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Economía y Organizaciones

Mejorar la señal eléctrica reduciría facturación de energía reactiva en la industria

    La energía reactiva se origina por el campo magnético de algunos dispositivos que operan con bobinas, como motores, refrigeradores, compresores o fundidoras; el problema es que este tipo de corriente no tiene utilidad productiva, es decir, no se consume, y pese a ello se transporta y factura. Aspectos como mejorar la señal eléctrica y replantear la aplicación de subsidios optimizaría los costos que estos cobros tiene para la industria.

    La energía reactiva tiene dos posibilidades: inductiva y capacitiva; en la primera se absorbe y en la segunda se inyecta energía reactiva desde los equipos a la red, y en ambos casos se genera un aumento en los requerimientos de transporte de energía eléctrica, con condiciones poco favorables para la red.

    Por eso, mediante las resoluciones 015 de 2018 y 199 de 2021, la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) incentiva las inversiones para el control de la energía reactiva a través del cobro a las empresas que superen el 50 % de esta.

    Según Germán Eduardo González Silva, magíster en Ingeniería – Ingeniería Eléctrica de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, “se deben reevaluar algunos aspectos de los cobros generados en las facturas del servicio público a las industrias, además de precisar la aplicación de subsidios y la contribución de solidaridad a los consumidores por ese tipo de energías”.

    “Si el consumidor no corrige la situación a través de inversiones para mejorar el factor de potencia de la instalación, es decir, la señal eléctrica, la facturación por la energía reactiva se incrementaría mes a mes hasta 12 veces lo facturado, lo cual se debe al factor multiplicador (M) aplicado por la CREG”.

    “Además, para solucionar este problema, las empresas suelen instalar bancos de condensadores, que son una especie de cilindros que almacenan la energía reactiva para que las máquinas inductivas la utilicen desde allí y no desde la red del operador, y así la energía ya no será registrada por el medidor, y por ende no será facturada”.

    En su trabajo de investigación identificó que en algunas empresas se ha optado por utilizar fuentes de energía renovable como paneles solares fotovoltaicos, pero al no estar desconectados de red eléctrica, los valores bajos de la reactiva ya serían facturables.

    Lo anterior evidencia que la regulación en energía reactiva no debería ser aplicable, o al menos debería tener unas condiciones diferentes para estos usuarios.

    Con respecto a los subsidios y contribuciones de solidaridad por energía reactiva, el Fondo de Solidaridad para Subsidios y Redistribución de Ingresos (FSSRI), administrado por el Ministerio de Minas y Energía, la demanda de ese tipo de energías que se le cobra a los usuarios, forma parte del costo de prestación del servicio, y por lo tanto también es objeto de pagar contribución.

    En cambio, si se habla de los subsidios a las industrias, por ser la energía reactiva una condición no deseada, y que no existe un consumo básico o de subsistencia asociado con dicha energía, su consumo no es objeto de subsidios y no se pueden pedir al Gobierno.

    Lo anterior lo llevó a concluir que si un usuario es contribuyente (comerciales, industriales y residenciales de estratos 5 y 6), al cual se le factura y debe pagar por la energía reactiva, si la empresa invierte en tecnologías para mantener el adecuado factor de potencia de la instalación, no solo se ahorrará el cobro de energía reactiva sino también ese 20 % adicional correspondiente a la contribución de solidaridad que se le suma.

    Por el contrario, si el usuario es subsidiable (usuarios residenciales de estratos 1, 2 y 3 y de distritos de adecuación de tierras con fines de riego), por no tener subsidios sobre el consumo de la energía reactiva facturable, percibiría el 100 % del valor en su factura, ya que en los usuarios residenciales de estratos bajos es menos probable la ocurrencia de consumos de energía reactiva que sean facturables.

    En consecuencia, el investigador considera que la regulación por el factor multiplicador (M), además de los subsidios y contribuciones, generan incentivos suficientes para que los usuarios prefieran invertir en la compensación, que pagar por su consumo.

    A su vez, identifica que la CREG debería replantear la aplicación del cobro de energía reactiva para aquellos usuarios constituidos como autogeneradores a pequeña escala (AGPE), que es cuando ellos mismos deciden producir energía eléctrica para atender sus necesidades.