La gente se sigue intoxicando de todas las formas posibles, incluso de maneras insólitas, pero quizá lo que más preocupa es que la mitad de las personas que se envenenan (51%) lo hacen por voluntad propia.
Así lo revelan los datos recopilados en el Centro de Información, Gestión e Investigación de Toxicología (Cigitox), de la Universidad Nacional de Colombia, que desde hace cinco años es referente del tema en el país.
Por el escritorio del médico toxicólogo Javier Rodríguez Buitrago, coordinador de la oficina, a diario pasan los casos más sorprendentes: el campesino que se purgó con un plaguicida, el niño que ingirió veneno empacado en una botella de gaseosa, el empleado que no se puso guantes a pesar de manipular químicos peligrosos o la madre que le quitó los piojos a sus hijos con el veneno de las pulgas.
También se escuchan las historias más dramáticas: las de personas agobiadas por la vida que intentan suicidarse consumiendo productos que cumplan con el objetivo. Son hechos que alimentan los datos estadísticos y que, de alguna manera, abren la ventana para analizar la realidad que vive la población colombiana.
"Entre julio del 2005 y diciembre del 2009 en Cigitox se registraron 27.291 solicitudes de información y asesoría por parte de profesionales de la salud, empresas y particulares en todo el territorio nacional, sobre intoxicaciones, accidentes causados por animales venenosos y plantas tóxicas", informó Rodríguez Buitrago.
Cerca de 24.772 consultas estuvieron asociadas a intoxicaciones, y un poco más de la mitad (12.634) correspondieron a intentos suicidas, que en el 36% de los casos se ejecutaron ingiriendo plaguicidas.
Rodríguez Buitrago asegura que al estudiar los tipos de sustancias utilizadas para tal fin, se encontró que el 79% corresponde a productos sin registro legal, es decir, que fueron fabricadas por empresas piratas. Por tanto, no cuentan con los requerimientos aprobados por la ley para su uso casero. "Estos productos sin registro, por ejemplo los matarratas, suelen ser mucho más letales que las marcas legales".
Lo más grave, dice el médico toxicólogo de la UN, es que estos plaguicidas se venden libremente y sin control en la calle y establecimientos públicos como tiendas o supermercados de barrio.
En los registros
El tema de los intentos de suicidio toma connotaciones más preocupantes cuando se examinan las cifras: esta situación se presenta principalmente en personas con edades entre los 15 y 44 años. En el 2009, según registro oficial del Instituto Nacional de Medicina Legal, en ese rango de edad murieron por intoxicación 334 personas (139 mujeres y 195 hombres).
Sin embargo, se observa la aparición creciente de dicho fenómeno en adolescentes y niños en edad escolar. Es así que el 34% del total de los envenamientos se presenta en menores de 14 años. Hay casos registrados de infantes que desde los 7 años toman la decisión de acabar con su vida empleando este método. El año pasado se reportaron 16 muertes de menores entre los 10 y 14 años por intoxicación intencional.
Por género, las mujeres, con un 61% de prevalencia, cometieron más intentos de quitarse la vida con tóxicos que los hombres. Según el registro, el 3% (unos 600 casos) estaba en estado de embarazo. Pero lo que se observa en las cifras de Medicina Legal es que los hombres logran más suicidios efectivos. En el 2009 murieron 170 mujeres contra 456 hombres.
José Manuel Calvo, director del Departamento de Psiquiatría de la UN, asegura que desde el punto de vista mental, cuando se evalúa un intento de suicidio, una de las consideraciones que se tiene en cuenta para determinar su efectividad es el método utilizado por la persona.
Sostiene que, estadísticamente, la mayor probabilidad de consumar este hecho es a través del ahorcamiento. Entre el 50% y el 55% de las personas que intentan estrangularse y no lo logran la primera vez, seguro lo intentarán de nuevo al cabo de un año, y es probable que lo consigan.
El psiquiatra precisa que las intoxicaciones asociadas al consumo de medicamentos o sustancias venenosas, aunque representan un riesgo latente, desde el punto de vista de método no son tan efectivas. Según los datos de Cigitox, 28% de los envenenamientos voluntarios ocurren por utilización de medicamentos que van desde analgésicos hasta antidepresivos, o la combinación de estos con venenos o licor.
El profesor Calvo indica que la mayoría de personas que se intoxican adrede no reinciden el año siguiente, pero en términos generales se estima que 15% de los que intentan suicidarse, cualquiera sea el método, terminan finalmente muriendo por esa causa, porcentaje elevado desde el punto de vista epidemiológico.
