Herramienta virtual interactiva enseña cómo funcionan las energías “verdes”

Los ingenieros Paola Castañeda y Cristian David Loaiza, magísteres en Ingeniería – Ingeniería Eléctrica de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, mencionan que “la educación virtual se ha convertido en una aliada estratégica en la formación, ya que fomenta un aprendizaje más interactivo. Si a este concepto se agregan implementos físicos, se refuerza la formación desde el hacer”.

Así, entre las herramientas que ofrece su iniciativa de educación virtual se encuentran infografías, tutoriales y conceptos básicos de programación (teoría), y además incluye una parte práctica, para la cual fabricaron 14 kits educativos (de madera y de electrónica) para diseñar cámaras de riego tipo minihuerta elaboradas en madera y materiales plásticos (práctica).

Cada kit tuvo un valor estimado de 300.000 pesos y se elaboraron con recursos aportados por la Dirección de Innovación Académica de la UNAL Sede Manizales.

Para construir el kit de electrónica se diseñó el sistema de energía solar basado en la alimentación del microprocesador electrónico de Arduino, el cual incluye un sensor que mide las variaciones del clima (humedad o sequía), envía esta información a un sistema que transforma esos datos en energía eléctrica y activa una motobomba para que riegue automática, gradual y controladamente el agua a la planta.

El primer paso en la construcción del kit para armar el invernadero de madera fue diseñar cada pieza en SketchUp –programa de diseño gráfico y modelado en tres dimensiones– con el fin de realizar un invernadero preensamblado para facilitarles el armado a los estudiantes. Para esto se consideraron factores como: firmeza, estabilidad, portabilidad, facilidad de ensamblaje y estética. Este diseño en 3D fue la manera más apta para que los estudiantes tuvieran un mejor aprendizaje.

La eficacia de su propuesta se puso en práctica con 24 alumnos de diferentes semestres y carreras como Administración de Empresas e Ingeniería, y también lo podrían utilizar estudiantes de bachillerato.

Los ingenieros señalan que “el taller completo dura 12 horas y cada uno de sus cuatro módulos entre 2 y 4 horas; en este tiempo se ofrece información sobre estructuras y elementos para el funcionamiento de riego, invernaderos, conexiones y aplicaciones”.

Un valor agregado en la elaboración de dichos sistemas de riego es aprender a construir y ensamblar en un laboratorio virtual, para zonas en donde la disposición económica del aula no permite acceder a ciertos materiales de un laboratorio físico y además hacer de estos un objeto sustentable y automático.

Según el ingeniero Loaiza, “este proceso se define como autosostenible, ya que después de construirlos, la intervención de mano humana era casi nula, solo para mantenimiento del invernadero y la planta”.

Los investigadores evaluaron el taller mediante encuestas de satisfacción y conocimiento, e identificaron que, de los 24 estudiantes, 10 aprendieron algo nuevo y terminaron todos los módulos; a 6 les pareció bueno y 5 mejoraron en programación.

Para implementar estas capacitaciones virtuales y físicas a zonas rurales del país, es necesario reconocer que en algunos colegios y casas no pueden comprar elementos tecnológicos como un computador, e incluso no tienen al menos luz como servicio público.

Esto ha llevado a los investigadores a dictar clases presenciales en algunas aulas, a modo de taller, para que después cada alumno intervenga de manera práctica sobre las cámaras de riego entregadas para armar, y a futuro buscan hacer de estas la manera de obtener energía para los mismos territorios.

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