Los módulos son espacios herméticos que evitan focos de infección y expansión del virus, cumpliendo así con los requerimientos de una UCI y con las normas y exigencias de bioseguridad para garantizar la adecuada protección al personal médico, y aislamiento a los pacientes con COVID-19.
La UCI portátil se compone de módulos higiénicos con piezas prefabricadas que se ensamblan en el sitio de instalación; por ser un sistema modular, se le pueden agregar espacios para aumentar su capacidad de atención de 4 a 16 pacientes; además tiene áreas clasificadas según niveles de contaminación.
Esta infraestructura modular prefabricada, cuyo montaje y construcción se hacen rápidamente, se elabora con materiales de larga durabilidad que garantizan una vida útil por más de 10 años, para que siga funcionando como UCI cuando pase la pandemia, o como módulo de soporte hospitalario.
Por ser módulos durables que se pueden incorporar a una infraestructura hospitalaria, las UCI se pueden instalar en lugares donde realmente se necesiten, en zonas o poblaciones apartadas, en ciudades o municipios alejados que no tienen acceso a ellas, o en clínicas u hospitales que deseen ampliar su capacidad de camas para cuidado crítico.
Respuesta rápida a la demanda de UCI
Aunque el Ministerio de Salud y Protección Social reportó que la ampliación de camas UCI pasó en el país de 5.346 a finales de febrero a 8.506 en julio, en las principales ciudades donde se concentra la atención a pacientes críticos ya se declaran en alerta por la alta ocupación.
Al 28 de julio la ocupación de UCI en Bogotá estaba en 90,4 % y en Antioquia en 77,44 %, mientras en el Valle del Cauca en los últimos días se ha movido entre 90 y 95 %.
La situación actual requiere de una forma fácil de instalación para garantizar una respuesta rápida a la creciente demanda de UCI para atender pacientes con COVID-19.
El Proyecto MHiA promete entregar soluciones en corto tiempo: en la etapa más demorada de prefabricación de los módulos puede tardar dos meses, mientras el ensamble como tal, incluyendo el envío y la instalación en el sitio donde quedarán finalmente, puede tomarse de dos a tres semanas en territorio nacional.
Por sus medidas estándar, los módulos MHiA se pueden transportar a cualquier lugar en contenedores por vía terrestre, fluvial, marítima o aérea.
La inversión en cada módulo varía según el tamaño: para ampliación hospitalaria puede costar entre 300 y 400 millones de pesos, y como hospital autónomo completo alrededor de 2.000 millones de pesos. Cumplida esta etapa del prototipo, los gestores del Proyecto MHiA están abiertos a propuestas de financiación que permitan materializar la construcción de las UCI que necesita Colombia para atender los pacientes de COVID-19.
Iniciativa ciudadana y universitaria
El Proyecto MHiA es una iniciativa de Construhigiénica "en cabeza de su gerente Juan Fernando Bermúdez" y del grupo Ciudadanos Profesionales, compuesto por tres arquitectos y estudiantes de la Maestría en Hábitat de la UNAL Sede Medellín: Daniel Vallejo, Julián David López y Juan Felipe Giraldo; además, Marcela Cardona, diseñadora industrial y estudiante de la Maestría; y Camilo Lopera, ingeniero de alimentos de la Universidad de Antioquia.
Juntos plantearon ayudar en la pandemia desde su campo de estudio, la arquitectura y el territorio. La Universidad de Antioquia se vinculó al proyecto mediante convenio con la Facultad de Ingeniería y luego se sumaron las facultades de Ciencias Farmacéuticas y Alimentarias, Enfermería y Salud Pública.
Por la Universidad de Antioquia participan: el ingeniero civil Alejandro Castaño; el ingeniero mecánico John Jairo Villa; el ingeniero electricista Juan David Saldarriaga; el ingeniero químico Mauricio Sánchez; el ingeniero sanitario Mauricio Correa; y el ingeniero mecánico Ricardo Moreno. Asesoran el proyecto las médicas Daniela Lopera y Juliana Bustamante, y el médico Santiago Salazar.
La instalación de esta UCI portátil será posible gracias a donaciones de materiales de las empresas Industrial Conconcretos y Toxement, que se vincularon al proyecto.