Humedales menos visibles de Bogotá serán recuperados
La iniciativa de la bióloga Lorena Galeano, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), de la mano con la Fundación Pulso, se apoya en el marco lógico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), con el fin de hacer el seguimiento y la evaluación de proyectos y programas con enfoque social.
De los 35 humedales de Bogotá solo 15 son reconocidos como tal por la Secretaría Distrital de Ambiente. Algunos de los problemas que se relacionan con estos ambientes son la contaminación de aguas residuales debido a la carencia de un sistema eficiente; residuos sólidos que dificultan el desarrollo de cobertura vegetal y aumentan la degradación del suelo; las viviendas y obras de infraestructura que disminuyen el espacio; los cambios en el suelo y las especies invasoras que afectan a otras especies.
“Cerca del 35 % de los humedales del mundo se perdieron entre 1970 y 2015. En Colombia existen cerca de 31 millones de hectáreas de humedales, de las cuales un 8 % se encuentra designado como humedal de importancia internacional”, aclara la investigadora.
Con el notable crecimiento y expansión de Bogotá se ha generado un drenaje de los humedales a gran escala, lo que ha intensificado los procesos de ocupación de suelos y a su vez la división de los terrenos, dificultando su recuperación.
Los humedales son conocidos porque mitigan las inundaciones y los efectos del cambio climático, absorben el carbono desde la atmósfera y los cuerpos de agua, y además son reservorios de agua en cantidad y calidad que terminan atenuando las sequias. También dan albergue a aves, mamíferos, reptiles, anfibios, peces e invertebrados, y se constituyen en importantes depósitos de material vegetal. Debido a su riqueza socioambiental y su belleza paisajística se convierten en áreas de esparcimiento, aprendizaje y desarrollo científico.
La investigadora apoyó el proyecto “Recuperando mi entorno natural” del grupo de Resignificación Ecológica y Cultural de los Cuerpos de Agua Reyca, de la Fundación Pulso.
“La idea es generar planes de restauración ecológica en un lapso de tres años, basándose en reducir el impacto ambiental negativo a través de estrategias que permitan recuperar parte de su biodiversidad, alineadas al Objetivo de Desarrollo Sostenible 15: Vida de ecosistemas terrestres”, revela la investigadora.
El proyecto se enfoca en seis líneas de acción que contemplan la caracterización de flora, fauna, suelo y cuerpo de agua de los humedales, para tener una matriz robusta de datos a lo largo de los tres años; restauración ecológica, que es el proceso de asistencia a la recuperación del ecosistema que ha sido degradado o destruido. Para lograrlo se sembrarán 12 núcleos de vegetación de 17 m en cada humedal con vegetación endémica como el urapán, chilco, holly, alcaparro doble y enano, amarguero amarillo y aliso.
A esos núcleos se les hará seguimiento cada mes intermedio, se tomarán muestras del cuerpo de agua, suelo y el estado de la vegetación sembrada, con el fin de tener un control e impacto en cada humedal.
Durante el tiempo del proyecto se tienen planeados los talleres “Chucua”, en la comunidad cercana a los humedales, y así darles herramientas educativas a través de talleres de avistamiento de aves que se conocerá como “Dónde está mi Tingua”; el de “Uso de los humedales”, que explica por qué los humedales actúan como colchón de ayuda para el cambio climático; “Nuestro granito de arena”, que impulsa iniciativas para que desde la casa se pueda ayudar al cuidado y conservación, y el taller “3R”, enfocado en el reciclaje y las caminatas ecologías “el legado de Sie”.
Cuando el plan se ponga en marcha se espera fomentar la conservación, disminuir su transformación negativa y aumentar el interés de instituciones de educación superior en nuevos proyectos sobre los cuerpo de agua de Bogotá.
El grupo ha publicado videos educativos sobre los humedales y talleres, entre otros, y pueden ser consultados en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/user/fundacionpulso/videos