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Política y Sociedad

Lesiones, enfermedades y marcas del cuerpo, rastros de los desaparecidos por el conflicto armado

    El pasado 8 de mayo se recuperaron en Casanare cinco cuerpos que pertenecerían a personas desaparecidas durante el conflicto armado, importante hallazgo que se dio durante la nueva administración de la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD), que el pasado 3 de mayo nombró como subdirector al profesor Nelson Téllez, de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), experto en patología forense.

    La UBPD estima que en Colombia han existido más de 99.000 desparecidos durante el conflicto armado. Por esta razón la patología forense –disciplina encargada de determinar las causas y cómo sucedieron las muertes en casos de violencia o delito– emerge como una herramienta importante para determinar y comprender lesiones, traumas, impactos y enfermedades que formaron parte de la vida de los actores y víctimas del conflicto, trazando una hoja de ruta amplia para la búsqueda y el análisis de sus cuerpos, así como su identificación y preservación.

    El nuevo subdirector explica que “se tiene como objetivo facilitar el reencuentro de los desaparecidos con sus familias biológicas y extendidas; dignificar y resignificar sus muertes con un enfoque centrado en la preservación de la memoria; y construir la verdad de lo que ha ocurrido durante más de 60 años de conflicto en el país, aportando a que la paz pueda estar presente en los territorios”.

    Para entender mejor el impacto, el profesor expone el siguiente caso: “posiblemente un actor armado antes de enfermar y morir buscó asistencia médica, pero no dijo su verdadero nombre o filiación, aunque fuera una víctima, debido a que decirlo representaba un riesgo. Sus lesiones y condiciones forman parte de todo un universo de desaparecidos que hoy necesitan ser recuperados”.

    Añade que “esta es una oportunidad para sanar heridas sociales que nos afectan a todos los colombianos, para construir un método que nos muestre ante el mundo como un ejemplo de institución, en el que la búsqueda no se ve como una práctica con fines punitivos sino de sanación y tejido social para aportar al sistema de verdad, justicia, reparación y no repetición”.

    En cuanto a los retos que afronta la UBPD, se está empezando a hacer lo que algunas familias de los desaparecidos llevan haciendo por décadas: buscar desde la angustia, desde los saberes ancestrales, desde el dolor. “Buscar es una función social que debe integrar a todas las instituciones y organizaciones sociales del país”.

    “Se deben destinar recursos para el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, para las intervenciones en cementerios, para construcciones de memoria, para encontrar vivos a los desaparecidos, para traerlos desde la muerte y contar sus historias, las que no les permitieron vivir”, indica.

    La violencia como problema de salud pública

    Según el nuevo subdirector, “este tipo de acciones brindan reparación a las víctimas y tratan la violencia como un problema de salud pública en el que hay diversos factores en juego”.

    En su opinión, se debe intensificar la documentación de los lugares que son de interés para los expertos forenses, para que en los enterramientos legales e ilegales se puedan identificar los cuerpos de estas personas afectadas por el conflicto.

    Para la UNAL es sin duda alguna una oportunidad de afianzar los lazos y la articulación con la UBPD. En ese sentido, se han hecho acercamientos estratégicos para vincular diferentes disciplinas en distintos escenarios de acción de práctica forense, con el fin de hacer de la Universidad un semillero de talento humano que nutra el sistema de búsqueda, recién considerado en el marco del Plan Nacional de Desarrollo.

    “Esta será una oportunidad invaluable para vincular estudiantes de pregrado y posgrado a diferentes actividades de búsqueda, entre ellos antropólogos, odontólogos, psicólogos, trabajadores sociales, geólogos e ingenieros, entre otras disciplinas necesarias en diferentes fases del proceso de búsqueda”, asegura.

    Las lesiones, enfermedades y daños en el cuerpo de una persona son indicios poderosos de lo que vivió en el conflicto, de ahí que la tarea de los patólogos forenses para analizar, identificar y determinar las causas de sus muertes y lo que vivieron sea determinante al encontrar sus cuerpos.

    “Cómo decía el poeta Miguel Hernández, debemos arañar la tierra palmo a palmo para encontrarlos, para regresarlos y dignificarlos, es lo menos que debemos hacer para lograr la paz en Colombia”, concluye el profesor Téllez.