La pesca, el turismo y otras actividades económicas se potencian con tecnología
Estos casos son solo una muestra del alcance del programa “Detonante sofisticación de soluciones tecnológicas”, impulsado por el convenio de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) con el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC), a través del cual se destinaron 15.288 millones de pesos para adaptar soluciones tecnológicas en 40 empresas colombianas y una organización étnica en 22 de los 32 departamentos del país.
“A la convocatoria se postularon 276 empresas de todo el país, tanto consolidadas como emergentes. Cada una debía contar con al menos 2 años de experiencia y un producto digital que necesitara actualización o sofisticación”, explica el profesor Jhon Alexander García Camargo, coordinador del Laboratorio de Innovación, Creatividad y Nuevas Tecnologías (Lab101) de la UNAL.
Dentro de las iniciativas se destaca la articulación de empresas de Barranquilla y San Andrés para mejorar procesos de seguridad en el trabajo mediante sistemas automatizados capaces de optimizar procesos como la identificación de riesgos laborales, el monitoreo en tiempo real de condiciones inseguras, la gestión de incidentes, e incluso la supervisión de equipos o maquinarias.
En Bucaramanga, otra solución utiliza IA para agilizar el conteo de la pesca, una actividad crucial en la región y que suele tomar mucho tiempo. Con esta implementación, la empresa puede mejorar su eficiencia al reducir el tiempo requerido normalmente para esta tarea.
Un caso no muy aislado es el propuesto en Casanare. Según el coordinador de Lab101, una de las iniciativas usa realidad aumentada para fortalecer el turismo y el agroturismo, abriendo nuevas oportunidades económicas para comunidades locales.
Por su parte, el Consejo Comunitario Nelson Mandela creó la plataforma digital AfroConecta-TECH para empoderar los emprendimientos étnicos del Cauca. Ahora cuenta con un nuevo módulo enfocado en formación empresarial y tecnológica con un enfoque diferencial étnico.
La UNAL desempeñó un rol clave al proporcionar formación especializada y acompañamiento técnico. Entre las iniciativas destacadas se encuentra el Diplomado en Experiencia del Usuario, de más de 100 horas, diseñado para mejorar productos con una perspectiva centrada en las personas, es decir que satisfagan las necesidades de los clientes.
“También les dimos acceso a un curso que posteriormente podrían certificar en Scrum Máster (metodología ágil de liderazgo y facilitación), el cual fortalece sus capacidades en gestión de proyectos ágiles”, agrega el profesor García.
El acompañamiento también incluyó la revisión de modelos de negocio y estrategias de sostenibilidad, asegurando que los productos digitales desarrollados fueran no solo viables, sino también escalables y sostenibles en el tiempo. Para el coordinador, este enfoque integral buscaba preparar a las empresas para competir en mercados nacionales e internacionales.
“La idea es que con los conocimientos que obtuvieron, estas empresas se sigan fortaleciendo y desarrollando productos basados en softwares y tecnologías emergentes”, reitera.
Una de las mayores contribuciones del programa fue la formación de más de 6.000 ciudadanos en tecnologías emergentes –entre ellas IA, analítica de datos y blockchain– que llegaron a 29 departamentos del país, incluyendo regiones de difícil acceso como Amazonas, La Guajira, Guaviare y Vichada.
La mayoría de los beneficiarios fueron jóvenes entre 18 y 26 años, seguidos por los grupos de 27 a 37 años y de 38 a 48 años, lo que refleja un alto interés en etapas productivas esenciales. De estos, el 54 % fueron hombres y el 45 % mujeres, lo que muestra avances en inclusión, aunque aún persisten brechas, especialmente en los sectores STEAM.
“A través de la tríada Universidad, empresa y Estado hemos logrado transferir nuestro conocimiento a la sociedad y que esta sea partícipe directa a través de él. Esto no solo impacta a las empresas beneficiarias, sino que también abre nuevas oportunidades laborales, de innovación y emprendimiento”, concluye el profesor García.