Mascarillas y vacunación para mitigar impacto en la salud debido a los incendios forestales
El profesor Néstor Yezid Rojas Roa, director del grupo de investigación en Calidad del Aire de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), explica que, las diferentes emisiones de combustión producen contaminantes, algunos gaseosos y otros en forma de partículas sólidas con ciertos compuestos líquidos también.
Precisamente, el humo del incendio forestal a menudo contiene: vapor de agua, materia particular, minerales, dióxido de carbono, monóxido de carbono, óxido de nitrógeno, compuestos de hidrocarburos que contribuyen a elevar el nivel de ozono y compuestos orgánicos, incluyendo acroleína y formaldehído (potentes irritantes respiratorios).
“Se podría pensar que es más tóxico quemar gasolina que material vegetal, pero están a la par o, incluso, en la quema de biomasa, puede haber sustancias más dañinas porque la combustión es menos completa que como sucede con los combustibles de un motor o caldera”.
Agrega que, “en el caso de estos últimos, la mayor parte de la combustión va hasta convertirse CO2 o dióxido de carbono, y los contaminantes que se producen están en proporciones bajas, mientras que debido a las temperaturas y la mezcla con el aire, la quema de biomasa en un incendio como el que se presenta en este momento en el Cerro del Cable, produce mucho material que no llega a convertirse en CO2 sino que queda en compuestos intermedios, por eso se ve tanto humo. Si la combustión fuera igual de incompleta en un vehículo todos generaría emisiones visibles de humo, lo cual es cada vez menos frecuente”.
Así, “los incendios producen enormes cantidades de material no quemado y muchos de los compuestos químicos que están dentro de ese humo son muy tóxicos”.
Cuando los niveles de concentraciones de las partículas son altos, como está sucediendo en este momento en Bogotá, el impacto lo pueden sentir tanto los niños menores de 5 años, adultos mayores, mujeres embarazadas y afectados por asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), como el resto de ciudadanos: pican la nariz y la garganta, se estornuda y se tose más.
Al respecto, el profesor Jorge Alberto Cortés Luna, de la Facultad de Medicina de la UNAL y director de Infectología del Hospital Universitario Nacional, afirma que “hay evidencia científica sobre la relación entre la calidad del aire y el riesgo de infecciones respiratorias, especialmente cuando la exposición es crónica, es decir, cuando hay mayores niveles de contaminación; aunque hay menos estudios con respecto a situaciones como el que atraviesa la ciudad que es aguda, si el fenómeno se mantiene en el tiempo se esperaría que tales afecciones se incrementen en los próximos días”.
“El material particulado genera irritación sobre las vías respiratorias o afecta los mecanismos a través de los cuales de forma normal las personas nos defendemos de las infecciones virales o bacterianas; obviamente la alta exposición de humo puede generar que el tejido sea más fácilmente infectable o que infecciones que hubieran podido ocurrir, pasen más rápido a los pulmones porque los mecanismos de defensa se ven afectados”, agrega.
El humo del incendio forestal contiene partículas finas (PM2.5) y ultrafinas que pueden absorber directamente en su torrente sanguíneo y alcanzar cualquier órgano o área de su cuerpo. Según el ranking del Índice de Calidad del Aire (IQAir) hoy en Bogotá esta es “perjudicial para grupos sensibles”, y no es para menos, en este momento, hay activos cinco incendios forestales: Quebrada La Vieja, cerca al relleno Doña Juana, Cerro del Cable, Humedal Tibanica y Barrio Timiza, en Kennedy). La concentración de PM2,5 en la capital del país es actualmente 7.6 veces superior al valor guía anual de calidad del aire de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Para el profesor Rojas, ayer miércoles 24 de enero, el impacto del incendio en la quebrada La Vieja era localizado; la meteorología ayudó a que este no se extendiera más hacia la ciudad y se mantuvieran niveles de contaminación aceptables, pero el incendio de El Cable ha llegado a un área más grande de la ciudad.
“Esto se debió a que en horas de la noche y la madrugada la atmósfera estaba poco mezclada, muy quieta, en el sentido que no se dispersaban los contaminantes y los registros de contaminación indican que prácticamente toda Bogotá está afectada por esta conflagración”, menciona.
Según el experto, las condiciones meteorológicas de hoy todavía no son buenas, de manera que las altas concentraciones que se alcanzaron en la noche persisten en este momento”.
La explicación está en la llamada estabilidad atmosférica, que muestra que, la atmósfera es estable cuando no hay buena mezcla; entonces, cuando se emiten contaminantes en condiciones de estabilidad las concentraciones altas se mantienen, mientras que una atmósfera inestable se mezcla más fácilmente y las concentraciones de contaminantes bajan”.
“Para que la estabilidad atmosférica sea inestable se necesita mucha energía y esta llega con la radiación solar. Los días despejados ofrecen mucho de esta característica, que permite que el suelo se caliente y el aire frío se mezcle con el aire caliente de la parte superior y se diluyan los contaminantes”.
“En este momento ya hay más radiación, el suelo se está calentando, aunque todavía falta romper la inversión para que se mezcle la atmósfera y se reduzca la carga contaminante; si se tiene suerte y hay suficiente radiación solar esto podría suceder esta tarde; aunque también depende del incendio si este continúa, seguirá inyectando contaminación”.
Para el académico Rojas, si el efecto sigue siendo agudo puede ser necesario emitir alertas y generar recomendaciones a la población para que se protejan por ejemplo con mascarillas de alta eficiencia como la N95 o limpiadores de aire.
“Incluso en algunos casos puede ser necesario intentar controlar otras fuentes contaminantes como restringir la circulación de vehículos muy humeantes por ciertas zonas o toda la ciudad; también puede ser necesario suspender actividades industriales que tienen cierto tipo de equipos como calderas a carbón, aunque hay pocas en la ciudad, y ladrilleras”.
El profesor Cortés, agrega que sería importante que, “las personas de riesgo se protejan mucho más y se debe garantizar que las personas tengan sus vacunas al día para disminuir el efecto de algunos virus específicos como el de influenza, neumoco o COVID-19”.