El consumo de alimentos poco saludables y sus efectos perjudiciales en el organismo despierta cada vez más el interés sobre la relación que existe entre nutrición y salud.
Uno de los elementos más estudiados ha sido la grasa de origen animal. Según los nutricionistas, es nociva para el hombre, ya que su alto contenido de colesterol y ácidos grasos trans o saturados aumentan el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. En el caso puntual de la leche de animales rumiantes, se encuentran más de 400 clases de dichas sustancias.
Sin embargo, hay una particular denominada ácido linoleico conjugado (ALC), que ha resultado bastante beneficiosa para la salud del hombre. A finales de los años setenta, el científico Michael Pariza, director del Instituto de Investigación de Alimentos de la Universidad de Wisconsin"Madison, descubrió las propiedades anticancerígenas de este compuesto.
A través del tiempo, mediante experimentos in vitro e in vivo, en los que se han usado especies como conejos, ratas, ratones, pollos de engorde y cerdos, el ácido linoleico conjugado ha demostrado más efectos benéficos como inhibición de la carcinogénesis en el cáncer de mama, de colon, de próstata y gástrico.
Así mismo, se ha evidenciado que ayuda a reducir los niveles de colesterol nocivo (LDL) y a aumentar el colesterol bueno (HDL) en la sangre, reduce la acumulación de grasa en el cuerpo, tiene efectos antioxidantes y antiinflamatorios, aumenta la respuesta del sistema inmune, y aumenta la mineralización ósea y el efecto antidiabético.
A pesar de que el ALC se encuentra ampliamente distribuido en la naturaleza, en la mayoría de alimentos de origen vegetal y animal sus concentraciones son muy bajas. En la leche alcanza 5,5 miligramos grasa, mientras en la carne de los bovinos 4,3 miligramos grasa, porcentaje similar al que se encuentra en ovejas, cabras y búfalos.
Por eso, la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia y el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos (ICTA), de la Universidad Nacional, junto con el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, adelantaron una investigación que busca aumentar los niveles de dicho compuesto en la leche nacional.
Investigación de la UN
"Según la literatura, cuando los animales consumen pasturas frescas tienen niveles más altos de ácido linoleico que aquellos que se alimentan en confinamiento. Nuestro primer análisis consistió en determinar las concentraciones de estas sustancias en la leche colombiana y determinar las ventajas comparativas de su producción "realizada en pastoreo" frente a la de Europa y Estados Unidos, que es en confinamiento", aseguró Juan Carulla, decano de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la UN.
Para el estudio tomaron muestras de varias fincas de la Sabana de Bogotá, con las cuales comprobaron que, en promedio, la leche nacional contiene entre 2,5 y 3 veces más cantidad de ALC que la de aquellos países que mantienen sus animales en confinamiento. "Sin embargo, evidenciamos que no era uniforme la concentración. Es decir, que había variaciones entre una finca y otra", señaló Carulla.
A partir de estos resultados, la UN emprendió tres estudios más: el primero busca caracterizar la leche del país con el propósito de determinar nichos por el tipo de pastos y de ganado que presente mayor cantidad de ácido linoleico; el segundo, generar herramientas de manejo de la alimentación de los bovinos, para incrementar este compuesto en la producción lechera, y el tercero, liderado por el ICTA, intenta la transformación y producción de alimentos ricos en ALC.
"Hasta el momento los hallazgos son promisorios. En cifras, si el promedio de concentración de ALC en Estados Unidos y Europa es de alrededor de 5 miligramos por gramo de grasa, aquí tenemos entre 22 y 25 miligramos por gramo de grasa. Una diferencia considerablemente alta", afirmó Carulla.
Según el profesor, los valores más altos se han encontrado en Antioquia y Ubaté (Cundinamarca)principales zonas lecheras del país.
En cuanto al manejo de la alimentación, los investigadores han encontrado que, al adicionarle a la dieta del animal subproductos locales ricos en ácidos grasos insaturados, como la llamada harina de arroz, se mejoran las concentraciones de ALC.
Gracias a que con la harina de arroz se han logrado aumentar las concentraciones de ácido linoleico en la leche hasta en un 30 por ciento, la meta de la UN y el Ministerio de Agricultura es estimular la industria para comercializar productos ricos en ALC y entrar a competir en el mercado de los alimentos funcionales que tienen efectos sobre la salud.
El proyecto está aliado con una empresa nacional de lácteos y busca crear un mercado que beneficie a los pequeños productores que aumenten los niveles del ácido graso en sus hatos lecheros.
"Desde el punto de vista del mercado externo, también habría oportunidades, ya que el país cuenta actualmente con un excedente de leche. Podría vislumbrarse la posibilidad de que el mercado internacional pague un valor diferencial sobre leches que contengan más de este compuesto. Así, seríamos competidores fuertes de países que trabajan con animales en pastoreo como Nueva Zelanda, Argentina, Chile y Uruguay", agregó el especialista.
El Decano de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la UN advierte que el camino para producir leche más nutritiva en el país está cada vez más definido. "Colombia tiene ventajas competitivas frente a otros países que no se han introducido en el potencial mercado internacional de la leche, producto que, con la adición de ALC, adquiriría un mayor valor agregado", concluyó.
Sedes