Hombres participaron más en cuidado solo por la pandemia
Así lo señalaron los profesores Jorge Enrique Espitia y Luis Jorge Garay, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), durante su intervención en el Octavo Seminario Internacional “Política Fiscal y Género”, organizado por la Mesa de Economía Feminista (MEF), la Friedrich-Ebert-Stiftung en Colombia (Fescol), el Observatorio Fiscal de la Pontificia Universidad Javeriana y Quanta.
Los docentes consideran que aunque se creía que este indicador reflejado durante el confinamiento sería una tendencia que se sostendría en el tiempo, no fue así.
“Aunque los hombres duplicaron su contribución a las labores de cuidado durante el periodo clave de pandemia, en 2021 se volvió a retroceder a los niveles de la prepandemia. Es decir que ese incremento de la participación masculina en labores de cuidado solo fue ‘flor de un día’ a raíz de las exigencias de la coyuntura por el nuevo coronavirus, pero no fue un cambio estructural”, señaló el profesor Garay en su exposición.
Con base en cifras del DANE y análisis propios, los investigadores aseguran que el mayor número de horas dedicadas a las actividades de cuidado lo siguen teniendo las mujeres con un 85 % frente al 15 % de los hombres. “Las cifras lo dicen todo: si el cuidado se pagara o se midiera en dinero, representaría un 20 % del PIB de Colombia, y solo el realizado por las mujeres sería del 17 %”, dijeron los docentes de la UNAL.
Señalaron además que “lamentablemente en Colombia se siguen viviendo brechas de género que se manifiestan en hechos como diferencias salariales, responsabilidad del hogar y los hijos, menos acceso a la educación, etc.
“A lo largo de los años las políticas sociales se fueran orientando hacia el paradigma de la familia con división de trabajo en contra de la mujer por responsabilización de la economía del cuidado. Aquí lo que se muestra es algo muy profundo en la estructura económica y cultural de la sociedad; superar esta brecha implica transformaciones fundamentales que incluyen el aspecto fiscal o tributario”, puntualizan.
“Desde el punto de vista tributario, la posibilidad de gravar con el IVA la canasta familiar impactará especialmente a la mujer cuidadora del país, a los 11 millones de mujeres pobres y los 7,4 millones de ellas en estado de vulnerabilidad, por lo que se deben planear los impuestos y gastos públicos teniendo en cuenta el enfoque de género”, advirtió el profesor Garay.
“Llegamos a la conclusión de que hay una altísima proporción de mujeres en condiciones de exclusión social, muchas de ellas jefes de hogar, y por lo tanto tenemos que cuidar los efectos indirectos de la tributación sobre esos hogares. Si se grava con el IVA la canasta familiar, por ejemplo, esto recaerá sobre los hogares, y eso implicaría tener a un mayor nivel de exclusión de las mujeres, y de las más pobres en particular”, precisan.