El tema de la morfología de los renacuajos de las ranas venenosas del país lo abordó desde hace varios años. Para ello comparó morfológicamente cuatro especies que abundan en la Cordillera Oriental. Una de ellas está en la Sabana de Bogotá (Hyloxalus vergel), la segunda está en su gran mayoría de la Cordillera Oriental (Pheobates palmatus), la tercera en Villavicencio (Meta) y la cuarta, un poco más escasa y menos frecuente, entre Fusagasugá (Cundinamarca) e Icononzo (Tolima).
"Pude hacer una caracterización y mirar la transformación que sufre el renacuajo hasta ser rana, y pude mirar qué estructuras morfológicas varían en el desarrollo. Esta transformación me permitió saber cuáles estructuras varían y cuáles no. Por ejemplo, tienen diferencias en la cola, espiráculo, hocico y tubo ventral", explicó el biólogo.
Aseguró que sí existen diferencias morfológicas de los renacuajos de las cuatro especies de ranas estudiadas, desvirtuando lo que tradicionalmente se creía: que no se diferenciaban. "Si nos remontamos a la historia, durante los últimos 40 años autores aseguraban que los renacuajos de estas especies son iguales", aseguró Anganoy.
Después de haber hecho la caracterización de los renacuajos se presentan otras diferencias estructurales como en el viscoral; que es un grupo de estructuras que le sirven para tomar el alimento; la narina o nariz y los neuromastos o células receptivas.
La caracterización que hizo el egresado de la UN no solo se centró en la especie, también en el género y la familia. "Pertenece a uno de los géneros mas grandes con 46 especies de ranas venenosas. Encontramos ranas aposemáticas (colores llamativos) y ranas de color café (colores crípticos). Estos renacuajos de ranas de colores aposemáticos son diferentes a los de colores crípticos, especialmente en la especie Allobates femoralis (amazónica, de colores crípticos), en la cual su disco oral es diferente, existe un espacio en una de sus hileras dentales", aseguró.
El expositor, invitado a la franja Jueves de la Biodiversidad del Instituto de Ciencias Naturales, señaló que cuando ya son adultos (ranas venenosas) no representan mayor peligro para el hombre porque viven en zonas boscosas, donde los humanos no tienen acceso. Estas ranas pasan inadvertidas, no atacan y, por el contrario, huyen de los humanos.