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Educación

Habilidades, y no solo conectividad, retos de la educación superior en pandemia

    Ya no se trata solo de estimar el acceso a internet o a un computador, sino también de indagar sobre las habilidades o competencias de estudiantes y docentes para sacarle provecho académico a las herramientas y plataformas que se ofrecen.

     

    Así lo afirmó la socióloga Silvia Lago Martínez, investigadora de la Universidad de Buenos Aires (Argentina), durante la conferencia virtual “COVID-19 y la brecha digital en América Latina”, organizada por la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín.

    Señaló además que la brecha digital es un concepto del que se viene hablando desde hace dos décadas, y con la pandemia la problemática se amplió.

    Según mediciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) –organismo dependiente de Naciones Unidas– y del Banco Mundial, en América Latina el promedio de hogares con internet es de 67 % y el de acceso a dispositivos de 62 %. Sin embargo las estadísticas solo consideran los centros urbanos; en las zonas rurales y en la periferia de las ciudades el acceso se reduciría al 10 %.

    “Hasta el momento se ha medido más el impacto de la pandemia en la educación básica, porque se asume que los estudiantes de educación superior son adultos. En la realidad tenemos estudiantes que no cuentan con un computador u otros dispositivos electrónicos, o que deben compartirlos; otros han dejado sus estudios por la situación económica de sus familias y otros no han desarrollado habilidades para aprender en casa. ¿Cómo garantizamos la calidad educativa en esas condiciones?”, pregunta la académica Lago.

    Virtualidad y alternancia

    La docente Marion Lloyd, doctora en Ciencias Políticas y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), llamó la atención sobre los retos que han tenido que afrontar los docentes durante la pandemia.

    “No tuvimos tiempo de prepararnos, un día nos dijeron ‘dé la clase por zoom’ y nos miramos preguntándonos qué era eso. Yo, por ejemplo, tenía clases de cuatro horas y no hay forma de mantener el interés de los estudiantes durante tanto tiempo a distancia. Esto sin contar con ellos salen y entran y uno no sabe qué es lo que está pasando”, manifestó la docente.

    Al respecto, la doctora en Ciencia Política Lirio Gutiérrez Rivera, profesora de la UNAL Sede Medellín, aseguró que “las universidades fueron concebidas y planeadas como espacios presenciales y la migración a la virtualidad tomó por sorpresa a los docentes, muchos de los cuales ni siquiera estaban familiarizados con ciertas tecnologías o no contaban con recursos como cámaras y micrófonos”.

    “¿En el futuro regresaremos al campus o mantendremos las plataformas digitales? Algunas universidades ya están instalando cámaras en las aulas para que los estudiantes que no puedan llegar se conecten. ¿Eso será fácil de mantener en el tiempo?”, cuestionó la docente.

    Las expertas coincidieron en señalar que la alternancia es inevitable pues, como otros sectores económicos, la educación también necesita una reactivación, y espacios como laboratorios y prácticas no se pueden reemplazar con la virtualidad.

    Optimizar las mediciones mejoraría diagnóstico

    Para la docente Lloyd, es importante que se mejoren las mediciones que se realizan actualmente en diferentes países de la región, ya que esto permitirá comprender las necesidades reales de los estudiantes.

    Relató que en el caso de México las encuestas se están haciendo de manera virtual, lo que significa que quienes tienen conexión son los que responden; es decir que la brecha acentúa las diferencias incluso desde el diagnóstico y eso redunda en una menor calidad educativa para los que tienen menos posibilidades.

    Al respecto la profesora Johana Vásquez, decana de la Facultad de Ciencias Humanas de la UNAL Sede Medellín, considera que “una alternativa para tener datos más precisos sería hacer diagnósticos a través de censos oficiales, no de encuestas, porque nos quedamos sin conocer las cifras reales de quienes no tienen acceso, lo que se reflejará en tasas de deserción más altas”.

    Para medir los impactos de la pandemia en el sector educativo, la profesora Gutiérrez y otros investigadores de la Facultad de Ciencias Humanas de la Sede adelantan la investigación “Crisis educativa y COVID-19”.