Índice agroecológico fomentaría el turismo rural en Granada (Meta)

Según la Organización Mundial de Turismo, el turismo rural es una actividad en la que la experiencia del visitante se relaciona directamente con la pesca, la agricultura y la gastronomía local, y en general con la naturaleza. En Colombia estas experiencias van desde lo comunitario hasta el agroturismo.

El municipio de Granada (Meta) es reconocido por su cultura carrocera, una práctica que convierte las cosechas de frutas y verduras en carrozas agrícolas hechas a mano y que se celebra durante el Festival de la Cosecha Llanera.

Dicha tradición se celebra hace más de 60 años en esta zona de los Llanos Orientales y posicionó a Granada como Patrimonio de la Cultura Agrícola y Artesanal.

Precisamente por su ubicación estratégica, el municipio tiene el potencial de convertirse en un centro de turismo rural, pero para ello es necesario generar una planificación y un diseño agro-ecológico de las fincas, que les permitan a los propietarios diversificar sus ingresos económicos reduciendo el impacto ambiental.

En este contexto, Jenny Alejandra Ramírez, magíster en Medio Ambiente y Desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá, aplicó la EAP por primera vez en seis fincas con potencial agroturístico de Granada, para identificar la relación que genera el mejoramiento de la agrodiversidad.

Encontró qué, a pesar de que los dueños de las fincas manifiestan una conciencia ambiental, también se evidencia la ausencia de acompañamiento técnico por parte de las instituciones del Estado, lo cual impide la transición al uso de abonos orgánicos para disminuir el impacto negativo en el suelo. Los campesinos manifestaron que, si esta situación mejora, su salud y calidad de vida podrían cambiar.

“Aplicamos la EAP junto con el modelo de negocios Canvas y encontramos que es necesario fomentar el alojamiento rural y los elementos culturales a través de los cultivos o las carrozas, además de las actividades que permitan disfrutar la naturaleza”, explica.

Con estas metodologías, y aplicando entrevistas semiestructuradas, se evidenció que existe una serie de aspectos que podrían fortalecer las fincas para tener una estructura agro-ecológica en aras de un turismo rural. Entre ellos se destaca generar vínculos comunitarios para tener procesos de reforestación y conservación, y además propiciar estudios de suelo para que la actividad agrícola se pueda desarrollar con el menor impacto negativo posible.

¿Agroecología aplicada al turismo?

La EAP es un índice que busca identificar el nivel de agro-biodiversidad de las sistemas agrícolas como las fincas. “Este se valida mediante cinco elementos ecosistémicos y cinco culturales. Los primeros hacen referencia a la conexión de la estructura ecológica del paisaje, los límites de las fincas o la arborización y la diversidad de estos”.

“Y los culturales se relacionan con las actividades de la finca destinadas a la conservación, el cuidado del medioambiente y las prácticas agrícolas o ganaderas que el campesino implementa, y cómo se podría establecer una producción agro-ecológica”, explica la investigadora.

A pesar de que el índice busca establecer las relaciones de los espacios con el paisaje principal, no se había aplicado como una herramienta de planificación. “Buscamos que los propietarios puedan utilizarlo como base para analizar qué elementos pueden mejorar y cuáles deben implementar para tener una práctica agro-ecológica encaminada al turismo”, enfatiza la magíster.

“Es importante flexibilizar el indicador para que las comunidades lo puedan aplicar directamente y que así se generen planes de mejora que promuevan la EAP como parte de la planificación en los agro-ecosistemas.