Esta joven, en su proyecto de maestría, pudo detectar las posibles consecuencias que traerá para las ciénagas del río Sogamoso la construcción de una hidroeléctrica que represará uno de los principales cauces del Departamento de Santander. Analizó juiciosamente la dieta de los peces, las ofertas alimenticias de las especies y las estrategias reproductivas.
"Esas condiciones ecológicas dependen de los niveles del río y de las ciénagas, porque las ofertas alimenticias no son las mismas a lo largo del año. Cuando tenemos épocas de lluvia los bosques se inundan y los frutos, las semillas, las hojas y los insectos terrestres caen al agua. Esto representa una oferta de alimentos que los peces aprovechan en ciertos momentos del año. Los proyectos hidroeléctricos rompen esas dinámicas naturales, pues no se cumplen los ciclos de inundaciones", señaló la bióloga de la Universidad Nacional de Colombia.
Otro de los hallazgos de la investigación, es que a pesar de que desde 1994 se habla de la construcción de Hidrosogamoso (según se evidencia en fuentes documentadas) solo hasta 1997 el IDEAM (Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia) instaló bases de medición sobre el río y las ciénagas.
Ángela Gutiérrez explicó que esto es grave debido a que no se cuenta con los registros históricos suficientes como para determinar cómo afectará a los ecosistemas del río y de las ciénagas la construcción de la represa.
"Tomamos datos in situ (en el lugar objeto de estudio) relacionados con los parámetros fisicoquímicos del agua, que también varían a lo largo del año según el nivel en que se encuentre el río. Es importante estudiar esos parámetros, porque dependiendo de la época del año, sea verano o invierno, esas propiedades fisicoquímicas cambian, lo que influye directamente en el desarrollo de los animales, en la maduración de sus gónadas (aparatos reproductivos) y los procesos de migración, etc.", detalló la científica.
Otro aspecto que preocupa a los investigadores es el impacto social y cultural que se genera en las comunidades que viven de la pesca. La reducción de los niveles del agua en los ríos trae consigo la reducción de posibilidades de pesca.
Esa situación ya se vivió en una de las ciénagas importantes del Departamento de Santander, la de San Silvestre. Según explica la bióloga, este reservorio de agua fue intervenido años atrás para abastecer el acueducto de Barrancabermeja.
"Allí se ve claramente los efectos de la interrupción del agua que llega a las ciénagas. Por la construcción de la represa los peces no pudieron nadar por los lugares tradicionales de migración, solo pasan algunas especies pequeñas cuyos cuerpos pueden remontar las compuertas de la represa, pero eso no es la generalidad", afirmó.
Añade que la vida de la ciénaga desapareció completamente. Los pescadores tuvieron que irse para el Llanito para poder subsistir, pero ese lugar será, precisamente, uno de los que se verá intervenido por la construcción de Hidrosogamoso.
A través de la Oficina de Prensa de Isagén, en Medellín, se indicó que esta empresa dedicada al negocio de la generación de energía hidroeléctrica, siempre ha aplicado diferentes metodologías y criterios hidrológicos e hidrobiológicos, tanto nacionales como internacionales, para la definición de los caudales ambientales o ecológicos, para cumplir
con los requerimientos establecidos por el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial (MAVDT).
"Los resultados de los diferentes estudios de caudal ambiental para cada proyecto han sido presentados al MAVDT y han sido ampliamente debatidos durante el proceso de licenciamiento de cada proyecto, incluso en algunas oportunidades con una amplia participación de la comunidad civil y científica del país. Sin embargo, es importante resaltar, que en este tema la última palabra la ha tenido la autoridad ambiental, quien en última instancia es la encargada de fijar, mediante acto administrativo o en la misma licencia ambiental, el caudal ambiental o ecológico para cada proyecto", se informó en la empresa.
La bióloga Ángela Gutiérrez, así como otros investigadores que intervinieron en el estudio en el río Sogamoso y sus ciénagas, son conscientes de que el desarrollo no se puede estancar y que hay que producir energía de algún lado. El llamado que hacen es a estudiar, detenidamente, los impactos sobre el medio ambiente y sopesar los beneficios vs los daños irreparables que se pueden ocasionar a la fauna y flora del megadiverso país que es Colombia.
"Es posible que en la medida en que se haga más inversión en investigación habrá más elementos para conservar los ecosistemas lo más intactos posibles, eso es lo que queremos. Desafortunadamente la experiencia demuestra que todo proyecto hidroeléctrico, de alguna forma, trae problemas a los ecosistemas", concluyó Gutiérrez.