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Desarrollo Rural

Humedad y lluvia aumentan probabilidad de pudrición del cogollo en palma de aceite

    Cuando la humedad de los cultivos de esta oleaginosa está por encima del 90 % tienen un alto riesgo de desarrollar pudrición del cogollo, enfermedad provocada por el hongo Phytophthora palmivora, considerado como la plaga más devastadora de esta especie en América Latina. Algo similar sucede cuando durante dos o tres meses las lluvias alcanzan los 25 mm. Conocer esta información ayudaría a implementar medidas de prevención oportunas.

    El aceite, que es un insumo importante en la fabricación de margarinas, mayonesas, aderezos e incluso jabones, detergentes y productos cosméticos, es extraído de la palma de aceite, cuyos cultivos se distribuyen en 161 municipios de 21 departamentos del país.

    Según la Red de Información y Comunicación del Sector Agropecuario Colombiano (Agronet), en 2022 la producción de aceite crudo fue de 1,77 millones de toneladas, una cifra histórica en el país que representa un valor de 9,71 billones de pesos.

    Pese a que las cifras son alentadoras, la producción se ha visto afectada por la pudrición del cogollo, una enfermedad que degrada los tejidos del cogollo de la palma y da paso a que otros microorganismos también afecten el cultivo.

    En Colombia la plaga se registró por primera vez en los años sesenta; en 1988 reapareció con características endémicas en la zona oriental palmera; a finales de 2004 se registró un incremento alarmante del número de casos en la zona suroccidental, y hoy es la enfermedad más limitante para la palmicultura nacional, especialmente en la zona central.

    En busca de alternativas para prevenir la enfermedad, Carlos Mauricio Rivera Lozano, magíster en Ciencias Agrarias con énfasis en Fitopatología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), analizó los genotipos Ténera e Híbridos en Tumaco y Villavicencio, y encontró que las condiciones climáticas representan un factor de riesgo importante, por lo que considera vital prestarles atención.

    “Cuando la humedad está por encima del 90 % los cultivos tienen un alto riesgo de desarrollar la enfermedad. Así mismo, si durante dos o tres meses antes se presentan precipitaciones o lluvias que superen los 25 mm, la probabilidad de que la pudrición del cogollo aparezca es del 85 %”, explica el magíster.

    Agrega que “en el estudio encontramos que el riesgo de afección del cultivo de palma de aceite por pudrición de cogollo en Tumaco era 3 veces mayor que en Villavicencio, lo cual obedece en gran medida a que en el municipio nariñense llueve casi todo el año, por lo que la humedad es alta, mientras que en Villavicencio llueve solo unos meses”.

    “Sabiendo esto, cuando esté lloviendo con frecuencia, si los cultivadores tienen herramientas como el fluviómetro –que mide el nivel del agua fluvial– podrían diseñar estrategias de drenaje a tiempo para evitar este tipo afectaciones”.

    Para llegar a esos hallazgos se evaluaron 16 genotipos: 7 de Ténera y 9 de Híbridos; los primeros presentan alta susceptibilidad a esta condición, y los segundos alta tolerancia. Después se obtuvo información climática a través de las estaciones climáticas del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam).

    Con los datos recopilados, a través de software libre y métodos computacionales se analizaron variaciones climáticas como precipitación, humedad relativa y temperatura en las dos localidades donde se concentra gran parte del cultivo de palma, y también se consideraron variables del suelo como nitrógeno y fósforo, entre otras. Así se estableció como factor de riesgo la influencia de los factores climáticos en la presencia de la pudrición de cogollo.

    El experto manifiesta que “hoy en Colombia no se tiene en cuenta el enfoque de factor de riesgo dentro de los estudios epidemiológicos y en el manejo de esta enfermedad, y sí debería ser considerado para evitar grandes pérdidas económicas a futuro”.

    “Los resultados son un ejemplo de cómo meterle ciencia al campo para plantear propuestas de prevención que favorezcan a los grandes y pequeños cultivadores de palma”, concluye el magíster Rivera.