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Ciudad y Territorio

Los puentes, testigos fundamentales del desarrollo en Caldas

    Los puentes son considerados como obras majestuosas de la ingeniería civil, ya que permiten acceder a terrenos abruptos, conectan territorios separados por montañas, pasan ríos o mares, y amplían las rutas de comercio. Pero, más que un elemento estructural, tienen una representación simbólica importante: la unión, la continuidad de un camino. Estos han desempeñado un papel vital en el crecimiento económico y social de la región cafetera.

    Así lo evidencia un estudio histórico y en campo, realizado por expertos de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, el cual demuestra el impacto de esta infraestructura arquitectónica desde la colonización antioqueña, y cuyos resultados se recogen en el libro Puentes en los caminos de Caldas, siglos XIX y XX: De la armazón de madera a la estructura metálica, una de las novedades presentadas recientemente en la Feria Internacional del Libro (Filbo) 2024.

    La construcción de puentes se remonta al siglo XIX, cuando los antioqueños migraron hacia diferentes regiones del país en busca de tierras fértiles para la agricultura y oportunidades económicas. Caldas, por ser una región montañosa y escarpada en el centro-occidente de Colombia, necesitaba estructuras que facilitaran los desplazamientos, pero que también garantizaran resistencia, adaptabilidad al terreno y acceso a los materiales.

    En busca de la versatilidad, campesinos y obreros de la época construyeron puentes con pino, roble o guadua, pero en el desarrollo del siglo XX, con la mano de obra especializada e ingenieril, para la construirlos reemplazaron dichos materiales por hormigón y acero, entre otros materiales más resistentes.

    Aunque la madera era un recurso asequible por su abundancia en la región, su elección para construir puentes se debía a su practicidad y facilidad de uso. Los puentes de madera adoptaban un modelo específico, siendo de forma trapezoidal.

    ¿Pero por qué esta forma en particular? “La geometría trapezoidal ofrecía una distribución de fuerzas más eficiente, permitiendo una mayor estabilidad y resistencia estructural. Además, este diseño aprovechaba las propiedades naturales de la madera, como su flexibilidad y resistencia a la compresión, para soportar cargas y tensiones de manera efectiva”, afirma el profesor Jorge Alberto Galindo Díaz, quien trabajó junto a los arquitectos Gilberto Flórez Restrepo y Camilo Mejía Clavijo, de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo.

    La investigación se desarrolló en tres partes: el origen de los caminos importantes en la región, la construcción de puentes de madera y la llegada progresiva de puentes metálicos que reemplazaron a los anteriores.

    Para el estudio se involucraron levantamientos planimétricos y una ubicación precisa de los puentes sobre la cartografía regional, realizada a mano alzada por los docentes Jorge Galindo y Camilo Mejía. Se centró en la región del Viejo Caldas, abarcando el periodo 1860-1930.

    Se analizaron puentes que cruzaban cauces de ríos caudalosos como el río Cauca y sus afluentes, resistentes a las cargas de los automotores y las condiciones ambientales locales.

    Desarrollo en el territorio

    Uno de los ejemplos más destacados es el puente sobre el río Cauca, una vía de comunicación vital entre diferentes municipios de Caldas que también ha sido un catalizador del desarrollo económico en la región. Facilita el transporte de productos agrícolas, bienes manufacturados y servicios, promoviendo el comercio y la integración económica. Además, su presencia ha permitido expandir áreas urbanas y desarrollar nuevas actividades económicas a lo largo de sus márgenes. Así mismo, ha sido un espacio de conexión y cruce de historias, tradiciones y experiencias.

    El arquitecto Díaz agrega que “a pesar de su importancia, los puentes también enfrentan desafíos en el siglo XXI. El cambio climático, el aumento de la urbanización y la obsolescencia de las infraestructuras son solo algunos de los problemas que se deben abordar para garantizar su sostenibilidad a largo plazo. Es necesario invertir tanto en su mantenimiento y modernización como en la construcción de nuevos puentes que respondan a las necesidades de una sociedad en constante evolución”.

    “Por lo tanto es necesario valorar y preservar estos monumentos de ingeniería y memoria, asegurando que sigan cumpliendo su función de facilitar el progreso y la integración en nuestra sociedad”, concluye el profesor Galindo.