Pese a que la mayoría de los más de 30.000 habitantes saben que viven en una especie de monumento nacional, poco conocen sobre los conceptos técnicos por los cuales su arquitectura es un tesoro para salvaguardar.
Por eso, a través de un convenio suscrito entre la Sociedad de Mejoras Públicas de Salamina y la Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales, se promueve un proyecto encaminado a capacitar a 40 personas, entre gestores culturales, líderes cívicos, estudiantes y comunidad en general, en el conocimiento técnico de dicha riqueza.
Así pues, la Dirección de Investigaciones de la Sede (DIMA) apoya la realización de una serie de talleres en los que se forma, por ejemplo, en el reconocimiento del estilo que caracteriza los inmuebles; su metodología incluyó contenidos sobre geología, manejo de archivos históricos, gastronomía, mitos, leyendas y patología de las edificaciones, entre otros aspectos.
Para ello se contó con la participación de un equipo interdisciplinario integrado por la socióloga Martha Elena Barco Vargas, quien trabajó en apropiación social del patrimonio; la trabajadora social Eleonora Díaz Cardona, experta en comunidades; el arquitecto Felipe Andrés Bermúdez, autor de proyecto de grado sobre Salamina, y Danny Rojas Zuluaga, estudiante de arquitectura e integrante del taller de patrimonio.
Para la socióloga Barco Vargas, la idea es que todos asuman el patrimonio como propio, sean o no propietarios de los inmuebles.
Por ejemplo, se les enseña que las deformaciones en las edificaciones van desde el mal uso de la carpintería hasta la incorporación de materiales como aluminio, acrílico y láminas metálicas. Incluso, como lo asegura el profesor Sarmiento Nova, coordinador del proyecto Gestión Participativa del Patrimonio Cultural, en el caso de Salamina merece la pena conocer sobre la influencia de la arquitectura francesa de mediados del siglo XIX, que se caracterizó por la mezcla de estilos que originó la tendencia eclecticismo historicista.
En ese sentido, amplía, "con la llegada del café y las grandes ganancias que dejaba el negocio, muchos hijos de esas familias cafeteras fueron enviados a estudiar a Francia, y otros como el párroco José Joaquín Barco, fueron precursores de esa influencia arquitectónica, en especial con el trabajo de la madera, labor encomendada al carpintero Eliseo Tangarife, quien llegó procedente de Rionegro, Antioquia", añade el educador Sarmiento.
Proyecto de todos
Una vez finalizados los talleres con los adultos, los expertos de la U.N. Sede Manizales diseñaron otra propuesta denominada "Salamina para pies pequeños", dirigida a la enseñanza del patrimonio en poblaciones infantiles; mientras que en gastronomía otros asistentes a las actividades académicas proyectaron la elaboración de productos a partir del plátano y la panela.
Finalmente, la idea del grupo que asistió durante cuatro meses a la localidad para compartir sus conocimientos, apunta a extender el proyecto para el próximo año con temáticas alusivas al mantenimiento preventivo, el manejo de materiales y la estética arquitectónica.
"Inicialmente, cuando comenzó el proyecto pensamos que existía una amenaza sobre el patrimonio, pero a raíz del diplomado y sus respectivos talleres, nos dimos cuenta que el patrimonio está vivo y por eso evoluciona. Solo había que darles ciertos parámetros, definir fundamentos y patronos que sirvieran de guía a la población", coinciden en señalar los integrantes del grupo de expertos de la U.N. Sede Manizales vinculados al proyecto.
Salamina forma parte de la Red Turística de Pueblos Patrimonio de Colombia, por ser un bien de Interés Cultural de Carácter Nacional, declarado en el año 2005.