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Los vientos suaves de Bogotá y San Andrés sí pueden generar energía

    Aunque históricamente los vientos de Bogotá y Cundinamarca se han descartado como una opción viable para generar energía por su baja intensidad, un innovador generador, próximo a ser patentado, funciona con velocidades de viento de entre 2 y 4 metros por segundo (m/s), y produce el 10 % de la energía que se consume en un hogar.

    Las turbinas pueden operar las 24 horas del día, siempre y cuando las condiciones del viento sean adecuadas. Además la instalación en edificios urbanos aprovecha las estructuras existentes, lo que reduce costos asociados con la construcción de torres.

    Además, los prototipos como este, elaborado en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), también son viables en zonas rurales. Por ejemplo en una finca de Cundinamarca la turbina se usó para alimentar un molino que mantiene leche en condiciones óptimas.

    En el campus de la UNAL Sede Bogotá, donde se hicieron las primeras pruebas del dispositivo, se registraron vientos promedio de 1,5 m/s; sin embargo en otros lugares de la ciudad la velocidad se incrementa y las edificaciones funcionan como puntos de concentración.

    La investigación inició con el proyecto para la Maestría en Ingeniería - Automatización Industrial adelantada por Andres Felipe Galindo Rojas, ingeniero mecatrónico de la UNAL, cuyo interés fue buscar alternativas para diversificar las fuentes de energía para reducir la dependencia de combustibles fósiles, lo cual mitiga los efectos del cambio climático.

    “El objetivo era aprovechar los vientos de baja intensidad en zonas urbanas, donde los techos y estructuras altas facilitan la generación de energía limpia”, explica el magíster.

    Un diseño funcional

    Su diseño es ingenioso y práctico. Se trata de una turbina eólica tipo H, conocida como Darrieus, con álabes rectos similares a las aspas de un molino de viento. El primer prototipo se construyó en madera pero luego se buscó una versión más avanzada usando fibra de vidrio, un material fabricado localmente, lo cual reduce los costos.

    “El generador cuenta con dispositivos que facilitan un arranque más natural, similar al impulso inicial que se necesita para hacer girar una rueda”, subraya el profesor Rodolfo García Sierra, del Observatorio de Innovación de la UNAL. Según su explicación, estos elementos se diseñaron para reducir el esfuerzo que siempre se necesita en el primer giro, y esto es importante porque es lo que hace funcionar la turbina con vientos muy bajos.

    Así se evaluó

    Los investigadores analizaron la viabilidad de esta tecnología tanto en el campus de la UNAL en Bogotá como en la Sede Caribe, en San Andrés, donde las condiciones del viento varían significativamente. Mientras que en la capital del país los vientos son suaves, en la Isla son más intensos, lo que aumenta el rendimiento del prototipo de fibra de vidrio.

    Datos recolectados por estaciones meteorológicas mostraron que los vientos suelen ser más fuertes al mediodía, y que enero es el mes de mayor favorabilidad, lo cual confirma el potencial de las turbinas para complementar otras fuentes de energía como la solar, que depende exclusivamente de la luz diurna.

    “Estas turbinas operan 24 horas siempre y cuando las condiciones del viento sean las adecuadas, e instalándolas en edificios urbanos se aprovechan las estructuras existentes, lo que reduce costos asociados con la construcción de torres. Sumado a ello, podrían cubrir entre el 10 y 20 % del consumo energético de un hogar promedio, según las condiciones del viento”, anotan los investigadores.

    El proyecto forma parte del trabajo del Grupo de Investigación Electrical Machines & Drives (EM&D) de la Facultad de Ingeniería de la UNAL, liderado por el profesor Javier Rosero.