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Medioambiente

Humedales de Bogotá se "asfixian" por plantas invasoras

  • Córdoba es el humedal con mayor número de especies de plantas invasoras, con 41.

  • La Conejera también recibió la visita del Grupo de Restauración Ecológica de la UN. Aquí se encuentran 34 plantas foráneas dañinas. Fotos: cortesía Orlando Vargas Ríos

Un total de 65 especies invasoras fueron detectadas en los humedales de Bogotá. Dado el impacto negativo de este hallazgo, se busca promover la recuperación de estas zonas con la restauración de la flora autóctona. La contaminación, la actividad humana y la ganadería inciden en este fenómeno.

Los humedales, ecosistemas de transición entre lo terrestre y lo acuático, albergan una gran cantidad de nutrientes en los suelos circundantes, producto de las aguas contaminadas y la humedad. Esto lleva a que se conviertan en un escenario potencial para recibir plantas invasoras.

En Bogotá existen los humedales Torca, Guaymaral, La Conejera, Juan Amarillo, Córdoba, Jaboque, Santa María del Lago, Meandro del Say, Capellanía, El Burro, Techo, La Vaca y Tibanica. Todos ellos fueron explorados por el Grupo de Restauración Ecológica del Departamento de Biología de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá. En efecto, se hallaron registros de especies fuera de su distribución original.

"La invasión de plantas en estos sitios es un fenómeno de transformación del paisaje por la influencia del ser humano. Lo cual es la segunda causa de extinción de especies en el mundo", sostiene Orlando Vargas Ríos, director del grupo.

A su vez, el académico indica que la contaminación hídrica, la agricultura, la ganadería, la urbanización, la construcción de caminos y carreteras, la industrialización y la acumulación de sedimentos, destruye, fragmenta y transforma el ambiente, lo que permite la invasión de vegetación indeseable.

"Se desecaron los humedales y eso generó la introducción de pastos vitales para la ganadería, mientras en la agricultura aparecieron las malezas. Con la construcción de carreteras y puntos viales, como la Autopista Norte, se contribuyó a fragmentar humedales como Torca y Guaymaral, lo que incidió en la aparición de invasoras ruderales (planta que aparece en hábitats alterados por la acción del ser humano)", afirma el profesor Vargas.

Con respecto a la urbanización, que influyó en la aparición de rellenos y botaderos, el investigador concluye que, a raíz de esta, se plantaron especies de jardín traídas por los mismos residentes, muchas de ellas se combinaban con el ambiente y terminaban siendo perjudiciales. Estos procesos de edificación e industrialización generan la invasión de especies acuáticas flotantes o de borde.

La llegada del hombre con su respectiva transformación del ambiente, es una gran oportunidad para las plantas foráneas; pues al tumbar un bosque, la entrada de la luz hace más fácil su estancia, incluso si el suelo está erosionado, ya que no exigen altas cantidades de nutrientes. 

Ganan terreno 

Fueron 65 especies reportadas como invasoras en diversos niveles: de humedales a nivel mundial, a escala local pero sin reporte en el mundo, moderadas y las que lo son potencialmente, entre otras.

El profesor Vargas destaca que dentro de este grupo hay dos clasificadas como muy agresivas: el pasto kikuyo (Pennisetum clandestinum) y el retamo espinoso (Ulex europaeus).

La primera es un pasto muy útil para las vacas, no obstante al salir de las fincas se convierte en un peligro, ya que cubre la vegetación hasta extinguirla. Entre tanto, el retamo espinoso es la planta más grande en los cerros de Bogotá, forma parches o manchas que se comen todo lo que encuentran y homogenizan todos los ambientes a los que llegan.

Los dos tipos se encuentran en el grupo de las invasoras a nivel mundial y forman parte de las nueve especies encontradas de esta familia, en la que también se incluyen las acacias y el eucalipto.

Con respecto al grupo de las no reportadas en el mundo se pueden mencionar el buchón cucharita, el junco, el barbasco, la enea y el botoncillo. La calabaza, a pesar de ser nativa, también se podría clasificar como invasora para los humedales.

De igual forma, el estudio (que se realiza en el marco de un convenio entre la UN y el Gobierno distrital) halló especies reportadas como moderadas a nivel mundial y potencialmente invasoras en los humedales bogotanos. Aquí aparece el ojo de poeta, la sueldaconsuelda, la hiedra y la bellahelena. Estos vegetales son típicos de los jardines donde se multiplican de forma acelerada.

También existen en la Capital ejemplares reportados como invasores a nivel mundial y que lo son potencialmente, como la higuerilla. Según el Grupo de Restauración Ecológica, este arbusto forma parches en los bordes de algunos humedales, lo cual genera la urgencia de erradicarlos.

Por último, están las especies con bajos antecedentes de invasión y con baja abundancia. Estas constituyen el grupo más grande con 27 especies, de las cuales hacen parte el sauco, el retamo liso y el papiro.

El humedal con más número de maleza invasora, de acuerdo con la evaluación, es el de Córdoba con 41 especies, le sigue Juan Amarillo con 37 y La Conejera y Gaymaral con 34. 

De frente contra los extraños 

Determinar las 65 especies foráneas más problemáticas para los humedales lleva consigo la búsqueda de la solución al problema. El profesor Vargas asegura que fue necesario evaluar el estado de vulnerabilidad de cada humedal, buscar la propagación de especies nativas y mostrar las experiencias de cómo  introducirlas en programas de restauración.

Las investigaciones hechas por el Grupo fueron base para la publicación de dos libros con el apoyo de la Secretaría Distrital de Ambiente: Catálogo de plantas invasoras de los humedales de Bogotá y Protocolo de propagación de plantas hidrófilas y manejo de viveros para la rehabilitación ecológica de los parques ecológicos distritales de humedal.

"Para empezar en la restauración, hay que propagar las especies nativas, pero como ya no existían había que buscarlas; entonces recorrimos casi todo el altiplano cundiboyacense y sectores como Fúquene y Cucunubá; las trajimos, las propagamos y las sembramos, pero en el marco de una experiencia muy pequeña en el humedal de La Vaca y Juan Amarillo", señala el biólogo.

Para la propagación se utilizaron 12 plantas autóctonas acuáticas emergentes, como la cótula, el clavito de agua, la cebolleta de agua, el junco brillante, el pasto aguja, entre otras. Rehabilitar todos los humedales requerirá del concurso de toda la sociedad y el compromiso serio de las autoridades.