Manuel Alejandro Ospina, magíster en Enseñanza de las Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), logró que el 83,3 % de los 24 estudiantes de noveno grado que hicieron las pruebas presentaran una mejoría entre el diagnóstico y el resultado final.
"Aunque están en noveno grado los estudiantes aún no tienen un desarrollo eficiente en su habilidad del cálculo mental y recurren a palitos, sus dedos u otras figuras para representar los números y las respectivas operaciones", señala el magíster.
También menciona que la prueba se diseñó para desarrollarla en 45-50 minutos, tiempo en el que ningún estudiante alcanzó a culminarla; solo 2 de los 24 estudiantes que la realizaron terminaron el 75 %.
Agrega que "la falta de análisis y de agilidad en el cálculo mental aditivo y multiplicativo de los estudiantes, además de la realización de las operaciones básicas, les tomó más tiempo para finalizarlas".
La jugada matemática
El investigador explica que para entender cómo funcionan los juegos en el desarrollo de habilidades operacionales "por ejemplo Decatlón, que se juega con dados" se exige el uso de capacidades aditivas, y en menor medida de las habilidades multiplicativas de cálculo mental cuando los jugadores deben decidir de manera ágil y oportuna si los resultados obtenidos al lanzar los dados son los óptimos para el resultado esperado.
Este juego apoya los aprendizajes matemáticos en operaciones básicas, en especial la suma de números naturales, y se puede usar en cualquier grado de primaria y secundaria, con la guía de los docentes.
En el desarrollo de operaciones básicas como la suma, el juego de cartas Intensificación exige un nivel alto en el uso de las habilidades de cálculo mental aditivo, ya que su mecánica consiste en hacer sumas rápidas y constantes con las cartas que cada jugador tiene en su mano, para superar el resultado anterior.
"El participante de este juego se ve forzado a sumar dos o tres dígitos con repetición, lo que fortalece su capacidad multiplicativa".
Otras formas de aprender en el aula
Durante las sesiones se evidenció que en la mayoría de los estudiantes que realizó la actividad a conciencia se presentaron habilidades de agilidad mental pero bajos niveles en la coordinación ojo-mano, habilidad cognitiva compleja que nos permite realizar simultáneamente actividades en las que tenemos que utilizar estas dos partes del cuerpo.
En la prueba final aumentó el número de estudiantes que cambiaron las estrategias digitales y algorítmicas por unas más abstractas como la doble descomposición, el ensayo y error y la repetición de pasos, respecto a lo que se observó durante la prueba diagnóstica.
"En las hojas de respuesta vimos que no utilizaron señas, rayas ni dibujos durante el desarrollo de las pruebas. Sin embargo faltó desarrollar habilidades superiores como análisis y pensamiento variacional "el cual enfatiza en las relaciones entre las cantidades, incluyendo las funciones, las formas de representar relaciones matemáticas y el análisis de cambio" para afrontar de manera eficiente las secuencias numéricas", comenta el magíster sobre la prueba final.
Para el investigador, su estrategia contribuye a fortalecer las habilidades de cálculo mental aditivo y multiplicativo en los estudiantes, y también amplía el abanico de posibilidades para los docentes, teniendo en cuenta que se pueden usar juegos diferentes al parqués, dominó o monopolio.
Los estudiantes calificaron con buenos resultados los diferentes aspectos de los juegos y su relación con el área de matemáticas y el cálculo mental.
El magíster concluye que la calificación mínima en el grado de dificultad fue de 3,8, la cual muestra que los juegos presentan un nivel de dificultad aceptable para usarlos en las aulas de clase, y un promedio de 4,3, que denota que la experiencia general de los estudiantes fue muy buena.