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Ciudad y Territorio

Mal parqueo, contaminación y ruido generan viajes excesivos a restaurantes en zonas residendiales del Valle de Aburrá

    El surgimiento espontáneo de zonas de restaurantes en barrios y lugares residenciales genera problemáticas como obstrucción de las vías, emisión de gases contaminantes y ruido. Por eso, por primera vez en el país, se desarrolló un modelo estadístico que determina cómo es la dinámica logística de estos lugares –en especial la atracción de viajes de vehículos de carga como camiones y automóviles que surten de materias primas–, con el fin de aportar información valiosa para desarrollar políticas públicas. El número de empleados, el tamaño del restaurante y las horas que permanece abierto serían determinantes.

    “En Medellín y otras áreas del Valle de Aburrá –como Manila, Laureles, La Buena Mesa y Cabañas– se ha vuelto común la aparición de zonas de comida en barrios residenciales; en algunos casos se encuentran hasta 60 restaurantes”, señala Carlos Andrés Granada Muñoz, magíster en Ingeniería - Infraestructura y Sistemas de Transporte de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín.

    El fenómeno, asociado con la expansión urbana no planificada, tiene consecuencias negativas, sobre todo para quienes transitan y habitan los alrededores.

    El 79 % de la carga que se transporta en el Valle de Aburrá se hace en camionetas, automóviles y motocicletas, lo que genera consecuencias negativas como congestión, pues se parquean ocupando las vías, emitiendo gases tóxicos y haciendo ruido.

    “Por eso es importante entender cómo está funcionando la cadena de suministro asociada con los restaurantes, que aportan cerca del 12 % de estos viajes, por la distribución de materias primas e incluso los domicilios”, señala.

    El estudio de los patrones de consumo de alimentos en los centros urbanos es relativamente nuevo en los países en vías de desarrollo. Por eso el investigador desarrolló un modelo estadístico para pronosticar el número de viajes de carga que atrae el sector alimentario en áreas urbanas y de economías emergentes.

    “Trabajamos con datos de 266 restaurantes del Valle de Aburrá, que incluían el tipo, tamaño, número de empleados, entre otros. Después buscamos una serie de ecuaciones ‘predictivas’ –a partir de 500 iteraciones con el software Python– para encontrar la más adecuada y precisa”, relata.

    Así, se corroboró que las variables más relevantes, y que deben aparecer en las ecuaciones, son el número de empleados y el área del establecimiento, añadiendo –también por primera vez en la historia– una más: el número de horas que permanece abierto, lo que lo llevó a recibir el título de Tesis Meritoria.

    “Tras perfeccionarlos y aplicar el modelo en el Valle de Aburrá encontramos que un solo restaurante puede atraer entre 8 y 14 viajes a la semana, por lo que algunos llegan a recibir hasta 73. Cuando pasamos al detalle, nos damos cuenta de que suelen surtir de forma ‘agrietada’, es decir, de un lugar traen la lechuga, de otro lugar los tomates, de otro los panes, etc.”.

    De igual forma, se encontró que los horarios de apertura van de 4 a 24 horas y que el total de las áreas va de 4 a 670 m2. “Esto aporta información crucial, que no se tenía, sobre la dinámica de las zonas y les permitiría a las empresas de logística adoptar directrices que mejoren el uso de recursos y el servicio al cliente”.

    La herramienta estadística, que además se podría aplicar en otras zonas del país, es el primer paso para diagnosticar una problemática emergente y diseñar políticas públicas para el beneficio de todos los actores en estas zonas de la ciudad, bien sea para la adecuación de vías tanto peatonales como vehiculares, construcción de bahías, consolidación de viajes de varios restaurantes para que uno solo pueda abastecer a todos, etc.

    “A futuro se podrían realizar además ejercicios de segmentación, por ejemplo, separando los restaurantes de comida rápida, comida de mar, parrilla, etc., para caracterizar de forma más específica sus modos de operar”.