Así lo considera la profesora Claudia Mosquera, investigadora del Departamento de Trabajo Social, quien durante el primer conversatorio "Hablemos de paz" llamó la atención sobre la tarea que tienen los jóvenes y la sociedad en general de contribuir a construir memoria. El encuentro es organizado por la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.).
Ante la preocupación de la docente Mosquera, la comisionada Lucía González, arquitecta y exasesora de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, aseguró que la U.N. juega el trascendental papel de "poner en la mente y el corazón de los jóvenes el proceso de paz y la reconciliación de la sociedad".
En su rol de comisionada, la doctora González explicó que los objetivos fundamentales de la Justicia Especial para la Paz (JEP) en el marco del posconflicto son evaluar, juzgar e imponer un castigo a las personas vinculadas con delitos en medio del conflicto armado. Esta justicia también tiene el compromiso de garantizarles a las víctimas un sistema de verdad, justicia, reparación y no repetición.
De otro lado, la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No repetición buscará acercar el dolor de las víctimas al país, sanarlas y entender cuál fue el daño que se les ocasionó en más de medio siglo de conflicto. En este punto, la doctora González señaló que "la labor de esclarecer la verdad de lo ocurrido no solo puede quedar en las manos de los 11 comisionados, sino de todo el país, que tiene la deuda de escuchar los relatos de las comunidades y darles un trato en igualdad de condiciones".
Jóvenes apagados
Ángela Salazar, comisionada y vocera de la Mesa Departamental de Víctimas del Conflicto Armado de Antioquia, recordó que cuando ganó el "No" en el Plebiscito de 2016, los jóvenes tomaron el liderazgo y llevaron a cuestas la responsabilidad de salvar los diálogos. No obstante con el tiempo su voluntad se fue apagando, quizá porque aún están revaluando su tarea y compromiso con el país.
Para la comisionada este es el mejor acuerdo logrado durante décadas con un grupo armado, ya que la sociedad civil participó en la construcción del documento a partir de propuestas. Pero ahora la labor se debe centrar en visibilizar a las comunidades indígenas, afros y raizales, las cuales han vivido de cerca la usurpación de sus territorios.
Por su parte Patricia Tobón, comisionada, abogada, representante de las comunidades indígenas en la Organización Nacional Indígena de Colombia y miembro del pueblo Embera, indicó que "en Colombia la paz es un valor que nadie conoce". Por ello cuestionó qué está haciendo la U.N. para reflexionar sobre este concepto.
Durante su intervención también dejó abierto el planteamiento sobre cómo lograr que el privilegio de la educación llegue a todos y no solo a uno pocos. Así mismo invitó tanto a la U.N. como a las diferentes instituciones educativas del país a renovar el currículum de las carreras para afrontar los nuevos desafíos del país.
Mauricio Archila, profesor del Departamento de Historia de la U.N., afirmó que "estamos ante una oportunidad única de la cual la sociedad es responsable".
Agregó que la U.N. debe seguir haciendo su función desde la academia, aunque aclaró que la Institución debe promover más la investigación, las cátedras, los foros y debates para seguir construyendo las verdades sobre el conflicto armado.
En conclusión, la docente Claudia Mosquera aseguró que la academia debe apoyar a la Comisión con expertos de la Universidad, como por ejemplo con asistencia psicosocial para las víctimas y testigos que asisten a las audiencias para rendir testimonio de lo ocurrido.
De igual forma se deben crear metodologías innovadoras de participación que convoquen a todos los sectores de la sociedad civil a contar su versión de más de medio siglo de enfrentamientos.
Este foro es el primero de un ciclo de debates promovido por la Facultad de Ciencias Humanas de la U.N. que tiene como objetivo analizar el papel de la universidad pública en la construcción de paz.