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Isla Cayos de Bolívar, esencial en la protección de la biodiversidad de San Andrés

    Las especies Acropora palmata (coral cuerno de alce) y Acropora cervicornis (coral cuerno de ciervo) que se encuentran seriamente amenazadas en el Caribe, presentaron en algunos sitios coberturas hasta del 80 %, lo que evidencia que este islote perteneciente al Archipiélago de San Andrés y Providencia, es importante para la protección de la biodiversidad de la Reserva de Biosfera Seaflower.

    La Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Caribe lideró varios proyectos durante la Expedición Seaflower 2022, organizada por la Comisión Colombiana del Océano (CCO), que este año exploró la Isla Cayos de Bolívar, al Este de San Andrés. Entre los estudios adelantados se abordó la salud de los arrecifes de coral y el estado de las poblaciones de peces.

    En el desarrollo de la iniciativa “Valoración de servicios ecosistémicos y diversidad biológica de los arrecifes de coral” se muestrearon 21 estaciones alrededor del cayo, a diferentes profundidades (entre 0 y 25 m) elegidas mediante imágenes satelitales y una herramienta de posicionamiento según el tipo de cobertura, cubriendo un área de 10.500 m2. En cada punto se hicieron 5 transectos de 50 m.

    Mediante la instalación de sensores de presión para medir la altura máxima del oleaje, se registraron valores de olas de hasta 1,7 m, y una altura significante de 1,04 m en la parte externa del arrecife.

    “Gracias a la función de la barrera arrecifal, estas olas se redujeron a pequeñas olas de hasta 0,2 m de altura, lo que evidencia la importante función de protección costera que aportan los corales”, afirma el biólogo marino Julián Prato, estudiante del Doctorado en Ciencias - Biología de la UNAL.

    Otro resultado positivo se relaciona con las buenas coberturas de coral de especies como cuerno de alce y cuerno de ciervo, que se encuentran seriamente amenazadas en el Caribe. Igualmente se vieron colonias sanas y de gran tamaño de la especie Orbicella faveolata (coral estrella montañoso), que forman montañas de 3 m de altura y 4 m de diámetro.

    “Con base en estos resultados preliminares, y considerando que Cayo Bolívar es el hábitat de especies en riesgo de extinción, adquiere gran importancia para la protección de la biodiversidad de la Reserva de Biosfera Seaflower, pues cuanto mejores sean las condiciones de los corales, más habrá estructuras tridimensionales (arrecifes) para que los peces vivan allí, se alimenten y se reproduzcan”, indica el investigador.

    Dichas observaciones se determinaron mediante orto-fotomosaicos usando la técnica de fotogrametría, en la cual, buceando, se toman muchas fotos de un área que luego se unen con un software para producir una imagen más grande.

    “También hubo observaciones no tan satisfactorias: se evidenció la baja abundancia de especies de interés comercial como pargos, meros y chernas; de esta última solo se encontró un individuo (tras 21 buceos) de la especie Mycteroperca tigris, lo cual refleja una alta presión pesquera en el área del cayo”, señala el estudiante de doctorado.

    Los jardineros del mar

    La médica veterinaria Diana Castaño, candidata a magíster en Biología Marina y especializada en peces loro y tortugas marinas, afirma que esta fue la población más abundante encontrada, principalmente adultos de la especie Scarus vetula, con tamaños promedio entre 35 y 40 cm, lo que representa otra buena noticia, dada la valía de este herbívoro del mar.

    Este hallazgo también es valioso, ya que la especie se encuentra amenazada según la Lista Roja de Peces de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, así que el cayo representa un refugio para ellos, pues se vieron muchos individuos de buen tamaño, incluso un número superior al avistado en las expediciones a Serranilla o Bajo Nuevo (cayos del Norte).

    La importancia del pez loro radica en que es responsable de la producción de la arena blanca de las playas y porque se comen las algas que crecen en los arrecifes, proporcionando espacio para nuevos corales.

    “En varios lugares del Caribe se ha registrado que un pez loro puede llegar a producir hasta 350 libras de arena coralina al año, sujeto lógicamente a la especie y a su tamaño”, expresa la estudiante.

    Por último, la investigadora comentó que presenciaron la eclosión de tres nidos de dos especies diferentes de tortugas: la verde (Chelonia mydas) y carey (Eretmochelys imbricata), alrededor de 300 neonatos en total.

    También encontraron una hembra adulta anidando, otro dato a resaltar porque la especie carey se encuentra en estado crítico de amenaza y reconfirma la importancia de estos islotes en medio del Caribe.

    “Cuando van a poner sus huevos, las tortugas vuelven al sitio donde nacieron, por eso la importancia ecológica de encontrar zonas de arena es grandísima ya que si no existieran estos cayos quedarían desorientadas y no tendrían un punto de referencia para anidar”, explica.

    Este trabajo es liderado por la profesora Adriana Santos, directora de la UNAL Sede Caribe, y por el investigador Prato; en ella participaron los profesores Brigitte Gavio, de la Facultad de Ciencias de la Sede Bogotá y Sergey Lonin, de la Escuela Naval Almirante Padilla; también las estudiantes Diana Castaño y Laura Valderrama.

    Por tratarse de numerosas estaciones y de un gran número de datos recopilados, el equipo todavía está en una fase de análisis, ya entregó un primer informe de campo y espera dar a conocer un balance preliminar hacia marzo de 2023.