Con esta visión, la Universidad en un trabajo conjunto con la comunidad busca disminuir los índices de pobreza en la zona, que se encuentran por encima del 80 %.
"La Universidad Nacional se ha venido construyendo en esta zona desde el tejido social, desde su interés por cómo puede aportar en lo productivo, cultural y profesional y desde lo que la sociedad tumaqueña necesita", aseguró Luis Coral, profesor de la Misión Santa Teresita, participante del foro.
De esta manera, desde antes de arribar a la región, la institución de educación superior pública más importante del país ya se había interesado en saber qué programas curriculares serían los de mayor demanda. Uno de los aciertos fue ofrecer programas de ingeniería.
"Sin embargo consideramos que también son necesarias las ciencias humanas: la antropología, la sociología y el derecho, debido a que Tumaco ha perdido identidad cultural por la misma multiculturalidad que ha venido experimentando, es decir, influencias de otras regiones que vinieron a desarrollar sus acciones productivas, factor que ha permeado nuestra cultura", afirmó el profesor tumaqueño.
María Camila Gómez, antropóloga de la Universidad Nacional, ha desarrollado una caracterización socioeconómica de la región para centrar la atención en los jóvenes potenciales como futuros estudiantes de la sede.
Según la antropóloga, los niveles de pobreza, la relación centro periferia y las relaciones entre las zonas urbanas y rurales son los factores que se han tenido en cuenta para la determinación de oferta y demanda curricular que existe en la región.
Según las cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) de 2005, la población de Tumaco, con casi 190.000 habitantes, tenía un 48.7 % de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), representadas en vivienda, salud, educación y alimentación.
En otros municipios de la costa nariñense, que también se encuentran dentro del área de influencia de la Universidad Nacional como La Tola, Barbacoa, Mosquera, Ricaurte y otros, se presenta un índice de NBI que varía entre el 65 % y el 91 %. Un nivel muy alto teniendo en cuenta que el promedio nacional es de 27.8 %.
Asimismo, la población de Tumaco presenta un 84.3 % de pobreza, el acueducto solo tiene una cobertura del 10 % y en las zonas urbanas del 60 %, pero más grave aún es el alcantarillado que no existe ni en la zona rural ni en la urbana.
El analfabetismo oscila entre el 14 % y el 26 %, solo 6 % en edad escolar cursa los grados 10 y 11 y, de ellos, solo el 3 % accede a la educación superior.
Es en este contexto en el que la Universidad Nacional Sede Tumaco cumple su misión académica. Por tal razón, desarrolla un ejercicio de prospectiva a 20 y 30 años junto a profesores de colegios y organizaciones no gubernamentales de la región, con los que determina los temas pertinentes en la sede y las estrategias para mejorar todos estos indicadores a largo plazo.
María Camila Gómez explicó que la comunidad ha respondido satisfactoriamente a las áreas de ingenierías presentes en la U.N., pero también muestran un fuerte interés por las ciencias sociales y todo lo que tiene que ver a la crisis social y el posconflicto. Por ello, carreras como trabajo social y psicología son áreas importantes con las que podrían enfrentar las necesidades insatisfechas.
Por su parte, Fabio Jurado Valencia, profesor de la Facultad de Ciencias Humanas de la U.N., aseguró que la pobreza, la crisis social y la política de la región, asociada a los índices de corrupción, son amenazas que podrían afectar la transferencia de recursos a la sede.
En cuanto a las oportunidades, la U.N. Sede Tumaco se encuentra ubicada en un contexto rico en recursos naturales a nivel biológico, marítimo y mineral. Desde la perspectiva de la investigación, esto va a ser de gran importancia.