Antes, Ramón Arango, ganadero de La Unión (Antioquia), tardaba dos o tres generaciones para evidenciar cambios importantes en la genética (fertilidad, peso, producción de leche, apariencia, etc.) de sus bovinos, hoy los puede ver en una sola descendencia, gracias a un proyecto de la Universidad Nacional de Colombia en Medellín, que beneficia el bolsillo de los lecheros y la salud de los animales.
Unos 600 ganaderos antioqueños aprendieron a analizar particularidades poco exploradas en su quehacer diario, pero que son fundamentales para determinar, con mayores argumentos, qué toros pueden transmitir a sus crías las mejores características de calidad en la producción.
Es el primer programa pensado para bovinos de hatos lecheros en Colombia y que no se enmarca en la categoría élite, sino en pequeñas y medianas parcelas con razas como holstein y jersey, de mayor inventario. Con el apoyo del Ministerio de Agricultura, se estudian cerca de 20 mil individuos en 19 municipios.
"En campo los resultados son asombrosos y en realidad muy representativos en términos de personas capacitadas y de mejoramiento de los derivados lácteos", dice José Julián Echeverri, investigador del grupo de Biodiversidad y Genética Molecular de la UN en Medellín. El programa se divide en dos líneas complementarias: la evaluación genética cuantitativa y la valoración a partir de marcadores moleculares.
Más cerca del campesino
El método cuantitativo, en el cual se requiere la participación permanente del ganadero, consiste en estimar el mérito genético (superioridad) de los individuos, tanto en machos como en hembras.
Se comienza por identificar los animales y registrar sus características productivas y reproductivas. Cada mes, los hatos son visitados para medir la producción de leche y tomar muestras que permitan precisar en laboratorio el porcentaje de grasa, proteína y el recuento de células somáticas (responsables del crecimiento de tejidos y órganos), aspectos importantes a la hora de determinar la salud de la ubre y la calidad del lácteo. La UN realiza un análisis estadístico y retroalimenta a los campesinos con la información.
Los resultados evidencian que un espécimen hereda a sus hijos la capacidad de producir leche en 20%, mientras que en los porcentajes de grasa y proteína se aproxima al 40%. "Quiere decir que tendremos un mayor progreso genético con la segunda característica", explica Jorge Quijano, investigador de la Facultad de Ciencias Agropecuarias. El inventario de células somáticas se encuentra en la media con 30%. El factor hereditario más bajo fue el intervalo entre partos, con 8%.
El modelo, además de tener en cuenta datos como año, mes, hato, región, municipio y número de partos, incluyó el valor genético del origen nacional o extranjero de los toros. "Todos los factores fueron importantes a excepción de la procedencia. Ello quiere decir que en Colombia la genética es muy buena", resalta el profesor Quijano, quien asegura que ya se han evaluado 5.000 vacas y 400 toros.
En la investigación se pretende cambiar el criterio de elección subjetiva basada en lo estético "predominante en el país", como belleza, colores, ausencia o presencia de cuernos, que nada tienen que ver con la superioridad genética o la producción.
La tecnología
La segunda línea de trabajo se realiza a partir de marcadores moleculares, segmentos del ADN que pueden reconocerse y relacionarse con una característica heredada. Con este método se identifican genes de interés económico en la producción lechera como la prolactina, que estimula la producción de leche; la kappa caseína, que evita su coagulación, y la hormona del crecimiento. Otro es el antígeno leucocitario bovino, sustancia que proporciona resistencia a enfermedades.
La técnica solo se aplica a 2.500 animales que cumplieron la condición de tener padre conocido. "Si no sabemos su procedencia, tampoco sabremos qué estamos mejorando", aclara el investigador Albeiro López.
El análisis se amplió con la inclusión de estudiantes en el proyecto, quienes examinaron, por ejemplo, las mutaciones en el gen CD18 que causa la deficiencia leucocitaria bovina, muchas veces mortal. Igualmente, el gen de lactoferrina, que activa el sistema inmune contra infecciones en el tracto reproductivo, mastitis (inflamación de las ubres) y neumonía.
Asimismo, mediante un reciente convenio con la Universidad de Milán (Italia), se realizan estudios que pueden evaluar 750 mil alteraciones en el genoma bovino asociadas a la producción de leche.
En manos de la sociedad
Los investigadores resaltan como logro principal la instauración del Programa de Evaluación Genética, que requiere una cultura de identificación, recolección y sistematización de información por parte de los ganaderos.
El alma del proyecto se encuentra en el trabajo realizado con la comunidad. Los campesinos de los 150 hatos incluidos se capacitaron en inseminación artificial, manejo de registro, mejoramiento animal, evaluación molecular, eficiencia productiva y reproductiva, entre otros temas.
La UN y Colanta Ltda. elaboraron dos programas para facilitar el procesamiento y lectura de datos. El primero llamado Control 1, de fácil manejo, fue ideado para que los ganaderos sistematicen la información de los hatos. El segundo, denominado Evaluación Genética y es empleado por los investigadores, organiza la información de Control 1.
Los expertos aseguran que el reto es mantener la iniciativa a futuro, con el fin de mejorar la productividad del ganado lechero.
Sedes