Inteligencia artificial (IA) sería la “mente” maestra en el diseño industrial
Según The Global AI Index, el primer índice que compara todos países en función de su nivel de inversión, innovación e implementación de inteligencia artificial, la estrategia de Colombia ocupa el puesto 23, superando a países como Nueva Zelanda o Japón, y es el primer país en vías de desarrollo de la lista. Además, cifras del DANE muestran que esta tecnología va en auge en el país, con un desarrollo del 25,8 %.
Cada día en Colombia el ChatGPT –una aplicación creada en 2022 y de libre acceso– tiene más de 62 millones de visitas para interactuar y obtener respuestas a diversas preguntas, desde la definición de algún tema hasta consejos sobre el amor y preguntas complejas que, aunque no tienen una respuesta certera, sí generan reflexiones bastante estructuradas.
El investigador Fausto García Urueña, diseñador industrial de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), analizó si este fenómeno es producto de una mente existente en la IA y cómo influye en su quehacer laboral, ya que ha visto que en su campo de conocimiento se indaga poco sobre este tema, lo cual se refleja en la industria.
Para ello se planteó un tema que concierne a la salud mental: el trastorno de la paranoia, caracterizado por la aparición de ideas fijas, obsesivas y absurdas basadas en hechos falsos o infundados, y que “aunque tradicionalmente ha tenido una connotación negativa, también es necesaria porque nos impulsa a conocer, a cambiar y a aventurarnos, y hace que nos adentremos en lo inexplorado”.
“La paranoia es el objeto mental a partir del cual todos los sujetos han escrito su ficción, porque además este trastorno tiene mucho que ver con la producción de fantasías como nuevas realidades”, señala el diseñador.
Un grupo de personas participó en una actividad que consistía en contar su experiencia, es decir, si en algún momento habían experimentado la paranoia, expresándolo mediante una historia, un dibujo o una animación que simultáneamente se comparaban con la “opinión” de Hypotenuse IA, una IA programada para dar ese tipo de respuestas, prima lejana del ChatGPT.
Se encontró que aunque su respuesta no es la misma que la de un ser humano, la IA sí puede tener una intención, que desde la filosofía de la mente es una de las principales características para tener esa capacidad.
Según el investigador, “esto se debe a los ‘objetos mentales’, un conjunto de relaciones de significado que vivimos constantemente y que a partir de esta disciplina se explican como aquello que nos permite acercarnos al mundo y entenderlo, generar ideas propias y reflexiones”.
“Las teorías de la filosofía de la mente afirman que en el cerebro funcionan una serie de modelos predictivos que, gracias a categorías de lo que podemos percibir y sentir del mundo, se van actualizando o transformando con el tiempo; por ejemplo, si al escuchar el sonido de un camión efectivamente pienso que se trata de este vehículo, porque está almacenado en mi mente y ella lo comprende”.
Añade que “la discusión ha avanzado mucho hoy y existen teorías que argumentan esta posibilidad porque señalan que la mente no es un concepto exclusivo de la biología, sino que se trata de una capacidad del procesamiento de la información, por lo que las máquinas la tendrían, aunque no igual; sin embargo, conceptos como la conciencia o la inconsciencia siguen estando en el medio y son difíciles de definir incluso para los humanos”.
En el diseño industrial es clave, pues se está vendiendo la experiencia de sentarse en una silla, conducir un vehículo o incluso sentirse a gusto en el interior de una casa, un entendimiento que atraviesa saberes como la semiótica, rama de la comunicación que se pregunta por la forma en que un objeto significa distintas cosas para las personas.
“Pasa con los carros eléctricos, un reemplazo de los vehículos que funcionan con combustibles fósiles y que se ha mostrado como la solución a la contaminación, pero cuya producción sigue teniendo un impacto por la fabricación de las baterías, su ciclo de vida corto y hasta su reciclaje. Muchas veces por pensar en la producción no se planea la experiencia y la relación mental y lógica con los objetos”, indica el investigador.
Hoy, programas más avanzados como el ChatGPT ya están arrojando respuestas más complejas según cómo se le pregunte, por ejemplo, pedirle que responda como si fuera un experto o un paciente con paranoia, e incluso al explicarle que la investigación se está haciendo para el guion de una película, por lo que el problema de la “mente” en las máquinas se complejiza cada vez más y necesita de un estudio más riguroso en campos como el diseño industrial, que con esta investigación pueden comenzar a preguntárselo y desarrollarlo.