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Educación

Las apuestas de la UNAL Sede de La Paz por la inclusión de la población indígena

    Cuando los estudiantes indígenas llegan a ambientes universitarios lejos de sus territorios suelen enfrentarse a un “choque cultural”, ya sea por el lenguaje que puede hacerlos sentir fuera de contexto, por verse obligados a llevar una vida más agitada a causa de sus compromisos académicos, o por sentirse en un ambiente ajeno y tener que trasladarse a zonas urbanas en donde se sienten temerosos por la inseguridad, y al principio no saben movilizarse o desenvolverse como lo hacían en sus lugares de origen.

    Así lo describe Seyniwin Zalabata Robles, estudiante arhuaca de Gestión Cultural de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede de La Paz, oriunda de la vereda Donachui, corregimiento de Sabana Crespo del municipio de Valledupar. Por su cercanía a la Sierra Nevada de Santa Marta, la Sede de La Paz cuenta con población estudiantil indígena arhuaca, wiwa, kankuama y ette ennaka (antes conocidos como chimilas); y por el lado de La Guajira, con estudiantes de la comunidad wayúu, que a su sabiduría ancestral le suman el conocimiento científico que reciben en las aulas en aras de contribuir a mejorar sus comunidades.

    “Uno de los principales temores de los estudiantes es que la formación universitaria se convierta en una forma de alejamiento frente a sus maneras tradicionales y comunitarias de vivir y saber”, explica el profesor Camilo Alejandro Vargas Pardo, quien acompaña el proyecto “Fortalecimiento cultural de los estudiantes indígenas de la UNAL Sede de La Paz a partir del intercambio de conocimientos y del reconocimiento del territorio”.

    “Mediante este proyecto esperamos fortalecer la construcción de una Universidad más incluyente y diversa, que a la vez aportará en la propuesta pedagógica de innovación de la Sede de La Paz”, explica el profesor Vargas, docente de Estudios Literarios de la Sede, quien trabaja con cerca de 50 jóvenes arhuacos, kankuamos, wiwas y wayúu para crear espacios de encuentro que favorezcan su adaptabilidad cuando cursan estudios de pregrado, y así hacer más llevadera su vida universitaria con todos los cambios que esto implica.

    “Consideramos importante rebatir los esquemas de asimilación cultural, y en contraste adaptar la Universidad para favorecer la integración de la población indígena al sistema educativo para así potenciar sus aportes en la construcción y el reconocimiento de una nación diversa. Para esto le apostamos a escenarios de encuentro, diálogo e intercambio tendientes a sanar y transformar una difícil historia de discriminación, desigualdad y exclusión”, acota el académico.

    Entre las actividades realizadas están los círculos de la palabra (en donde cada integrante del proyecto expone sus ideas); encuentros alrededor del fogón sobre culinaria tradicional; talleres de tejido, de música y danza, y de escritura creativa; siembra de árboles en algunos lugares de la UNAL Sede de La Paz; y visitas a comunidades indígenas como Jimain y La Mina para identificar iniciativas en torno a los saberes agrícolas tradicionales y para reconocer sitios de importancia para dichas comunidades.

    “El proyecto se enfoca en dos aspectos: (i) el fortalecimiento cultural, más asociado con las tradiciones de los distintos pueblos originarios, en el cual se plantea el intercambio de conocimientos de la población beneficiada, sus familiares y sus guías, y (ii) el reconocimiento del territorio, con salidas de campo a los resguardos indígenas y resignificación del campus universitario como espacio inmerso en un territorio ancestral”, detalla.

    En aras de hacer de la Institución un espacio cada vez más incluyente, los estudiantes indígenas de la UNAL Sede de La Paz contemplan crear una cooperativa para ellos o una casa de pensamiento para fortalecer el tejido, la danza, la lengua y la cocina de los pueblos ancestrales del Cesar, Magdalena y La Guajira, significativamente importantes para esta población.

    Sería algo similar al Aula Viva de Saberes Ancestrales que funciona en la Sede Bogotá, o la Casa Hija de la Sede Amazonia, en donde la idea de formación va más allá del intelecto y la mirada académica, abarcando los saberes, prácticas y costumbres indígenas, y en donde además podrían recibir con mayor comodidad a sus mayores y mamos, que son sus sabios y guías espirituales.

    Como productos finales del proyecto, se espera entregar en agosto un documental creado por los estudiantes, un compilado de textos literarios, así como una página web con registros fotográficos, que aún está en construcción, todo lo cual fue socializado en un evento cultural con invitados de las comunidades tanto indígenas como la universitaria en el campus de la UNAL Sede de La Paz.