"Todo intento de suicidio es un grito de auxilio. Hay que ser muy cuidadosos con juzgar a las personas que intentan matarse, por ejemplo afirmando que solo quieren llamar la atención. Se sabe que 97% de quienes toman esa decisión tienen algún tipo de psicopatología, las más frecuentes son los trastornos depresivos", dice Calvo.
El experto hace un llamado especial en el caso de los niños, pues asegura que el infante que manifieste una idea de suicidio, muy probablemente lo puede cometer. "Desafortunadamente hay muy poca sensibilidad al respecto tanto de los padres como de los mismos médicos a la hora de atender los casos. Las enfermedades psiquiátricas deben ser tratadas igual que los males físicos. Más que ayudar, es común reprochar a quienes expresan esa idea".
Descuido fatal
Si bien las cifras por intoxicaciones voluntarias alarman, las ocurridas por accidentes o descuidos sorprenden. Esto debido a que se cree que en la actualidad hay más conciencia del autocuidado en salud y vigilancia de los niños. Medicina Legal reportó que el año pasado murieron por esta circunstancia 63 personas.
En los datos del Cigitox, las intoxicaciones accidentales representan el 3% de los casos, con 8.174 registros entre el 2005 y el 2009. Los más afectados son los niños entre 0 y 4 años de edad, y en su mayoría se asocian a eventos por descuido de los padres o familiares, quienes envasan sustancias químicas, cosméticos o productos de aseo en recipientes de medicamentos, de alimentos o bebidas y los dejan en cualquier rincón del hogar.
Entretanto, el 8% de las intoxicaciones ocurren por accidentes en el trabajo (ocupacionales). El Centro de Asesoría Toxicológica atendió, en los últimos cuatro años, 1.982 casos. Según el toxicólogo Javier Rodríguez, generalmente esas situaciones se relacionan con el incumplimiento de las medidas básicas de seguridad y el no uso de elementos de protección personal al manipular sustancias químicas, biológicas o radioactivas en la industria, actividades agrícolas o laboratorios.
Otras situaciones tienen que ver con los actos delictivos. Si bien las intoxicaciones por este motivo no son alarmantes, se evidencia que los vándalos han disminuido el uso de la peligrosa escopolamina por otras sustancias, como son medicamentos para dormir a las víctimas. "Se pueden conseguir en cualquier farmacia con fórmula médica", destacó Rodríguez Buitrago.
Hay que mejorar la información
"Las cifras demuestran la necesidad que tiene el personal de salud del país de entrenarse mejor y acceder a información actualizada para enfrentar las emergencias de tipo toxicológico que se presentan en su región. Así mismo, se debe capacitar a la comunidad en prevención de intoxicaciones y fortalecer las redes de apoyo con el fin de disminuir el impacto de estos eventos", manifestó Javier Rodríguez.
El experto explicó que como respuesta a estas emergencias, la UN, a través del Cigitox, ha desarrollado diversas iniciativas orientadas a apoyar los servicios de salud y a la comunidad en la atención de las urgencias generadas por sustancias químicas y productos tóxicos.
Cigitox opera desde el año 2005 gracias a un convenio interinstitucional e interadministrativo celebrado con el Ministerio de la Protección Social, en cabeza del Grupo de Emergencias y Desastres y el Consejo Colombiano de Seguridad, representado por el Centro de Información en Seguridad sobre Productos Químicos (Cisproquim).
La doctora Myriam Gutiérrez, directora del Departamento de Toxicología de la UN, aseguró que gracias al trabajo desarrollado por el Centro de Vigilancia Toxicológica en los últimos cuatro años, ahora el país tiene información pormenorizada de los eventos más comunes, lo que está permitiendo que entidades como el Ministerio de la Protección direccionen las actividades de prevención y atención.
"Este tipo de estadísticas permiten evidenciar fenómenos que antes no se tenían en cuenta. Por ejemplo, hemos determinado que las características toxicológicas del Caribe son muy distintas a las de la zona Andina. Por eso, en convenio con la Universidad de Cartagena, creamos una maestría para estudiar la toxicología de esa región", informó la profesora Gutiérrez.
Los expertos de la UN han podido confirmar que frente a este tema todo se puede esperar. "Una vez un campesino quiso purgarse con un plaguicida, pero practicándose un enema (lo introdujo a su cuerpo por el ano)", relató el coordinador de Cigotox, quien puntualizó que, "la consolidación de estas cifras ayudará a afinar las políticas de prevención, no solo de accidentes, sino de atención oportuna de ese gran número de personas que tienen una idea suicida".