Uno de los productos básicos de la canasta familiar de los colombianos indudablemente es el arroz. Solo, acompañado, como postre o incluso en bebidas, este cereal tiene un lugar privilegiado en el mundo, pues según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el consumo per cápita por habitante es de 58 kilogramos, y en el 2010 tuvo una producción mundial de 466 millones de toneladas. Una vasta producción concentrada especialmente en el continente asiático, que aporta cerca del 65% de la producción total de arroz (China siembra un 33% y la India un 32%).
En Colombia, la Federación Nacional de Arroceros (Fedearroz) contabilizó en el 2009 una producción de 2.154.671 toneladas, emanadas de las 468 mil hectáreas sembradas en todo el territorio nacional. Una cantidad que se reparte entre los 45 millones de habitantes que tiene el país y cuyo consumo per cápita asciende a 39 kg.
Sin embargo, aspectos como el cambio de temperatura, la erosión de los suelos, la deficiencia de nutrientes y, principalmente, algunas plagas o enfermedades como el "tizón de la vaina" y el "vaneamiento de la espiga", han sido determinantes en la disminución de su producción a nivel mundial.
Una tesis del Doctorado en Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Colombia en Palmira, realizada por Ana Teresa Mosquera Espinosa, bajo la dirección del profesor Joel Tupac Otero Ospina, identificó en las orquídeas a unos hongos capaces de defender los cultivos del arroz de la peligrosa enfermedad conocida como "tizón de la vaina", cuyo incremento durante los últimos diez años ha disminuido entre 30% y 50% el rendimiento de arroz en el país.
Alerta por enfermedades
Desde julio del 2011, por declaración del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), el territorio colombiano se encuentra en emergencia fitosanitaria debido al "vaneamiento de la espiga", que tiene azotado al sector arrocero porque afecta la calidad del grano y la productividad del cultivo hasta en un 60%.
Asimismo, la dirección de sanidad vegetal de la misma entidad ha advertido sobre los efectos del "tizón de la vaina", que, al igual que la anterior patología, se activa con los cambios de temperatura.
Hasta el momento el control más efectivo para esta enfermedad se realiza con fungicidas químicos de síntesis (elaborados industrialmente) que afectan el medioambiente e incrementan los costos de producción del cereal.
Luis Santos, profesional del ICA, explica que "el tizón es causado por el hongo Rhizoctonia solani y su acción comienza a nivel del agua, luego se extiende a la parte superior de la planta, afecta el tallo y mancha el grano, lo cual incide en la calidad del producto final".
No obstante, dentro de los Rhizoctonia también hay hongos benéficos, y uno de ellos lo descubrió Ana Teresa Mosquera.
Lo sacó de las orquídeas
En el 2008, la agrónoma encontró el hongo en las raíces de plantas de orquídeas sembradas en diferentes hábitats, y al evaluar 12 aislamientos comprobó que también tiene efectos positivos.
En laboratorio se identificó, a través de técnicas moleculares, que pertenecía al género Ceratobasidium, y en invernadero se evidenció su papel como controlador biológico. Durante la siguiente fase los investigadores quisieron comprobar lo contrario, es decir, si el género hallado tenía patogenicidad (capacidad de causar enfermedad) sobre las plantas del arroz.
"Inoculamos los 12 aislamientos del hongo en cultivos sanos y, sorpresivamente, el porcentaje de severidad fue menor al 2%", sostiene la profesora Mosquera.
El experimento incluyó otras pruebas: analizar, bajo las mismas condiciones de invernadero, el impacto de Ceratobasidium en plantas infectadas con el potente "tizón de la vaina".
También se inoculó el dañino R. solani en plantas sanas de arroz con 21 días de desarrollo y, dos días después, se aplicó el Ceratobasidium para reconocer su potencial biocontrolador de la enfermedad.
En las pruebas de control, realizadas en el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), los científicos encontraron que inoculando solamente el R. solani se obtenía un porcentaje de severidad del 16% en las plantas; mientras que aplicándolo con el hongo Ceratobasidium, este porcentaje se reducía, incluso a un 5%.
"Fue un resultado sorprendente que demostró que el Rhizoctonia en su forma benéfica puede llegar a contrarrestar hasta un 50% del R. solani", afirma el profesor Tupac Otero.
Ana Teresa Mosquera señala que es la primera vez que se evidencia el uso de Ceratobasidium de orquídeas como biocontrolador de patógenos en cultivos agrícolas. Así, este trabajo se constituye en base para el desarrollo de estrategias de manejo integrado de enfermedades, tendientes a disminuir el uso de productos que deterioren el medioambiente y la calidad de los productos que van a parar a la mesa del consumidor.
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