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Medioambiente

Limonaria y saeta, pastos propensos a propagar incendios forestales

    La quema para renovar pastos de uso ganadero o agrícola es una práctica antigua que cuando se realiza de manera descontrolada puede provocar incendios. Las variedades (Trachypogon spicatus) y Limonaria (Axonopus anceps) son altas y gruesas, prenden con facilidad y tardan más tiempo en apagarse, lo cual influye en la rápida expansión del fuego, por lo que su uso debe ser controlado. El hallazgo serviría para conocer qué zonas del país tendrían mayor riesgo de conflagraciones.

    Según las estadísticas que maneja el Grupo de Investigación y Docencia Ecología del Paisaje y Modelación de Ecosistemas (Ecolmod) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), en marzo del presente año se detectaron en la Orinoquia 12.842 focos activos, que corresponderían a quemas o incendios forestales.

    Dichos puntos se encuentran especialmente en los municipios de Puerto Carreño, Cumaribo y Primavera en Vichada, y Puerto Gaitán en Meta. El material particulado que se genera a partir de estas quemas puede llegar hasta Villavicencio y Yopal, y además extenderse a Bogotá, Medellín, Bucaramanga y Cúcuta afectando la calidad del aire de estas ciudades, informa Ecolmod.

    En la Orinoquia esta situación es materia de observación frecuente, pues según la Base de Datos Globales de Emisiones de Incendios, entre 1997 y 2016 el 7 % de dicho territorio se quemó cada año. Aunque las causas son diversas y se relacionan, entre otros factores, con una mayor intervención en los ecosistemas –como por ejemplo la ampliación de la frontera agrícola–, las quemas inducidas son un foco de atención al que hay que seguirle la pista.

    Con las quemas se pretende remover el pasto seco que ya no sirve para alimentar el ganado y así generar un rebrote para obtener más y mejor aprovechamiento. Sin embargo, por ser una práctica que aún persiste, desconocer las características de los pastos incrementa el riesgo de incendios en el contacto de las sabanas con los bosques.

    Por eso, el biólogo José Luis Camargo, de la UNAL Sede Bogotá, estudió cinco tipos de pastos presentes en el Distrito Nacional de Manejo Integrado del Cinaruco en Cravo Norte (Arauca) y evidenció que, frente a otras especies de la zona, los pastos conocidos popularmente como limonaria y saeta son inflamables, es decir propensos a iniciar y propagar el fuego.

    En estos pastos la llama prende a 1,5 y 2,5 segundos en promedio, o sea más rápido con respecto a las demás especies estudiadas, que tuvieron un promedio de 4,5 segundos. A este parámetro se le conoce como tiempo de ignición –tiempo que se demora en prender la llama– y sirve para entender el comportamiento de los pastos que se cultivan en Cravo Norte.

    “Además de que se prenden con facilidad, tardan más tiempo es apagarse, lo cual influye en la rápida expansión del fuego”, enfatiza el biólogo.

    Biológicamente la limonaria y la saeta son pastos altos y gruesos, características que explican la propagación del fuego. “A mayor tamaño mayor biomasa, y por ende mayor combustible, sobre todo en las sabanas altas donde los pastos tienen mayor altura”, subraya.

    Estudiar las especies, identificar los incendios

    El Distrito de Manejo Integrado del Cinaruco es un área protegida que alberga diferentes ecosistemas como bosques de galería (los cuales se encuentran cerca de las riberas o cauces de los ríos), humedales o sabanas inundables, además de distintas especies de fauna silvestre.

    La probabilidad de ocurrencia de incendios en esta zona está por encima del 57 %, lo que lo convierte en un espacio estratégico para establecer medidas de contención.

    Para su investigación, el biólogo Camargo estableció parcelas de entre 200 y 400 m en las cuales se identificaron los tipos de sabanas, cada una con un pasto predominante en el Distrito: en la sabana alta predominan los pastos guaratara, limonaria y saeta, y en sabana baja el rabo de zorro y el rabo de mula.

    Después tomó 30 muestras de unos 60 gramos de las especies Saeta (Trachypogon spicatus), Bravío o Limonaria (Axonopus ancep), Rabo de Zorro (Hypogynium virgatum), Rabo de Mula (Anthaenantia lanata) y Guaratara (Axonopus purpusii).

    “Se determinó la pérdida de humedad, relacionada con el secado rápido de las especies: cuanto más rápido se seque más rápido se queman”, explica el biólogo. Las sabanas altas donde predominan los pastos saeta y limonaria tienden a secarse con mayor facilidad porque el agua que llega fluye hasta las sabanas bajas. Así, mientras las otras especies duraron encendidas menos de 20 segundos, saeta y limonaria alcanzaron los 40 segundos.

    “Conocer qué especies presentan estas condiciones sirve para entender dónde hay mayor ocurrencia de incendios y de afectación a la biodiversidad. Así se podrían priorizar las zonas para implementar las medidas, pero sobre todo trabajar en conjunto con las comunidades para que puedan darles un manejo integral a este tipo de pastos” concluye el biólogo Camargo, investigador de Ecolmod.