“Los códigos del amor: delito y cartas de amor en el Archivo Histórico Judicial de Medellín”

La muestra del Laboratorio de Fuentes Históricas de la UNAL Sede Medellín, realizada en alianza con la Caja de Compensación Familiar de Antioquia (Comfama), está conformada por ocho cartas escritas en Abejorral, Frontino, Jericó, La Ceja, Rionegro y Titiribí, las cuales involucraban a mujeres jóvenes, en sus veintes, y a hombres mayores que ellas.

Entre las ocupaciones de ellas están estudiantes, amas de casa, empleadas domésticas, chapoleras, modistas y maestras de escuelas; y en el caso de ellos, jornaleros, negociantes, zapateros y agentes de venta de automóviles.

“La exposición les muestra a los asistentes que los archivos son interesantes y divertidos, aunque a veces presentan grados de dificultad, ya que cuentan historias conectadas con nuestra vida y nuestra realidad”, menciona la profesora Ruth López Oseira, coordinadora del Laboratorio.

En la primera mitad del siglo XX las manifestaciones de afecto o sexuales se consideraron como indebidas, no permitidas en el marco de la ley, y por ende moralmente recriminadas. Estas se daban dentro del control patriarcal, por lo que era normal que los hombres actuaran con autoridad y control hacia las mujeres de su familia, al punto de evitar que ellas tuvieran relaciones sexuales o engendraran hijos por fuera del matrimonio católico, que además era autorizado por ellos, y las relaciones que transgredieron este orden eran ilegales.

Por eso, los enamoramientos, pasiones y desengaños fueron narrados en páginas que trascendieron a sus destinatarios y que se presentaron como evidencia ante un tribunal para determinar la ocurrencia o no de un delito.

Por ejemplo, el Código Penal de 1889 tipificaba como delito el “amancebamiento público”, en el que incurría una pareja que hacía vida marital públicamente sin estar casados, mientras que el “rapto, fuerza y violencia” tenía que ver con el acto de abusar de una persona, llevarla a otro lugar con esa intención, y también se consideraba así si la mujer era casada, soltera menor de edad, o si ella lo consentía.

Cartas de amor como objeto de estudio

Manuela Vélez Ortega, coordinadora de divulgación del Laboratorio de Fuentes Históricas y curadora de la Exposición, menciona que “aprovechamos las cartas de amor y las expandimos en otros sentidos. La historia nos da unas herramientas y un mundo entero de posibilidades”.

El trabajo inicial de elegir las cartas fue adelantado por Eulalia Hernández y la docente López, y a partir de ahí se hizo su revisión, digitalización y curaduría. En el proceso de creación y de labores previas a la Exposición también participaron integrantes del Semillero de Paleografía y Diplomática de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas.

Uno de los miembros del grupo, Andrés Esteban López, comenta que “entender las cartas y los casos fue todo un reto. Por ejemplo, la historia de Herminia, una mujer que le escribía cartas a su novio, y al final le explicaba los mensajes ocultos, como por ejemplo que el número 1 es la letra A y el número 2 es la B”.

Desde su inauguración la Exposición ha tenido gran acogida, los espectadores han podido leer y tomar en sus manos algunos archivos. También tuvieron la posibilidad de escribir cartas de amor y desamor.

“Los códigos del amor: delito y cartas de amor en el Archivo Histórico Judicial de Medellín” estará abierta a la comunidad universitaria hasta el viernes 1 de marzo, y luego se exhibirá en las sedes de Comfama en varios municipios del Área Metropolitana del Valle de Aburrá.

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