Escudo de la República de Colombia Escudo de la República de Colombia
/Hacinamiento y privación de alimentos, obstáculos para la reinserción social de presos en Arauca
Política y Sociedad

Hacinamiento y privación de alimentos, obstáculos para la reinserción social de presos en Arauca

    Un estudio adelantado por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) en Centros de Detención Transitoria (CDT) de Arauca halló que, además del hacinamiento, en estos lugares se vulnera el derecho humano a la alimentación, con prácticas como privación de comida, cantidades insuficientes, y manipulación inadecuada y poca higiene de los alimentos. La investigación expone una realidad crítica de las personas privadas de la libertad en todo el país y cuestiona el proceso de resocialización del sistema penitenciario.

    A diferencia de las cárceles, los CDT se crearon para tener a las personas detenidas máximo por 36 horas; vencido este plazo, si reciben medida de aseguramiento deben ser redirigidas a un establecimiento carcelario con las condiciones para albergarlos por más tiempo y cumplir su condena.

    Como los CDT están diseñados para una reclusión corta, no cuentan con los recursos ni el personal necesario para garantizar condiciones dignas de reclusión por largos periodos, como servicios de alimentación y de salud, o espacios para actividad física o recibir visitas, entre otras.

    Pese a ello, se usan para recluir a cientos de personas por meses, e incluso años, con consecuencias como limitaciones en seguridad alimentaria y saneamiento. Así se evidenció en la investigación liderada por Justo Javier Márquez Lizarazo, magíster en Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional de la UNAL Sede Bogotá.

    Muchas bocas, poca agua y comida

    Durante su estudio en la Estación de Policía de Arauca, el magíster encontró que “aunque la capacidad máxima del CDT es de 15 personas por celda, había 35 personas detenidas en cada una, para un total de 127 personas privadas de la libertad, es decir que la Estación tenía más del doble de su capacidad instalada, lo cual genera un grave problema de hacinamiento.”

    Mediante visitas, entrevistas y observación de los procesos, encontró evidencia contundente de que los alimentos suministrados no cumplen con los estándares mínimos de calidad y cantidad exigidos.

    “Más del 87 % de los detenidos encuestados reportaron no haber recibido la cena con regularidad, y en algunos casos los internos llevaban hasta 3 días seguidos sin recibir ninguna de las comidas estipulados (desayuno, almuerzo, cena); además no cuentas con recipientes ni espacios básicos para alimentarse, por lo que utilizan frascos de jabón o de refrescos y se alimentan en el suelo”, explica.

    Además el acceso al agua es limitado, lo que no les permite tener una higiene personal adecuada ni para los utensilios con los que consumen los alimentos, lo que aumenta los riesgos de contaminación y contraer enfermedades.

    La reincoporación social también es función del sistema penal

    Según el magíster, las condiciones de hacinamiento, la falta de infraestructura adecuada, y la tercerización del servicio de alimentación han exacerbado la situación.

    “Es crucial entender que estas condiciones no solo afectan la calidad de vida de los detenidos, sino que también contravienen los principios básicos de resocialización que deberían formar parte integral del sistema penitenciario”, afirma.

    Las implicaciones de estas condiciones van más allá de la mera nutrición, también tienen un impacto en la salud física, psicológica y social significativo por lo que, “la falta de una alimentación adecuada y un trato digno dada la estigmatización con esta población, contribuye al resentimiento y la desesperanza entre los detenidos, dificultando cualquier proceso efectivo de resocialización y aumentando los riesgos de reincidencia delictiva”, agrega.

    De hecho, según entrevistas al personal administrativo y de custodia, la tasa de reincidencia en este CDT alcanza aproximadamente el 40 %, y en el caso de los migrantes, puede llegar hasta el 90 %.

    Es importante resaltar que alrededor del 55 % de las personas privadas de la libertad en la Estación de Policía son excombatientes de grupos armados al margen de la ley, “y al no brindarse las condiciones dignas de detención y fomentarse un verdadero proceso de resocialización, se contribuye a la perpetuación del conflicto y la violencia en la región, dificultando la reconciliación y obstaculizando los esfuerzos por construir una paz duradera.”

    El investigador de la UNAL, quien también es interventor de programas de alimentación masiva en el municipio de Arauca, hace hincapié en la relevancia de la capacitación en derechos humanos al personal de custodia, además de hábitos de higiene y manipulación de alimentos, con el fin de minimizar los riesgos de contaminación y enfermedades. Asimismo destaca la importancia de adelantar esfuerzos articulares con instituciones educativas para promover la escolarización y la formación técnica de los internos, como parte fundamental del proceso de resocialización.

    El estudio resalta la importancia de abordar la alimentación en las cárceles desde una perspectiva integral, que incluye la articulación de los diferentes entes del Estado, como la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (USPEC), responsable del suministro de alimentos.

    Además enfatiza en la necesidad de adecuar las condiciones de los CDT y de las cárceles para garantizar espacios dignos y seguros para el consumo de alimentos, que pueda abrir el camino hacia estrategias de reincorporación civil que disminuya la reincidencia delictiva.