Manizales, ejemplo de resiliencia ante desastres ambientales
En 2023 se han registrado en el país más de 30 sucesos mayores. Foto: archivo Unimedios.
La morfología montañosa de Colombia hace que sus laderas inestables sean propensas a deslizamientos. Foto: Augusto Ramírez López, realizador audiovisual.
El crecimiento de los asentamientos urbanos en zonas de alto riesgo, como las laderas de las montañas o las orillas de los ríos, afectan a las comunidades más vulnerables. Foto: archivo Unimedios.
Una adecuada planificación territorial mitigaría el impacto de los desastres naturales. Foto: Defensa Civil de Colombia.
Las zonas de alto riesgo ante posibles desastres no deberían ser invisibles para el Estado. Foto: archivo Unimedios.
Estabilidad y control de la erosión de las laderas, ampliación de los sistemas de alcantarillado para que puedan recolectar de manera óptima las aguas lluvia, mantenimiento y reforzamiento sismorresistente de múltiples edificaciones importantes como el Hospital de Caldas y la Catedral Basílica Metropolitana Nuestra Señora del Rosario de Manizales, forman parte de las obras adelantadas en la ciudad, que muestran su capacidad de afrontar un desastre y recuperarse del evento adverso (resiliencia).
Hoy la capital de Caldas es un ejemplo mundial de gestión del riesgo; por ejemplo, cuenta con estrategias y protocolos de reacción ante eventos adversos, y además en la oficina del Servicio Geológico de Colombia, un conjunto de pantallas transmite en tiempo real la actividad sísmica, las imágenes satelitales y las imágenes de la cámara web del volcán Nevado del Ruiz, gracias a cerca de 150 sensores.
El profesor Omar Darío Cardona, de Instituto de Estudios Ambientales (IDEA) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, afirma que “aunque no se puede predecir qué día van a ocurrir fenómenos como los sismos, sí se puede determinar con anticipación cómo afectaría a la población y estimar los daños que se presentarían en la infraestructura, por ejemplo”.
Agrega que “en ocasiones los gobiernos ignoran estas estimaciones y no se hace prevención cuando se sabe que en un país como Colombia existen sectores de la población que son más vulnerables”.
“La resiliencia frente a los desastres no solo tiene que ver con la forma como la Policía, las Fuerzas Militares, los bomberos o la Defensa Civil atienden una emergencia, sino cómo se ordena, se hace la planeación del territorio y se aplican normas de seguridad en la construcción”.
Algo fundamental para un municipio es tener un desarrollo territorial adecuado, lo que significa no habitar zonas de alto riesgo, en pendientes inestables, en las orillas de los ríos o en zonas costeras. Colombia posee asentamientos humanos en zonas consideradas como de alto riesgo, en donde quienes más padecen pérdidas son las personas de los estratos más bajos.
El académico Cardona considera que “es mejor un gasto anticipado en el territorio y mejorar la resistencia sísmica de las edificaciones del país para prepararse ante un fenómeno, que tener que lamentar las víctimas y enormes pérdidas y costos en un futuro”.
Justamente la falta de prevención fue notable en las cifras de 2022, cuando se registraron más de 4.000 eventos de emergencia ambiental, y en 2023 ya se han presentado más de 30 sucesos, sumados a la ocurrencia de temblores como el sucedido en la madrugada del pasado viernes 10 de marzo.
El profesor Cardona ofreció estos aportes durante la charla “Riesgo y resiliencia. Desafíos para el mundo”, realizada en el marco de los 75 años de la UNAL Sede Manizales.