¿Llegó la época para sufrir por los taxistas? Comienza la alta demanda de carros amarillos y los expertos dicen que los usuarios tendrán que prepararse para enfrentar el mal servicio.
La escena de usted cargando 1000 bolsas, con una nube negra y pidiendo al cielo el milagro de encontrar un taxi libre no es parte del guión de una película "¿A dónde va, ´mamita´?", "es que ya tengo que entregar el vehículo y usted no va para mi casa", "¿taxímetro?, no si quiere venga y arreglamos usted y yo". A muchos usuarios del transporte amarillo estas frases se les han incrustado en la cabeza, al punto de que cuando llega diciembre el tema de coger taxi es toda una pesadilla.
Este servicio de transporte público ha ganado fama de ineficiente e inseguro a punto de que cuando salió Uber como competencia, en vez de lucir como el villano ´chiviado´ que quería reemplazar a los taxis, para muchos se convirtió en la salvación del caos. En eso coincide Carlos Moneada, experto en movilidad y profesor de la Universidad Nacional, que aseguró a PUBLIMETRO que las dificultades con los taxis colmaron la paciencia de los usuarios y de allí que estén buscando otras opciones, así tengan que pagar un poco más.
Bogotá encabeza la lista de ciudades de Colombia con más taxis, con 58.768 vehículos y 63 empresas registradas para prestar este servicio. Un número que a veces es muy pequeño si se comprueba que, ya sea por horas de espera en los números con mil "unos" o por tiempo perdido en las aplicaciones de celulares, en algunas horas queda de ´pa arriba´ conseguir un servicio libre, sobre todo en esta ciudad con más de siete millones de habitantes.
Moneada critica que las regulaciones en la ciudad se hayan quedado cortas, debido a que los controles que existen son inefectivos ya que persisten quejas de manipulación de taxímetros y preguntas de cuál es el destino del servicio. Ahora bien, poniéndose en el lugar de ellos, hay algunos datos interesantes que están incluidos en el libro ¡Taxi!
El modo olvidado de la movilidad en Bogotá, de la Universidad de los Andes, y que permiten ver cómo es el trabajo de los que, para muchos, son los ´Grinch´ de la Navidad. Por ejemplo, que el 71% de los recorridos en taxi los realizan personas de estratos 3 y 4 y que estos vehículos aportan el 15% de las emisiones contaminantes de CO2.
Además, la edad promedio de un taxista es de 32 años, conducen cerca de 13 horas al día y pertenecen, en su mayoría, a los estratos 2 y 3. Las obligaciones de esta profesión no son pocas, porque los propietarios de los carros les piden desde 55.000 a 80.000 pesos diarios. Esto deja ver que es necesario que un taxista se haga entre 130.000 y 140.000 pesos diarios para que su trabajo sea rentable.
Una de las problemáticas mayores es que las empresas que agrupan a los taxistas no les responden a los usuarios ante cualquier queja. Es por eso que se han creado movimientos ciudadanos para reportar las placas y las historias con los taxistas ´joyitas´. Moneada agrega, sobre este aspecto, que esas empresas se dedicaron a administrar planillas, pero nunca a asumir el trabajo que implicaba ofrecer un servicio de tanta importancia, como es el de transporte público.
Llega diciembre y la expectativa está en saber si los taxistas nos sorprenderán con comportamientos nunca antes vistos. Ellos no preguntarán nunca para dónde va, no pondrán reguetón en exceso y, claro, le cobrarán lo justo, al punto en que el único muñeco que usted verá en ese taxi será el papá Noel que cuelga del panorámico y no el del ´chancuco´ que le insertan al taxímetro.
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