de las personas que la padecen, y existe un problema por creer que ellas se ‘quejan’ injustificadamente y se termina por aislarlas o rechazarlas de los entornos familiares y sociales”, asegura la terapeuta.
Al inicio de su investigación participaban cinco mujeres, pero debido a la pandemia el número se redujo a tres. De las 18 sesiones (una semanal), 7 fueron virtuales, haciendo que el proceso tuviera que ajustarse y presentara algunas dificultades como la conexión o el ánimo; sin embargo esto no resultó en un problema para llevar a buen término la investigación.
Una de las participantes tenía 28 años y era soltera, mientras que las otras dos tenían 31 años y eran casadas y con hijos, situación que ilustra las responsabilidades que hay que sobrellevar de manera simultánea a la enfermedad.
Los encuentros –tanto virtuales como presenciales– duraban cerca de una hora, tiempo en el cual se realizaron cuatro actividades principales: composición, recepción, improvisación y recreación.
Se compusieron canciones alrededor de la enfermedad, que hablaban de cómo se sentían en su vida diaria, con las que pudieron exteriorizar este padecimiento; con instrumentos como guitarra, ukelele, hikuri, kalimba y flautas, entre otros, improvisaban al pedirles que pensaran en las emociones que las identificaban durante el día: tristeza, angustia, o ansiedad.
Se escogieron canciones como La jardinera, de la cantante chilena Violeta Parra, que reconstruían cambiándoles palabras, incluyendo, por ejemplo, emociones negativas asociadas con la soledad y el dolor, que se iban transformando a medida que este disminuía, llegando a hablar de alegría, tranquilidad y fortaleza.
El método receptivo fue el que tuvo mayor impacto; en él se realizaba una reflexión sobre la enfermedad, concentrándose en la respiración y llegando a minutos de silencio mientras se escuchaban piezas de música clásica o instrumental con sonidos ambientales, como por ejemplo el del mar.
El método para medir el dolor fue la escala análoga visual (EVA), instrumento que consiste en una línea horizontal con 10 puntos, en el que del 1 a 3 representan un dolor leve, de 4 a 6 moderado, y de 7 a 10 crónico.
Las mujeres empezaban las sesiones en 7 y luego de escuchar la música, relajarse tocando instrumentos, cantar y hablar de su dolor, se iban a veces con un 4, e incluso en una ocasión con 3.
Según la magíster, “los datos revelan que el estado anímico de las mujeres mejoró, y por ende su dolencia; lograron mantener la calma y concentrarse en algo que no fueran las punzadas que generaban malestar en su cuerpo”.
“Los elementos principales que encontré fueron, por un lado, que la musicoterapia funciona para tratar la fibromialgia y es un método muy valido y útil para tratar estas enfermedades y brindar una mejor calidad de vida a las pacientes”.
“Es importante que las sesiones sean seguidas, personalizadas y presenciales, lo cual permitirá hacer una dinámica más cercana, en la que se ofrezca comodidad a la hora de hablar y tratar estos trastornos”.
La musicoterapia es fácil de aplicar y podría ser una importante herramienta en cualquier contexto, al liberar un poco el estrés y el afán diario en los que está inmersa la sociedad; seguir investigando estos procesos y su impacto en la vida de las personas es fundamental para crear mejores tratamientos y cuidados para atender a estos pacientes.