Índice priorizaría intervenciones viales en zonas rurales de Bogotá

Bogotá es una ciudad de contrastes, y un claro ejemplo es su extensa malla vial, una red de carreteras fundamental para el desarrollo económico y social del país porque permite el acceso a servicios y mercados, y además conecta las áreas urbanas y rurales para facilitar la movilidad y el intercambio entre estos dos entornos.

Según la Secretaría Distrital de Planeación, más del 75 % del territorio bogotano es rural, presente en las localidades de Chapinero, Ciudad Bolívar, Santa Fe, San Cristóbal, Suba, Sumapaz, Usme y Usaquén, y muchos de estos suelos requieren intervención para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

Pese a ello, el presupuesto distrital se enfrenta a limitaciones significativas para actuar en pro de una conservación vial más completa. Ante esta realidad, se requiere de un enfoque estratégico para seleccionar los segmentos viales que serán intervenidos, con el fin de que los recursos disponibles se utilicen de manera óptima y se maximicen los beneficios para la población en general.

Rubén Felipe Castro Londoño, especialista en Análisis Espacial de la Facultad de Ciencias Humanas de la UNAL, señala que “ante tales limitaciones, las entidades involucradas en la conservación de la malla vial se ven obligadas a tomar decisiones sobre las vías en las que se debe trabajar; es una priorización”.

Precisamente, para hacer más eficiente dicha priorización, el especialista diseñó una metodología basada en criterios que van desde lo técnico, económico y social, hasta lo ambiental, en la zona rural de Bogotá. También tuvo en cuenta dinámicas propias de la zona rural como la población, las condiciones topográficas y de accesibilidad, que ayudaron a seleccionar los segmentos viales de manera estratégica, para que los recursos invertidos puedan maximizar los beneficios para las personas.

Uno de los resultados del análisis arrojó que las vías de la localidad de Chapinero contienen el 38 % de los segmentos viales con un nivel alto de prioridad. Si se hiciera un top 3, a esta localidad le siguen Suba, Ciudad Bolívar y Usaquén, mientras que Santa Fe se ubica en el puesto 8, indicando menor prioridad en su malla vial rural.

El experto explica que “en la metodología se aplicó estadística con información geográfica y con una base de datos abiertos que permiten identificar, entre otros datos, a qué distancia se encuentran ubicadas las fincas o predios destinados a actividades agropecuarias o comerciales, colegios, centros médicos y otros lugares de interés e importancia para la zona. De esta manera se garantiza que la vía elegida para ser priorizada en intervención, preste un gran servicio a la comunidad”.

Dentro del análisis espacial se incluye el estudio de la proximidad de las vías con las zonas de interés antes mencionadas, así como la conectividad que generan dichas vías como factores determinantes para el territorio y las personas.

Producto de este análisis espacial se calcula una puntuación y se registra en una base de datos geográfica para posteriormente evaluar la funcionalidad de cada una de ellas, obteniendo así un índice o valor de prioridad.

“Si la vía es funcional para acceder a la educación por su proximidad a un centro educativo, se califica en una escala de 1 a 5, y al final se define si la intervención debe ser prioritaria y así se hace con varios ítems orientados a los servicios que puede prestar”, manifiesta.

En el proceso de selección o priorización, las vías también se evalúan con un criterio ambiental por estar cerca de los páramos y otras zonas de preservación ambiental que se deben proteger.

Al implementar y adaptar a los requerimientos particulares del usuario, la metodología diseñada puede dar una excelente aproximación para determinar las vías que deberían ser priorizadas para posteriormente evaluar la inversión de recursos que requiere cada una de ellas, bajo los criterios de las dimensiones establecidas.