Hacia dónde orientar y medir la investigación en Colombia: ese es el reto
Así lo expresó María Alejandra Tejada, asesora de la Vicerrectoría de Investigación de la Pontificia Universidad Javeriana, durante el encuentro nacional “El futuro de la medición de la ciencia, la tecnología y la innovación: dilema entre lo individual y colectivo”,coordinado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Minciencias) y la Vicerrectoría de Investigación de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales.
Con respecto a cuál debería ser el propósito de medir las actividades de ciencia, tecnología e innovación realizadas por los investigadores y los grupos de investigación, la experta mencionó que “los propósitos y objetivos deben ser dinámicos”.
“Se deben adaptar a diferentes contextos y problemáticas, como por ejemplo el cambio climático, la seguridad alimentaria, la transición energética, el narcotráfico o la desigualdad social”.
“Los indicadores de los investigadores y de los grupos de investigación están más centrados en temas como las publicaciones, el prestigio académico o la conducta de investigación, pero no en una relación con la sociedad y el sector productivo, lo cual evidencia la brecha que existe entre universidad y empresa”.
En esa misma línea se expresó el profesor Camilo Younes Velosa, vicerrector Nacional de Investigación de la UNAL, quien afirmó que “la meta es construir una sociedad basada en el conocimiento, preguntarse qué hacer para que las investigaciones tengan el impacto social que necesita el país”.
Añade que “es necesario dar un paso hacia las mediciones responsables, por lo que se debe involucrar a otros actores sociales que no han formado parte de esa medición, como por ejemplo el sector industrial y empresarial, y la sociedad civil. La construcción de país se hace entre todos”.
También destacó que “la apropiación social del conocimiento es uno de los factores más importantes que se han añadido en las últimas mediciones”.
“No puede pasar que la riqueza de la información generada por casi dos décadas de medición de los investigadores no se use como una fuente formidable para poder trazar política pública en ciencia y tecnología”, subrayó.
En Colombia la medición de la investigación, la producción científica y los grupos de investigación se adoptó como una recomendación de la Misión de Sabios de 1994 y es una herramienta clave tanto para reconocer en qué momento se encuentra el país con respecto al desarrollo investigativo como para identificar las capacidades y fortalezas nacionales.
Para el profesor Neil Guerrero González, vicerrector de la UNAL Sede Manizales, “la medición orienta el enfoque de trabajo de los grupos de investigación y nos permite tener insumos concretos para tomar decisiones acerca de las estrategias que fortalezcan los procesos”.
Además se preguntó si hoy la medición está motivando un trabajo que realmente potencie el impacto de la investigación en el país.
Precisamente, la UNAL tiene 953 grupos de investigación, pero solo alrededor de 300 no están clasificados en el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTI).
Además, solo 1.500 de sus 3.000 profesores participan activamente en actividades de ciencia, tecnología e innovación.
A su turno, Lauren Castro, asesora de Minciencias, expuso la situación de las mediciones en investigación en el país, explicó qué son los Sistemas Nacionales de Categorización de Investigadores (SNCI), y mostró algunos datos sobre el número de investigadores acreditados, cómo se clasifican los grupos de investigación y los investigadores, y cuáles son las particularidades de estos sistemas.
“Los SNCI son herramientas que buscan incentivar, reconocer y clasificar a las personas que realizan investigación científica en un contexto nacional, pues estos pueden significar retribuciones económicas según la categoría”.
“En Colombia no existen beneficios salariales y económicos por estar posicionado en la clasificación”.
Por último, explicó que “el sistema de medición genera una categoría para los investigadores y los grupos que se basa en los siguientes criterios: creación de productos resultado de actividades de generación de nuevo conocimiento; de desarrollo tecnológico e innovación; de apropiación social del conocimiento; y de la formación de recurso humano en ciencia, tecnología e innovación.