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Educación

Manzanilla, albahaca y ruda, maestras de las ciencias naturales en colegio de Caldas

    Aunque históricamente se han usado para calmar los nervios, los cólicos menstruales o el mal de estómago, en esta ocasión las hierbas aromáticas sirvieron como herramienta de aprendizaje para que 30 estudiantes de noveno grado del Colegio Gerardo Arias Ramírez, del municipio de Villamaría (Caldas), entendieran conceptos como botánica, etnobotánica y taxonomía, esenciales en la enseñanza de las ciencias naturales.

    Estas plantas, que suelen crecer de manera espontánea o silvestre en Villamaría, también son el sustento de varios campesinos que se dedican a su cultivo formal. De hecho, junto al café, estas forman parte de la mitad de los productos que comercializa el municipio.

    Por ser plantas ampliamente cultivadas y utilizadas por la población en su día a día, la licenciada en Biología y Química Franciny Vargas Sánchez, magíster en la Enseñanza de las Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, ideó una estrategia pedagógica para que a través de ellas sus alumnos de noveno grado mejoraran su desempeño en el área de la Biología.

    Un pretest de 37 preguntas sobre el conocimiento de las plantas mostró que de 38 estudiantes entre 11 y 14 años, más del 50 % tenía deficiencias en la comprensión de términos como: botánica: estudio de la estructura, función, evolución y clasificación de las plantas; el valor de la etnobotánica: relación del ser humano con el suelo; y las 8 categorías taxonómicas de la flora: dominio, reino, filo, clase, orden, familia, género, y especie.

    Su estrategia pedagógica consistió en aplicar una “dinámica participativa”, es decir, llevó a los estudiantes al campo para que escucharan, observaran y se adentraran en el conocimiento de las hierbas aromáticas, concretamente: manzanilla, albahaca canela, hierbabuena, pronto alivio y ruda de Castilla.

    En el estudio de la magíster, además de los jóvenes participaron 20 campesinos de las veredas: La Pradera, La Floresta, Santa Ana, Turín, Casquillo, Santo Domingo y Alto Arroyo.

    Del trabajo conjunto, cada niño debía realizar entrevistas, bitácoras, recolección de muestras y análisis de las plantas. “Determinamos que al aprender haciendo se pueden resolver problemas en conceptos sobre química o biología y del entorno mismo, y además no nos quedamos solo en la materia, sino que las prácticas se hicieron en los jardines de algunas casas o en el colegio”, menciona la magíster.

    En el análisis, los estudiantes encontraron que en Villamaría hay más de 15 especies de las 5 plantas aromáticas estudiadas, y también identificaron que tienen un papel crucial en el municipio, ya que ayudan a capturar dióxido de carbono, a su vez evitan la erosión del suelo haciéndolo más fértil, y aumentan la humedad del suelo liberando vapor para regular la temperatura local.

    Por otro lado, en el Colegio sembraron ejemplares de cada planta en 3 camas o huertas de 2 x 2 m para aplicar los conceptos de permacultura: sembrado, regado y cuidado de las plantas.

    Estos espacios están sirviendo como un entorno de aprendizaje colaborativo, en el que los estudiantes de grados superiores les enseñan –a través de exposiciones y talleres lúdicos como juegos– a los de grados inferiores la importancia de estas hierbas, a lo que se suma la participación en la jornada “Hoy soy científico”, realizada por el Colegio.

    Al concluir la actividad se aplicó nuevamente un cuestionario de 37 preguntas sobre las partes de una planta, sus tipos, morfología y taxonomía, y los resultados mostraron que el 85,5 % de los estudiantes mejoraron en el desarrollo y la comprensión de los contenidos.

    Además, el 50 % calificó la actividad como beneficiosa para fortalecer y mejorar sus conocimientos de una manera más asequible y comprensible. “Este trabajo innovador, que rompe con la metodología tradicional de enseñanza (tablero), ha permitido mantener un enfoque científico y técnico en los términos abordados”, concluyó la magíster.